LA SEGUNDA EPISTOLA GENERAL DE PEDRO
INTRODUCCION
AUTENTICIDAD Y GENUINIDAD.—A menos que sea una grosera impostura, su propio testimonio interno está inequivocadamente en su favor. Lleva el nombre de Pedro y el apostolado, en el encabezamiento: no sólo su sobrenombre sino también su nombre original de Simón, o Simeón; con esto, al fin de su vida, recuerda a sus lectores quién era al principio antes de su llamamiento. Otra vez Efesios 1:16, menciona su presencia en la transfiguración, y la profecía de Cristo tocante a su muerte: y en el 3:15, su relación fraternal con Pablo. De nuevo, en el 3:1, el autor habla de sí como el autor de la carta anterior: está dirigida, además, de modo de incluir (sin estar restringida) a las mismas personas, como la anterior, las cuales, presume que conocen los escritos de Pablo, reconocidos como "Escritura" (3:15, "la paciencia [longanimidad] del Señor"; véase Romanos 2:4). Esto de necesidad representa una fecha tardía, cuando las epístolas de Pablo (inclusive Romanos) ya estuvieron generalmente difundidas y aceptadas como Escritura por las iglesias. La Iglesia del siglo cuatro tenía, además del testimonio que nosotros tenemos de las dudas de los cristianos anteriores, otra evidencia externa que nosotros no tenemos, la cual, sin duda, bajo la providencia predominante de Dios, motivó su resolución de aceptarla. Es difícil entender cómo un libro palpablemente falso (y falso sería, si Pedro no fuera su autor) hubiera podido ser aceptado en el canon finalmente establecido en los concilios de Laodicea, del año 360 (si es auténtico el artículo 59), de Hipona y de Cartago del siglo cuatro (años 393 y 397). Todo el tenor y el espíritu de la Epístola prueban que no es impostura. Escribe el autor como uno que no habla de por sí, sino movido por el Espíritu Santo (Romanos 1:21). La tentativa de semejante fraude en los primeros siglos hubiera culminado sólo en la ignominia y el dolor, así de parte de los cristianos como de parte de los paganos, para el perpetrador: no había entonces, como en tiempos posteriores, la tentación de los fraudes piadosos. Que debe haber sido escrita en la edad primitiva está claro por el gran abismo de estilo que separa a ésta y las demás Escrituras del Nuevo Testamento, de los escritos primeros y aun de los mejores del período postapostólico. Bien dice Daille que "Dios ha permitido que se trazara un foso por la flaqueza humana alrededor del canon sagrado para protegerlo de toda invasión."
Aparecen en los primeros Padres evidencias de que la Epístola era conocida. Cotéjese Hermas: Símiles,Romanos 6:4 con el 2:13 en el griego: "deleites de día … lozaneando en sus propios engaños"; y El Pastor, Visión 3:7, "Han dejado su camino verdadero" (con el 2:15), Visión 4:3, "Tú has escapado del mundo" (con el 2:20). Clemente de Roma, ad Corinthios, 7:9 y 10, tocante a la predicación de Noé y la liberación de Lot: "El Señor hace saber que no abandona a aquellos que confían en él, sino que ordena al juicio a los de inclinación contraria" (cotéjese 2:5, 6, 7, 9). Ireneo, año 178 ("el día del Señor es como mil años"), y Justino Mártir parecen aludir Apocalipsis 3:8. Hipólito, De Antichristo, parece aludir al 1:21: "Los profetas no hablaron de su propia habilidad y voluntad particular, sino lo que les fue (revelado) a ellos sólo por Dios. La dificultad es que ni Tertuliano, ni Cipriano, ni Clemente de Alejandría la mencionan, ni la más antigua versión siríaca (es decir, la Peschito: la siríaca posterior la tiene), ni el fragmento llamado el Canon de Muratori. El primer escritor que la nombra expresamente es Orígenes, en el siglo tercero (en su Homilía sobre Josué; también en la 4a. Homilía, sobre Levítico, y en la 13a. sobre Números), quien la denomina "Escritura", citando el 1:4 y 2:16; aun cuando observa (en Eusebio, Historia Eclesiástica, 6:25) que algunos tenían por dudosa la Segunda Epístola. Firmiliano, obispo de Capadocio, en su Epístola a Cipriano, habla de las Epístolas, como que nos amonestan para que nos cuidemos de los herejes (advertencia que se hace en la Segunda Epístola, mas no en la Primera). Bien, Capadocia es una de las regiones mencionadas (1 Pedro 1:1, con el 3:1) como destinatarias; y es llamativo el que es de Capadocia de donde recibimos el testimonio decisivo más primitivo. "Dentro de la carta profesa ser escrita por Pedro, y esta profesión está confirmada por cristianos de aquella misma región en cuya custodia debió ser hallada". [Tregelles.]
