Apocalipsis 19:1-21
1 Después de estas cosas, oí como la gran voz de una enorme multitud en el cielo, que decía: “¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios.
2 Porque sus juicios son verdaderos y justos; pues él ha juzgado a la gran ramera que corrompió la tierra con su inmoralidad, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella”.
3 Y por segunda vez dijeron: “¡Aleluya!”. Y el humo de ella subió por los siglos de los siglos.
4 Y se postraron los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes y adoraron a Dios que estaba sentado sobre el trono, diciendo: “¡Amén! ¡Aleluya!”.
5 Entonces salió del trono una voz que decía: “¡Loen a nuestro Dios, todos sus siervos y los que le temen, tanto pequeños como grandes!”.
6 Oí como la voz de una gran multitud, como el ruido de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, diciendo: “¡Aleluya! Porque reina el Señor nuestro Dios Todopoderoso.
7 Gocémonos, alegrémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su novia se ha preparado.
8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, resplandeciente y limpio”. Porque el lino fino es los actos justos de los santos.
9 El ángel me dijo: “Escribe: Bienaventurados los que han sido llamados a la cena de las bodas del Cordero”. Me dijo además: “Estas son palabras verdaderas de Dios”.
10 Yo me postré ante sus pies para adorarle, pero él me dijo: “¡Mira, no lo hagas! Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús. ¡Adora a Dios! Pues el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
11 Vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llama FIEL Y VERDADERO. Y con justicia él juzga y hace guerra.
12 Sus ojos son como llama de fuego. En su cabeza tiene muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él mismo.
13 Está vestido de una vestidura teñida en sangre, y su nombre es llamado LA PALABRA DE DIOS.
14 Los ejércitos en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio.
15 De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y él las guiará con cetro de hierro. Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.
16 En su vestidura y sobre su muslo tiene escrito el nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
17 Vi a un ángel que estaba de pie en el sol, y él gritó con gran voz a todas las aves que volaban en medio del cielo, diciendo: “¡Vengan! ¡Congréguense para el gran banquete de Dios!
18 Para que coman la carne de reyes, de comandantes y de los poderosos; y la carne de caballos y de sus jinetes; y la carne de todos, tanto de libres como de esclavos, tanto de pequeños como de grandes”.
19 Y vi a la bestia y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, congregados para hacer la guerra contra el que estaba montado sobre el caballo y contra su ejército.
20 Y la bestia fue tomada prisionera, junto con el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con que había engañado a los que recibieron la marca de la bestia y adoraban a su imagen. Ambos fueron lanzados vivos al lago de fuego ardiendo con azufre.
21 Los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que estaba sentado sobre el caballo, y todas las aves se hartaron de la carne de ellos.
CAPITULO 19
HACIMIENTO DE GRACIAS DE LA IGLESIA EN EL CIELO POR EL JUICIO SOBRE LA RAMERA. LAS BODAS DEL CORDERO: LA PREPARACION DE LA NOVIA: SE LE PROHIBE A JUAN ADORAR AL ANGEL: EL SEÑOR DE LOS EJERCITOS SALE A LA GUERRA: LA BESTIA Y EL FALSO PROFETA ARROJADOS AL LAGO DE FUEGO: LOS REYES Y SUS SEGUIDORES MUERTOS POR LA ESPADA DE LA BOCA DE CRISTO.
