Deuteronomio 4:1-49

1 “Ahora pues, oh Israel, escucha las leyes y decretos que yo les enseño que hagan, a fin de que vivan y entren a tomar posesión de la tierra que les da el SEÑOR, Dios de sus padres.

2 No añadan a las palabras que yo les mando, ni quiten de ellas, de modo que guarden los mandamientos del SEÑOR su Dios, que yo les mando.

3 Sus ojos han visto lo que el SEÑOR hizo con respecto al Baal de Peor, cómo su Dios destruyó de en medio de ustedes a todo hombre que fue tras el Baal de Peor.

4 Pero ustedes, que fueron fieles al SEÑOR su Dios, todos están vivos hoy.

5 “Miren, yo les he enseñado leyes y decretos, como el SEÑOR mi Dios me mandó, para que hagan así en medio de la tierra a la cual entrarán para tomar posesión de ella.

6 Guárdenlos, pues, y pónganlos por obra, porque esto es su sabiduría y su inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales al oír de todas estas leyes dirán: ‘¡Ciertamente esta gran nación es un pueblo sabio y entendido!’.

7 Porque, ¿qué nación hay tan grande, que tenga dioses tan cerca de ella, así como lo está el SEÑOR nuestro Dios cada vez que lo invocamos?

8 ¿Qué nación hay tan grande que tenga leyes y decretos tan justos como toda esta ley que yo pongo hoy delante de ustedes?

9 Solamente guárdate y guarda diligentemente tu alma, no sea que te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni que se aparten de tu corazón durante todos los días de tu vida. Las enseñarás a tus hijos y a los hijos de tus hijos.

10 “El día que estuviste delante del SEÑOR tu Dios en Horeb, el SEÑOR me dijo: ‘Reúneme al pueblo para que yo los haga oír mis palabras, las cuales aprenderán para temerme todos los días que vivan en la tierra, y para enseñarlas a sus hijos’.

11 Y se acercaron y se reunieron al pie del monte. El monte ardía con fuego hasta el corazón de los cielos, con densas nubes y oscuridad.

12 Entonces el SEÑOR les habló de en medio del fuego. Ustedes oyeron el sonido de sus palabras, pero aparte de oír su voz, no vieron ninguna imagen.

13 Él les declaró su pacto, el cual les mandó poner por obra: Los Diez Mandamientos. Y los escribió en dos tablas de piedra.

14 En aquel tiempo el SEÑOR también me mandó a mí que les enseñara las leyes y los decretos, para que los pusieran por obra en la tierra a la cual pasan para tomar posesión de ella.

15 “Por tanto, tengan mucho cuidado de ustedes mismos, pues ninguna imagen vieron el día que el SEÑOR les habló en Horeb de en medio del fuego.

16 No sea que se corrompan y se hagan imágenes, o semejanza de cualquier figura, sea en forma de hombre o de mujer,

17 ni en forma de cualquier animal que esté en la tierra, ni en forma de cualquier ave alada que vuele en los cielos,

18 ni en forma de cualquier animal que se desplace sobre la tierra, ni en forma de cualquier pez que haya en las aguas debajo de la tierra.

19 No sea que al alzar tus ojos al cielo y al ver el sol, la luna y las estrellas, es decir, todo el ejército del cielo, seas desviado a postrarte ante ellos y a rendir culto a cosas que el SEÑOR tu Dios ha asignado a todos los pueblos de debajo del cielo.

20 Pero a ustedes el SEÑOR los ha tomado y los ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que sean pueblo de su heredad como en el día de hoy.

21 “El SEÑOR se airó contra mí por causa de las palabras de ustedes, y juró que yo no cruzaría el Jordán ni entraría en la buena tierra que el SEÑOR tu Dios te da por heredad.

22 Así que yo voy a morir en esta tierra. Yo no cruzaré el Jordán, pero ustedes sí lo cruzarán y tomarán posesión de aquella buena tierra.

23 Cuídense, pues, no sea que olviden el pacto del SEÑOR su Dios, que él ha establecido con ustedes, y le hagan imágenes o cualquier semejanza, como te ha prohibido el SEÑOR tu Dios.