Los libros disputados (Antilegomena), en distinción de los universalmente reconocidos (homologoumena), son las Epístolas 2 Pedro, Santiago, 2 y 3 Juan, Judas, el Apocalipsis, y Hebreos (véase Eusebio, Historia Eclesiástica, 3, 3, 25). Los antilegomena están en una categoría diferente de los espúreos; de éstos nunca hubo disputa, pues eran universalmente rechazados, por ejemplo, el Pastor de Hermas, el Apocalipsis de Pedro, la Epístola de Bernabé. Cirilo de Jerusalén (año 348) enumera siete Epístolas Católicas, inclusive la 2a. de Pedro; así también Gregorio Nacianceno (año 389), y Epifanio (año 367). Los manuscritos más antiguos existentes (del 4o. siglo) contienen los antilegomena. Jerónimo, De Viris Ilustribus, conjeturó, en razón de la supuesta diferencia de estilo entre las dos Epístolas, que Pedro, no pudiendo escribir en el griego, emplearía otro traductor para su dictado hebreo de la segunda Epístola, y no al mismo que tradujo al griego la Primera. Se ha dicho que Marcos fue su traductor en el caso del Evangelio según Marcos; pero esto es todo conjetura gratuita.
En ambas Epístolas se exponen mayormente los mismos pensamientos. En ambas se espera la venida repentina del Señor, y el fin del mundo (cotéjese 3:8-10 con 1 Pedro 4:5); la inspiración de los profetas (el 1:19-21 con 1 Pedro 1:10); el nuevo nacimiento por la palabra, el motivo de abstenerse de los deseos mundanos (el 1:4 con 1 Pedro 1:22); ambas emplean el mismo término griego raro por "virtud" (el 1:3 con 1 Pedro 2:9. Cotéjese el 2:3 con 1 Pedro 4:17.
No es motivo de extrañeza que peculiaridades de estilo distingan cada Epístola, por cuanto es distinto el propósito en cada caso. Así los padecimientos de Cristo son más prominentes en la Primera, siendo su objetivo el de así animar a los cristianos afligidos; la gloria del Señor es más prominente en la Segunda, siendo el propósito el de comunicar más pleno "conocimiento" de él, como el antídoto para la enseñanza falsa, contra la que Pedro advierte a sus lectores. De ahí que sea "Cristo" el título que emplea en la Primera; pero en la Segunda, es de "el Señor". La esperanza es característica de la Primera Epístola; pleno conocimiento, de la Segunda. En la Primera Epístola da menos prominencia a su autoridad apostólica que en la Segunda, pues en ésta su fin es el de amonestar a los doctores falsos. La misma diferencia es observable en las epístolas de Pablo. Véase 1 Tesalonicenses 1:1; 2 Tesalonicenses 1:1; Filipenses 1:1, en contraste con Gálatas 1:1 y 1 Corintios 1:1. La referencia a los escritos de Pablo como ya existentes en número, formando parte ya de la Escritura reconocida, da a entender que esta Epístola fue escrita en una fecha muy posterior a aquéllos, un poco antes de la muerte de Pedro.