1. Como en el caso de la aperura de la profecía (4:8; 5:9, etc.); así ahora a la terminación de uno de los grandes eventos vistos en visión, el juicio de la ramera (descrito en el cap. 18), hay un cántico de alabanza a Dios en el cielo: comp. 7:10., hacia la clausura de los sellos, y 11:15-18, a la clausura de las trompetas: 15:3, a la victoria de los santos sobre la bestia. una gran voz—A, B, C, la Vulgata, la Siríaca, la Cóptica y Andreas dicen, “como si fuese una gran voz.” ¡Qué contraste con las lamentaciones del Cap. 18! Comp. Jeremias 51:48. La gran manifestación del poder de Dios al destruir a Babilonia evoca la gran voz de alabanza en el cielo. Aleluya—Hebreo, “Alabad a JAH,” o “a JEHOVA:” usado aquí por primera vez en el Apocalipsis, por lo que infiere Elliott que los judíos hacen un papel importante en este hacimiento de gracias. Jah no es la contracción de Jehová, puesto que ocurre a veces conjuntamente con éste. Significa “el que ES:” mientras que Jehová significa, “El que será, es, y era.” Denota el socorro de Dios en la experiencia PRESENTE; de modo que “Aleluya”—dice Kimchi en Bengel—se halla primero en aquellos salmos que tratan de la destrucción de los impíos. “Hallelu-Jah” ocurre cuatro veces en este pasaje. Véase Salmo 149:4, evidentemente un paralelo, y en efecto idéntico en muchas de las frases, así como en la idea general. Israel, en especial, se unirá en el aleluya, cuando acaben sus guerras y sea destruído su enemigo. Salvación—Griego, “la salvación … la gloria … la potencia.” La versión cóptica agrega “y la honra.” al Señor Dios nuestro—Así Andreas; pero A, B, C y la Cóptica dicen: “(Es) de nuestro Dios,” eso es, le pertenece.
2. ha corrompido—Griego, “Corrompía;” acción continuativa. “En vez de impedir y hacer menguar, ella ha promovido la vida pecaminosa del mundo con su propia terrenidad, permitiendo que la sal perdiera su sabor.” [Auberlen.] ha vengado—Griego, “exigió en retribución.” Una aplicación particular del principio (Génesis 9:5). sangre de sus siervos—derramada literalmente por la Iglesia adulterina del Antiguo Testamento y por la apóstata del Nuevo; también virtual, aunque no literalmente, por todos los que, llamados cristianos aborrecen a su hermano, o bien no aman a los hermanos en Cristo, que se esquivan de la ignominia de la cruz, y carecen de caridad hacia aquellos que la llevan.
3. otra vez—Griego, “por segunda vez.” subió—Griego, “sube.” para siempre jamás—Griego, “hasta los siglos de los siglos.”
4. animales—“los cuatros seres animados,” o vivientes. estaba sentado—El griego permite la traducción: “está sentado.”
5. del trono—Griego, “desde el trono”, en A, B, C. Load a nuestro Dios—Comp. el solemne acto de alabanza de los levitas, 1 Crónicas 16:36; 1 Crónicas 23:5, especialmente cuando la casa de Dios se llenaba de la divina gloria (2 Crónicas 5:13). así … grandes—A, B, C, la Vulgata, la Cóptica, la Siríaca omiten “así.” Tradúzcase: “… teméis, los pequeños y los grandes.”
6. muchas aguas—Contrástese las “muchas aguas” donde está sentada la ramera (2 Crónicas 17:1). Este versículo es la respuesta animosa a la vibrante aclamación “¡Aleluya! Load a nuestro Dios.” reinó—una vez por todas. Su reino es un hecho ya establecido. Babilonia, la ramera, era un gran impedimento para que su reino no fuera reconocido. Su derrota ahora abre el camino para el advenimiento de él para reinar; por lo tanto, no sólo Roma sino también todo el cristianismo, hasta donde sea carnal y traicione a Cristo ante el mundo, se comprende en el término “ramera.” La bestia no bien se presente, “irá (va) a perdición:” por tanto se considera proféticamente que Cristo ya reina, porque sigue su venida inmediatamente después del juicio de la ramera. Todopoderoso—Griego, “el Todopoderoso.”
7. démosle—Así B y Andreas; pero A dice, “Darémosle.” gloria—Griego, “la gloria.” venidas las bodas del Cordero—El cumplimiento pleno y final se da en el 21:2-9 etc. Previamente deben intervenir la derrota de la bestia, etc., a la venida del Señor, la atadura de Satanás, el reino milenial, la liberación de Satanás, y su última derrota, así como el juicio general. La electa Iglesia, la Novia celestial, inmediatamente después de la destrucción de la ramera, es transfigurada con la venida del Señor, y se une con él en su triunfo sobre la bestia. Sobre el emblema del Novio y de la Novia, véase Mateo 22:2; Mateo 25:6, Mateo 25:10; 2 Corintios 11:2. La perfecta unión con él en su santidad, gozo, gloria y reino, se incluyen en el símbolo del “casamiento”; compárese Cantares de Salomón. Además de la Novia celestial, la Iglesia resucitada, transfigurada y trasladada, que reina sobre la tierra con Cristo, está también la Novia terrenal, Israel, en la carne, nunca divorciada aún, si bien por un tiempo separada de su marido divino, que se volverá a unir al Señor, y será la Iglesia madre de la tierra milenial, cristianizada por ella. Nota, debemos restringir, como hace la Biblia, el lenguaje sugerido por el amor marital a la Novia, la Iglesia como un todo, y no aplicarlo a individuos en nuestra relación con Cristo, como lo hace Roma con sus monjas. Individualmente, los creyentes son llamados, en efecto, huéspedes; colectivamente, ellos constituyen la novia. La ramera divide sus afectos entre muchos amantes; la novia da los suyos exclusivamente a Cristo.