24 Porque el SEÑOR tu Dios es fuego consumidor, un Dios celoso.

25 “Cuando hayan engendrado hijos y nietos, y hayan envejecido en la tierra, y se corrompan, y hagan imágenes o cualquier semejanza, y hagan lo malo ante los ojos del SEÑOR tu Dios, enojándolo,

26 yo pongo hoy por testigos a los cielos y a la tierra, que pronto perecerán totalmente en la tierra hacia la cual cruzan el Jordán para tomar posesión de ella. No permanecerán largo tiempo en ella, sino que serán completamente destruidos.

27 El SEÑOR los esparcirá entre los pueblos, y quedarán pocos en número entre las naciones a las cuales los llevará el SEÑOR.

28 Allí servirán a dioses de madera y de piedra, que no ven ni oyen ni comen ni huelen, hechos por manos de hombres.

29 Pero cuando desde allí busques al SEÑOR tu Dios, lo hallarás, si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma.

30 En los postreros días, cuando estés en angustia y te sucedan todas estas cosas, volverás al SEÑOR tu Dios y obedecerás su voz.

31 Porque el SEÑOR tu Dios es Dios misericordioso; no te abandonará ni te destruirá ni se olvidará del pacto que juró a tus padres.

32 “Pues pregunta, por favor, a los días antiguos que te antecedieron, desde el día que Dios creó al hombre sobre la tierra, y desde un extremo del cielo hasta el otro, si se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o si se ha oído de otra como ella.

33 ¿Existe otro pueblo que haya oído la voz de Dios hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, y que haya seguido viviendo?

34 ¿O algún dios ha intentado venir y tomar un pueblo para sí de en medio de otro pueblo, con pruebas, señales, prodigios, guerra, mano poderosa, brazo extendido y grandes terrores, como todo lo que hizo por ustedes el SEÑOR su Dios en Egipto, ante sus propios ojos?

35 A ti se te ha mostrado esto para que sepas que el SEÑOR es Dios y que no hay otro aparte de él.

36 Desde los cielos te hizo oír su voz para enseñarte, y sobre la tierra te mostró su gran fuego. Tú has oído sus palabras de en medio del fuego.

37 Y por cuanto él amó a tus padres y escogió a sus descendientes después de ellos, te sacó de Egipto con su presencia, con su gran poder.

38 Hizo esto para arrojar de delante de ti naciones más grandes y más fuertes que tú, y para hacerte entrar y darte su tierra por heredad, como en el día de hoy.

39 Reconoce, pues, hoy y considera en tu corazón que el SEÑOR es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra, y no hay otro.

40 Guarda sus leyes y sus mandamientos que yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues los días sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da para siempre”.

41 Entonces Moisés apartó tres ciudades al otro lado del Jordán, hacia donde se levanta el sol,

42 para que huya allí el homicida que mate a su prójimo por accidente, sin haberle tenido previamente aversión. Al huir a cualquiera de estas ciudades podrá salvar su vida.

43 Apartó a Beser, en el desierto, en la meseta, para los rubenitas; a Ramot, en Galaad, para los gaditas; y a Golán, en Basán, para los de Manasés.

44 Esta es la ley que Moisés puso ante los hijos de Israel.

45 Estos son los testimonios, las leyes y los decretos que Moisés habló a los hijos de Israel cuando habían salido de Egipto,

46 al otro lado del Jordán, en el valle que está frente a Bet-peor, en la tierra de Sejón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón. A este dieron muerte Moisés y los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto.

47 Así tomaron posesión de su tierra y de la tierra de Og, rey de Basán. Estos dos reyes de los amorreos habitaban al otro lado del Jordán, hacia donde se levanta el sol,

48 desde Aroer, que está sobre la ribera del río Arnón, hasta el monte Sirión, que es el Hermón,

49 y en todo el Arabá, al otro lado del Jordán, hasta el mar del Arabá en las faldas del Pisga.

CAPITULO 4

1-14. UNA EXHORTACION A LA OBEDIENCIA.