Ocurren señaladas coincidencias verbales: cotéjese 1 Pedro 1:19, fin, con el 3:14, fin; el 1:3, "suyo propio", griego, 2:16 y 3:17 con 1 Pedro 3:1, 1 Pedro 3:5. La omisión del artículo griego, 1 Pedro 2:13 con el 1:21; 2:4, 5, 7. Además ocurren dos palabras: "tabernáculo" (es decir, el cuerpo), y su "fallecimiento" (1:13, 14, 15), que nos recuerdan en seguida la narración evangélica de la transfiguración. Ambas Epístolas hacen referencia al diluvio y a Noé, el octavo de los salvos. Aunque la Primera Epístola abunda en citas del Antiguo Testamento, mientras que la Segunda no tiene ningunas, sin embargo ocurren a menudo, referencias al Antiguo Testamento (1:21; 2:5-8; 3:5, 6, 10, 13). Cotéjese 1 Pedro 3:21, "quitando" (en el griego) con el 1:14, "dejar"; 1 Pedro 1:17, griego, "peregrinación", con el 2:18; 1 Pedro 4:3, "conversábamos", con el 2:10 y 3:3; "os ha llamado", 1 Pedro 1:15; 1 Pedro 2:9; 1 Pedro 5:10 con el 1:13.
Además, otras coincidencias verbales con los discursos de Pedro contenidos en Hechos, ocurren más en esta Segunda Epístola que en la Primera. Véase "alcanzado" (en el griego), 1:1, con Hechos 1:17; "temor de Dios,Hechos 1:6, con Hechos 3:12, texto único que tiene este término, fuera de las epístolas pastorales; véase el 2:9, con Hechos 10:2, Hechos 10:7; "atormentados",Hechos 2:9, con "castigar", Hechos 4:21, los únicos textos que tienen este mismo verbo en el griego; el doble genitivo Daniel 3:2, con Hechos 5:32 : "el día del Señor",Hechos 3:10 con Hechos 2:20, donde sólo ocurre salvo en 1 Tesalonicenses 5:2.
El testimonio de Judas, 17, 18, es fuerte a favor de la autenticidad e inspiración Deuteronomio 2 Pedro, puesto que adopta sus mismas palabras, y da a entender que fue recibida por las iglesias a las que él (Judas) escribió: "Tened memoria de las palabras que antes han sido dichas por los apóstoles … como os decían que … habrá burladores …" Judas debió escribir, pues, después Deuteronomio 2 Pedro, a la cual es claro que alude: no antes, como piensa Alford. No menos de once pasajes de Judas están basados en dichos similares Deuteronomio 2 Pedro. Véase Judas 1:2 con el 1:2; Judas 1:4 con el 2:1; Judas 1:6 con el 2:4; Judas 1:7 con el 2:6; Judas 1:8 con el 2:10; Judas 1:9 con el 2:11; Judas 1:11 con el 2:15; Judas 1:12 con el 2:17; Judas 1:16 con el 2:18; Judas 1:18 con el 2:1 y 3:3. Precisamente de la misma manera Miqueas 4:1 se apoya en la algo más anterior profecía de Isaías, cuya inspiración así confirma. Alford raciocina que por cuanto Judas, en muchos de los textos parecidos a 2 Pedro, es más extenso que 2 Pedro, Judas debe ser el primero. Pero tal cosa de ninguna manera se infiere. Es al menos tan probable, si no es más probable aún, que la más breve sea la anterior, más bien que la más amplia. La dignidad y la energía del estilo de la Segunda Epístola están en completo acuerdo con lo que se esperaría del espontáneo y ardiente adalid de los apóstoles. La diferencia entre 1 Pedro y 2 Pedro está de acuerdo con la claridad de los temas y las finalidades de cada una.
LA FECHA, según lo ya dicho, sería aproximadamente el año 68 o 69, como un año después de la Primera y un poco antes de la destrucción de Jerusalén, precursora típica del fin del mundo (al que el capítulo 3 tan solemnemente llama la atención), terminado ya el ministerio de Pablo (véase el aoristo griego, "escribió", tiempo pretérito,Miqueas 3:15), indudablemente antes de la muerte de Pedro. Fue escrita para incluir a las mismas personas, de los mismos lugares, más o menos, que la Primera. Por cuanto carecía de las salutaciones, y no fue confiada a ninguna iglesia, o iglesias particulares, como fue la Primera, antes es dirigida en forma general "a los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros", necesitó más tiempo para ser reconocida por canónica. Si Roma hubiese sido el lugar de su redacción o publicación, apenas podría haber dejado de tener una pronta aceptación—argumento incidental en contra de la tradición del martirio de Pedro en Roma. El remoto escenario de su redacción en Babilonia, o bien en alguna de las regiones contiguas situada más allá de las fronteras del imperio romano, y su circulación en Capadocia, Ponto, etc., dará explicación adicional de su tardía pero al fin universal aceptación en la Iglesia católica. La Primera Epístola, por su dirección más determinada, obtuvo antes una aceptación general.