8. le fué dado—Aunque en un sentido ella “se ha aparejado,” habiéndose vestido “de bodas” por la obra del Espíritu, sin embargo, en el sentido más pleno, no es ella, sino el Señor quien la apareja, “concediéndole que se vista de lino finó.” Es él que, dándose por ella, la presenta a sí mismo una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante. El es quien la santifica, naturalmente vil y sin hermosura, con el lavacro del agua por la palabra, y le aplica a ella su propia, hermosura, que así viene a ser de ella. limpio y brillante—A y B transponen el orden: “brillante y puro:” a la vez esplendoroso e inmaculado, como es la novia misma. justificaciones—Griego, “las justicias:” en sentido distributivo. Cada santo debe tener esta justicia: no meramente justificado, como si la justicia perteneciese a la Iglesia en el agregado; los santos juntos tienen justicias; a saber, se le considera como el “Señor nuestra justicia” a cada santo cuando cree, siendo sus ropas emblanguecidas en la sangre del Cordero. La justicia de los santos no es, como declara Alford erróneamente, inherente, sino es imputada: si fuese de otra manera, Cristo sencillamente estaría habilitando al pecador para que se justificara a sí mismo. Romanos 5:18 es decisivo sobre este particular. Comp. Art. IX., Iglesia de Inglaterra. La justificación dada ya a los santos es título y en posesión invisible, se les DA ahora de manera manifiesta: caminan ya abiertamente con Cristo con vestidos blancos. A esta última, más bien que a su justificación inicial en la tierra se refiere el texto aquí. Su justificación delante del mundo apóstata, que los había perseguido, se contrasta con el juicio y la condenación de la ramera. “Ya que la ramera ha caído, la mujer triunfa.” [Auberlen.] Contrástese con el lino fino y puro (que indica la simplicidad y la pureza) de la novia, la burda ornamentación de la ramera. Babilonia, la Iglesia apóstata, es la antítesis de la nueva Jerusalén, la transfigurada Iglesia de Dios. La mujer (cap. 12), la ramera (cap. 17), la novia (cap. 19), son los tres aspectos principales de la Iglesia.
9. él—Dios por su ángel me dice. son llamados—de una manera efectiva, no meramente externa. Es lo que parece expresar la preposición griega: no meramente invitados a (Griego, epi), sino llamados adentro (Griego, eis) a participar; comp. 1 Corintios 1:9. la cena—La cena de las bodas; tipificada por la cena del Señor. verdaderas—Griego, “genuinas;” dichos veraces que con toda seguridad serán cumplidos: es decir, todo lo hasta aquí revelado.
10. me eché a sus pies—Griego, “Caí delante de …” El intento de Juan de adorar al ángel a que se alude aquí, como en el 22:8, al serle revelada la gloria de la nueva Jerusalén, es el impulso involuntario del gozo de adorar por una esperanza tan preciosa. Forma un marcado contraste con la triste maravilla con que había contemplado a la Iglesia en su apostasía adulterina (17:6). Ejemplifica las tendencias corruptas de nuestra naturaleza caída, el que hasta Juan, un apóstol, hubiese casi caído en la “humildad voluntaria y la adoración de ángeles,” contra la cual Pablo nos advierte. el testimonio de Jesús—(Nota, 12:17.) de Jesús—eso es, respecto a Jesús. es el espíritu de la profecía—Es el mismo resultado del espíritu de la profecía tanto en ti como en mí mismo. Nosotros los ángeles, como vosotros los apóstoles, tenemos el testimonio de (que llevar respecto a) Jesús por la operación del uno y mismo Espíritu, que nos capacita para daros estas revelaciones, y a vosotros para escribirlas: por tanto somos consiervos; no soy yo vuestro señor para ser adorado de vosotros. Comp. el 22:9, “Soy siervo contigo y con tus hermanos los profetas;” de donde se puede explicar la frase, “PORQUE el testimonio … etc.” como para dar la razón por qué agregar, “Y siervo con tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús.” Quiero decir, de los profetas; “porque es de Jesús que tus hermanos, los profetas, testifican por el Espíritu que hay en ellos.” Una clara condenación de la invocación romanista de los santos, como si éstos fuesen nuestros superiores, para que los adorásemos.