1. oh Israel, oye, los estatutos y derechos que yo os enseño—Por estatutos se quería decir todas las ordenanzas respecto a la religión, y los ritos del culto divino; y por derechos, los decretos referentes a asuntos civiles. Los dos incluían toda la ley de Dios.

2. No añadiréis a la palabra que yo os mando—Por la introducción de alguna superstición pagana o formas de culto diferentes de las que yo he establecido (cap. 12:32; Números 15:39; Mateo 15:9). ni disminuiréis de ella—por negligencia u omisión de alguna de las observancias, por triviales o molestas que fuesen, que yo he prescripto. El carácter y las provisiones de la antigua dispensación estaban adaptados con sabiduría divina a la enseñanza de aquel estado infantil de la iglesia. (?). Pero no era sino una economía temporal; y aunque Dios aquí autoriza a Moisés a que mandase que todas sus instituciones fuesen honradas con una observancia permanente, esto no impedía que él comisionara a otros profetas a alterarlas o abrogarlas, cuando llegó el fin de aquella dispensación.

3, 4. Vuestros ojos vieron lo que hizo Jehová con motivo de Baal-peor … a todo hombre … destruyó Jehová de en medio de ti—Parece que la pestilencia y la espada de justicia llegaron sólo a los culpables en aquel negocio (Números cap. 25), mientras que los demás del pueblo fueron perdonados. La referencia a aquel reciente juicio aterrador fué oportuna como disuasión poderosa contra la idolatría, y el hecho mencionado era capaz de hacer una profunda impresión en los que sabían y sentían la verdad de ello.

5, 6. ésta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia en ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos—Moisés predijo que la fiel observancia de las leyes dadas les elevaría su carácter nacional por la inteligencia y sabiduría; y en efecto así lo hizo; porque a pesar de que el mundo pagano en general ridiculizaba a los hebreos por lo que ésos consideraban una exclusiva insensata y absurda repulsa, algunos de los filósofos más eminentes expresaron la más alta admiración del principio fundamental de la religión hebrea, la unidad de Dios; y los legisladores paganos se apropiaron de algunas leyes de la constitución de los hebreos.

7-9. ¿qué gente grande hay …?—Aquí presenta Moisés los privilegios y el deber del pueblo en términos tan significativos y comprensivos, que eran muy adecuados para llamar su atención y para ganar su interés. Sus privilegios o ventajas nacionales, se describen en los vv. 7, 8, y son dobles: la prontitud de Dios para oír y ayudarlos en todo momento, y la excelencia de aquella religión en la cual eran instruídos, presentada en “estatutos y derechos justos” que contenía la ley de Moisés. Su deber correspondiente a estas ventajas preeminentes como pueblo, era también doble: su propia observancia fiel de aquella ley, y su obligación de empapar la mente de la juventud y de la generación siguiente con semejantes sentimientos de reverencia y respeto por la ley.

10. El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb—La entrega de la Ley en Sinaí era época inolvidable en la historia de Israel. Algunos de aquellos a quienes Moisés se dirigía habían estado presentes, aunque eran muy jóvenes; mientras que los demás estaban representados federalmente por sus padres, quienes en su nombre y por su interés entraron en el pacto nacional

12. oísteis la voz de sus palabras, mas … ninguna figura visteis—Aunque sonidos articulados fueron oídos que provenían de la montaña, ninguna forma o representación del Ser Divino fué vista que indicara su naturaleza o sus propiedades según las nociones de los paganos.

15-40. UNA DISUASION PARTICULAR CONTRA LA IDOLATRIA.

15. Guardad pues mucho vuestras almas: pues ninguna figura visteis—La extrema propensidad de los israelitas a la idolatría, debido a su posesión en medio de naciones circundantes ya abandonadas a sus seducciones, explica por qué su atención era llamada repetidas veces al hecho de que Dios no aparecería en Sinaí en ninguna forma visible; y en base a aquella circunstancia notable, se les da una advertencia de guardarse no sólo de hacer representaciones de dioses falsos sino también de alguna representación imaginada del Dios verdadero.