LA FINALIDAD.—En el pasaje contenido Efesios 3:17, Efesios 3:18, se expone el doble propósito de la Epístola, a saber, advertir a sus lectores contra "el error" de los doctores falsos, y exhortarlos a crecer en el experimental "conocimiento de nuestro Señor y Salvador". La base en que descansa este conocimiento se declara (1:12-21), a saber, el testimonio inspirado de los apóstoles y de los profetas. El peligro existente, como de antiguo, estaba por surgir de enseñadores falsos, pronto a aparecer entre ellos, como también Pablo (a quien hace referencia Efesios 3:15, Efesios 3:16) testificó en la misma región. El gran antídoto es "el pleno conocimiento de nuestro Señor y Salvador", por el cual conocemos a Dios el Padre, participamos de su naturaleza, nos escapamos de las contaminaciones del mundo, y tenemos entrada en el reino de Cristo. El aspecto de Cristo presentado no es tanto el de sus padecimientos pasados, como el del futuro Salvador reinante, su poder presente, y su futuro reino nuevo. Este aspecto se toma como el más adecuado para contrarrestar las falsas teorías de aquellos que deberían "negar" el señorío y la segunda venida, los mismos dos puntos que Pedro atestigua como apóstol y testigo ocular (su "poder" y su "venida"); también, para contrarrestar el ejemplo malo de ellos en la práctica, blasfemando el camino de la verdad, despreciando la ley y el orden, esclavos de la codicia y de los deseos sucios de la carne, mientras que se jactan de la libertad cristiana, y—lo peor de todo—apóstatas de la verdad. El conocimiento de Cristo, siendo como es el conocimiento del "camino de la justicia", "el camino justo", es el antídoto de las malas prácticas de ellos. Por tanto, "el predicador de la justicia", Noé, y el "justo Lot", se tienen por ejemplos de los que escapan de la destrucción que alcanzó a los "injustos"; y Balaam, para ilustrar los funestos resultados de la "injusticia" que caracterizaba a los doctores falsos. Así la Epístola forma un todo relacionado, unidas las partes intimamente por una relación mutua, y el fin correspondiendo al principio; véase el 3:14, 18 con el 1:2, "la gracia" y "la paz" en relación con "el conocimiento de nuestro Salvador"; véase también el 3:17 con el 1:4, 10, 12; y el 3:18, "creced en la gracia y el conocimiento", con lo más amplio de Deuteronomio 1:5; y el 2:21 y 3:13, "justicia", con el 1:1; el 3:1 con el 1:13, y el 3:2 con el 1:19.
Los gérmenes de las herejías carpocraciana y gnóstica ya existían, pero se habla de la manifestación efectiva de las mismas como futura (2:1, 2, etc.): otra prueba de que esta Epístola fue escrita, como profesa ser, en la edad apostólica, antes del desarrollo de las herejías gnósticas del fin del primer siglo y del principio del segundo. La descripción es demasiado general para identificar las herejías con cualquiera particular de las formas subsecuentes de herejía, pero se les aplica a todas.
Aunque es del todo distinta de la Primer Epístola en su propósito, con todo se puede trazar una relación. El descuido de las amonestaciones tocante a la circunspección en la conducta condujo a los males predichos en la Segunda. Véase la advertencia contra el abuso de la libertad cristiana de 1 Pedro 2:16, con el 2:19, "prometiéndoles libertad, siendo ellos mismos siervos de corrupción"; también la amonestación contra el orgullo (1 Pedro 5:5, con el 2:18), "hablando arrogantes palabras de vanidad".