11. he aquí un caballo blanco, y el que estaba sentado sobre él—Idéntico Apocalipsis 6:2. Aquí como allí sale “venciendo y para vencer.” Comp. el pollino de asna sobre el cual entró en Jerusalén. El caballo era usado para la guerra: y aquí sale a guerrear con la bestia. El pollino es para la paz. Su entrada en Jerusalén sobre un pollino era las arras de su reino en Jerusalén sobre la tierra, como el Príncipe de paz, cuando todos los poderes hostiles hayan sido derrotados. Cuando la seguridad del imperio mundial, y las aflicciones del pueblo de Dios hayan alcanzado la cúspide, el Señor Jesús aparecerá visiblemente desde el cielo para poner fin a todo el curso del mundo, y establecer su reino de gloria. Viene para juzgar con venganza al poder mundial, y para traer a la Iglesia la redención, glorificación, y dominio sobre el mundo. Hágase distinción entre esta venida (Mateo 24:27, Mateo 24:29, Mateo 24:37, Mateo 24:39, Griego, parousía) y el fin, o juicio final (Mateo 25:31; 1 Corintios 15:23). Poderosos fenómenos naturales acompañarán su advenimiento.
12. Lo identifica como el Hijo del hombre similarmente descrito (1 Corintios 1:14). diademas—no guirnaldas, sino coronas reales, como REY DE REYES. La diademas de Cristo comprende todas las diademas de la tierra y de los poderes celestiales también. Contrástese la tiara del papa compuesta de tres diademas. Véase también el pequeño cuerno (el anticristo), que vence a los tres cuernos, o reinos, Daniel 7:8, Daniel 7:24 (¿Quaere, el papado? o algunos tres reinos que suceden al papado, el mismo que como reino temporal, se formó primero de tres reinos, el exarcado de Ravena, el reino de los lombardos, y el estado de Roma, obtenidos por el papa Zacarías y Esteban II, de Pipino el usurpador del dominio francés). También, las siete coronas (diademas) en las siete cabezas del dragón (Daniel 12:3), y las diez diademas en las diez cabezas de la bestia. Estos usurpadores pretenden las diademas que pertenecen a Cristo solamente. tenía un nombre escrito—B y la Siríaca insertan, “Tenía nombres escritos y un nombre escrito …” significando que el nombre de cada dominio estaba escrito en la diadema correspondiente. Pero A, la Vulgata, Orígenes y Cipriano omiten estas palabras, como nuestra versión. ninguno entendía sino él mismo—Jueces 13:18; 1 Corintios 2:9, 1 Corintios 2:11; 1 Juan 3:2, Joel 3:2.) Lo mismo se dice del “nombre nuevo” de los creyentes. En éste como en todo otro respecto, el discípulo llega a ser como su Señor. El “nombre nuevo” del Señor mismo ha de ser de ellos, y de estar “en sus frentes;” de lo que hemos de inferir que su nombre hasta ahora no conocido también está escrito en su frente; como el sumo sacerdote tenía inscritas “Santidad al Señor” en su mitra sobre la frente. Juan lo vió “escrito”, pero no supo su significado. Es, pues, un nombre que se entenderá en todo su significado glorioso sólo cuando la unión de los santos con él y el conjunto, triunfo y reino de él y de ellos, sean perfectamente manifestados en la final consumación.