16-19. Porque no os corrompáis, y hagáis para vosotros escultura—Aquí se especifican las cosas de las cuales Dios prohibió que se hiciera imagen o representación para fines de culto; y, por la variedad de detalles mencionados, se puede formar una idea de la prevalencia extensa de la idolatría en aquel tiempo. Sea cual sea la manera en que tuvo su origen la idolatría, si por una intención de rendir culto a Dios a través de aquellas cosas que parecían proporcionar las evidencias más patentes de su poder, o si se suponía que un principio divino residiera en las cosas mismas, casi no había un elemento u objeto que no fuera deificado. Esto era verdad especialmente entre los cananeos y egipcios, contra cuyas prácticas supersticiosas, sin duda, se dirigía principalmente la advertencia. Aquéllos adoraban a Baal y Astarte, y éstos a Osiris e Isis, bajo la figura de varón y mujer. Era en Egipto donde abundaba más el culto a los animales, porque los naturales de aquel país deificaban entre los animales al buey, la ternera, la oveja y la cabra, el perro, el gato y el mono; entre las aves. el ibis, el halcón y la grulla; entre los reptiles, el cocodrilo, la rana y el escarabajo; entre los peces, todos los del Nilo; algunos de éstos, como Osiris e Isis, eran adorados en todo el Egipto; los otros sólo era en determinadas provincias; además de todo esto, aceptaban la superstición zabiana, adoración por los egipcios, en común con muchos otros pueblos, la cual se extendía a toda la hueste de estrellas. Los detalles muy circunstanciales aquí dados de la idolatría egipcia y cananea, se debían a la familiaridad pasada y futura de los israelitas con ella en todas estas formas.

20. a vosotros Jehová os tomó, y os ha sacado del horno de hierro—i. e., el horno de derretir hierro. Un horno de esta clase es redondo, y a veces de diez metros de profundidad, y que necesitaba la más alta intensidad de calor. Tal es la tremenda imagen escogida para representar la esclavitud y la aflicción de los israelitas. (Rosenmuller). para que le seáis por pueblo de heredad—su posesión especial de edad en edad; y por lo tanto que vosotros abandonarais la adoración de él por la de los ídolos, especialmente por la idolatría grosera y degradante que prevalecía entre los egipcios, sería la locura más grande, la ingratitud más atroz.

26. Yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra—Esta forma solemne de imprecación ha sido común en circunstancias especiales entre todos los pueblos. Aquí se usa en sentido figurado, o como en otras partes de las Escrituras donde se llama a objetos inanimados como testigos (cap. 32:1; Isaías 1:2).

28. serviréis allí dioses hechos de manos de hombres—Las medidas compulsorias de sus conquistadores tiránicos los obligarían a la idolatría, de modo que su selección sería su castigo.

30. si en los postreros días te volvieres a Jehová tu Dios—O hacia el término fijado de su cautiverio, cuando ellos mostraran un espíritu nuevo de arrepentimiento y fe, o en la dispensación del Mesías, la cual generalmente se llama “los Postreros días”, y cuando las tribus esparcidas de Israel se convirtieran a Cristo. El cumplimiento de este acontecimiento feliz será la prueba más ilustre de la verdad de la promesa hecha en el v. 31.

41-43. apartó Moisés tres ciudades de esta parte del Jordán—(Véase Josué 20:7).

44. Esta pues es la ley que Moisés propuso delante de los hijos de Israel—Esto es el prefacio a la repetición de la ley, la cual, con la añadidura de varias circunstancias explicativas contienen los capítulos siguientes.

46. Beth peor—i. e., casa o templo de Peor. Es probable que un templo de este ídolo moabita estuviera a la vista plena del campamento hebreo, mientras Moisés estaba insistiendo en los derechos exclusivos de Dios a su adoración, y esta referencia sería muy significativa, si era el mismo templo donde los israelitas habían cometido su grave ofensa.

49. las vertientes de las aguas abajo del Pisga—más frecuentemente Ashdoth-pisga (cap. 3:17; Josué 12:3; Josué 13:20), las raíces o pie de las montañas al este del Jordán.

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