13. ropa teñida en sangre—Isaías 63:2 aludido aquí, y en el 19:15. Allí la sangre no es suya, sino de sus enemigos. Así aquí la sangre sobre su ropa, que nos recuerda su propia sangre derramada a favor aun de los impíos que la pisotean, es una amonestación del derramamiento de la sangre de ellos en justa retribución. El derrama la sangre, no de los piadosos, como hacen la ramera y la bestia, sino de los impíos sanguinarios inclusive éstas dos. El VERBO DE DIOS—el logos, el que hizo el mundo es el mismo que bajo el mismo carácter y atributos lo renovará. Su título, Hijo de Dios, es aplicable, en sentido inferior, a su pueblo también; pero el “Verbo de Dios” indica su incomunicable divinidad, unida a su humanidad, que él entonces manifestará en la gloria. “La Novia no teme al Novio; su amor echa fuera el temor. Ella lo recibe con gozo. No puede ser feliz sino a su lado. El Cordero (19:9, el aspecto de Cristo para su pueblo en su venida) es el símbolo de Cristo en su ternura. ¿Quién puede tener miedo de un cordero? Aún un niñito, lejos de tenerle miedo, desea acariciarlo. No hay nada que nos haga temer a Dios sino el pecado, y Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ¡Qué terrible contraste habrá en el aspecto que llevará para con sus enemigos! No como el Novio, ni como el Cordero, sino como el juez (vengador) y guerrero teñido en la sangre de sus enemigos.”
14. ejércitos que están en el cielo—Comp. los frenos,” 14:20; los santos glorificados, a quienes Dios “traerá con” Cristo en su advenimiento; comp. 17:14, “los que están con él, llamados, elegidos, fieles;” como también “sus ángeles poderosos.” blanco y limpio—A, B, la Vulgata, la Siríaca y Cipriano omiten “y.”
15. de su boca … espada—(1:16; 2:12, 16.) Aquí su poder vengador (2 Tesalonicenses 2:8) “consume con el Espíritu de su boca” (Isaías 11:4, al que se alude aquí); no en su eficacia de reprochar y convertir (Efesios 6:17; Hebreos 4:12, donde también se incluye la agudeza judicial de su palabra, cual espada). El Padre delega el juicio al Hijo. el los regirá—El él es enfático; él y ningún otro, en contraste con los usurpadores que han gobernado malamente al mundo. “Regirá,” lit., pastoreará; pero aquí en el sentido punitivo. El que los hubiera cuidado con la vara pastoral y con el cetro dorado de su amor los hará pedazos, como rebeldes refractarios, con una “vara de hierro.” pisa el lagar (Isaías 63:3.) furor … ira—Así Andreas; pero A, B, la Vulgata, la Cóptica y Orígenes dicen: “con la ferocidad (indignación hirviendo) de la ira”. Todopoderoso—El furor de la ira de Cristo contra sus enemigos será ejecutado con los poderes de la omnipotencia.
16. “Su nombre escrito sobre su vestidura y sobre su muslo”, así se dice porque en una figura ecuestre la vestidura cae desde la cadera. El muslo simboliza la humanidad de Cristo, como venido, según la carne, de los lomos de David, y apareciendo ahora como el glorificado “Hijo del hombre.” Por otra parte, su incomunicable nombre divino, “que nadie puede conocer,” está sobre su cabeza. [Menochius.] REY DE REYES; compárese 17:14 en contraste con el 19:17, siendo la bestia en una pretendida usurpación un rey de reyes, entregándole los diez reyes sus dominios.
17. un ángel—Un es numeral en el griego. en el sol—de modo de estar conspicuo a la vista de todo el mundo. a todas las aves—(Ezequiel 39:17.) y congregaos—A, B, la Vulgata, la Siríaca, la Cóptica y Andreas dicen: “sed congregadas,” y omiten “y.” del gran Dios—A, B, la Vulgata, la Siríaca, la Cóptica y Andreas dicen: “a la gran cena de Dios.”
18. Contrástese con esta “cena”, las bodas del Cordero (Ezequiel 19:7). capitanes—Griego, “quiliarcas,” capitanes de miles, los principales. Los “reyes” son “los diez” que dan su poder a la bestia.” libres y siervos—especificados en el 13:16 como “recibiendo la señal de la bestia.” Carnes en plural, y repetida cinco veces en este versículo, subraya la crasa carnalidad de los seguidores de la bestia. Otra vez, la entrega de su carne a las aves es una justa retribución por el no permitir ellos el entierro de los cuerpos de los testigos de Cristo.
19. congregados—en Armagedón, bajo la sexta copa. “Sus ejércitos”: de ellos según B y Andreas; de él, según A. guerra—Así Andreas; pero A, y B dicen “la guerra,” a saber, la predicha (16:14; 17:4).
20. y con ella—A dice “y los con ella;” y B: “y el que estaba con ella, el falso profeta.” las señales—ya mencionadas (13:14), hechas por la segunda bestia en la presencia de la primera. De allí se sigue que la segunda bestia es idéntica al falso profeta. Muchos expositores interpretan la primera bestia como el poder secular de Roma, y la segunda como el poder eclesiástico de ésta: y explican que el cambio de título para ésta, de “la otra bestia” al de “falso profeta”, se debe a que por el juicio sobre la ramera el poder eclesiástico ya no retiene nada de su carácter anterior salvo el poder de engañar. Me parece improbable que el falso profeta haya de ser el sucesor de las pretensiones espirituales del papado; mientras que la bestia en su última forma como el anticristo plenamente revelado, será el representativo secular y la encarnación del cuarto imperio mundial, Roma, en su última forma de oposición intensificada a Dios. Véase con esta profecía, Ezequiel 38:39; Daniel 2:34, Daniel 2:44; Daniel 11:44; Joel 3:9; Zacarías 12; Zacarías 13; 14,. Daniel (Joel 7:8) no hace mención de la segunda bestia, ni del falso profeta, pero menciona que “el pequeño cuerno” tiene “ojos de hombre,” eso es, cultura sutil e intelectual: éste no es un rasgo de la primera bestia del cap. 13, pero está expresado por el “falso profeta” apocalíptico, la encarnación del conocimiento miento profano del hombre, y la sutileza de la antigua serpiente. La primera bestia es un poder político; la segunda es un poder espiritual—el poder de las ideas. Pero ambas son bestias, la sabiduría mundana anticristiana al servicio del poder mundano anticristiano. El dragón es tanto león como serpiente. Como la primera ley del divino gobierno moral es que “el juicio debe comenzar en la casa de Dios,” y ser llevado a cabo sobre la ramera, la Iglesia infiel, por el poder mundial con el cual ella había cometido el adulterio espiritual, así una segunda ley es que el poder mundial después de servir como instrumento de Dios para castigo, es también castigado. Como la ramera es castigada por la bestia y los diez reyes, así éstos son destruídos por el Señor mismo al venir en persona. Igualmente el capítulo 1 de Sofonías comparado con el segundo. Y Jeremías, después de denunciar los juicios que venían sobre Jerusalén de parte de Babilonia, termina denunciando la propia condenación de Babilonia. Entre el juicio sobre la ramera y la destrucción de la bestia por el Señor, etc., mediará aquel período cuando la mundanalidad alcanzará su colmo, y el triunfo anticristiano en su corta duración de tres días y medio, durante los cuales los dos testigos yacen muertos. Entonces la Iglesia estará apta para su glorificación, y el mundo anticristiano para su destrucción. El mundo en la cúspide del desarrollo de su poder material y espiritual, no es sino un cadáver a cuyo derredor se juntan los buitres. Es característico el que el anticristo y sus reyes, en su ceguedad, se imaginen que pueden guerrear contra el Rey de los cielos con ejércitos terrenales; he aquí la extrema insensatez de la confusión babilónica. La sola aparición del Señor, sin encuentro alguno de fuerzas contendientes, demuestra al anticristo su futilidad; véase el efecto de la aparición de Jesús aun en su humillación, Juan 18:6. [Auberlan.] tomaron—Acto inicial, de decisión (part. aor.). habían adorado—Los adoradores, los que adoraban, en su culto habitual (part. presente). un lago de fuego—Griego, “el lago de fuego,” el Gehenna. Allí es arrojado Satanás subsecuentemente, al fin del asalto que tiene lugar después del milenio (Juan 20:10). Entonces la Muerte y el Infierno (el hades), así como todos los que en el juicio general no sean “escritos en el libro de la vida,” serán arrojados en el mismo; esto constituye “la segunda muerte.” vivos—una muerte viviente; no es el aniquilamiento. “Su gusano no muere, y su fuego no se apaga.”
21. los otros—A saber, “los reyes y sus ejércitos” (Juan 19:19), tenidos juntos en un todo indistintos. Una solemne confirmación del Salmo 2:10.