Eclesiastés 8:1-17

1 ¿Quién como el sabio? ¿Quién conoce la interpretación de las cosas? La sabiduría del hombre iluminará su rostro y transformará la dureza de su semblante.

2 Digo yo: Guarda el mandamiento del rey, y a causa del juramento hecho a Dios,

3 no te apresures a irte de su presencia ni te detengas en cosa mala, porque él hará todo lo que le plazca.

4 Ya que la palabra del rey tiene poder, ¿quién le preguntará lo que hace?

5 El que guarda el mandamiento no conocerá el mal. El corazón del sabio conoce el tiempo y el proceder.

6 Pues para todo deseo hay un tiempo y un proceder, aunque grande es el mal que le sobreviene al hombre.

7 Porque este no sabe qué ha de suceder; pues lo que ha de ser, ¿quién se lo declarará?

8 No hay hombre que tenga poder sobre el hálito de vida, como para retenerlo, ni hay poder sobre el día de la muerte. No hay tregua en semejante guerra ni la impiedad librará a los que la poseen.

9 Todo esto he observado, y he dedicado mi corazón a todo lo que se hace debajo del sol. Hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para su propio mal.

10 Asimismo, he observado esto: que los impíos, que antes entraban y salían del lugar santo, son sepultados y reciben elogios en la ciudad donde así hicieron. Esto también es vanidad.

11 Cuando la sentencia contra la mala obra no se ejecuta enseguida, el corazón de los hijos del hombre queda más predispuesto para hacer el mal.

12 Aunque un pecador haga mal cien veces y prolongue sus días, con todo yo sé que a los que temen a Dios, a los que temen ante su presencia, les irá bien.

13 Pero al impío no le irá bien ni le serán alargados sus días como la sombra; porque no teme ante la presencia de Dios.

14 Hay una vanidad que se hace sobre la tierra: Hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes sucede como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.

15 Por eso yo elogio la alegría, pues el hombre no tiene debajo del sol mejor bien que comer, beber y alegrarse. Esto lo acompañará en su duro trabajo durante los días de su vida que Dios le ha dado debajo del sol.

16 Al dedicar mi corazón a conocer la sabiduría y a ver la tarea que se realiza sobre la tierra (porque ni de noche ni de día los ojos del hombre disfrutan del sueño),

17 vi todas las obras de Dios. Ciertamente el hombre no logra comprender la obra que se hace debajo del sol. Por más que se esfuerce buscándolo, no lo alcanzará; aunque el sabio diga que lo conoce, no por ello podrá alcanzarlo.

CAPITULO 8

1. Se continúa la alabanza de la sabiduría verdadera (cap. 7:11, etc.). ¿“Quién” ha de ser tenido por “igual al sabio”? ¿“Quién (como él) sabe la interpretación” de las providencias divinas (v. gracia, cap. 7:8, 13, 14), y la palabra de Dios (cf. 7:29, Proverbios 1:6)? relucir su rostro—(cap. 7:14; Hechos 6:15.) Un rostro brillante, el reflejo de la conciencia tranquila y de la mente serena. Lo da la comunión con Dios (Éxodo 34:29). tosquedad—austeridad. mudaráse—se cambia en la benigna expresión de la sabiduría (religión) verdadera (Santiago 3:17). Maurer traduce: “El brillo de su rostro se dobla,” arguyendo que el vocablo para “austeridad” nunca se usa en el sentido malo (Proverbios 4:18). Sobre el sentido de “fortaleza,” en vez de “tosquedad,” cf. el cap. 7:19; Isaías 40:31; 2 Corintios 3:18. Pero el adjetivo está usado en el sentido malo (Deuteronomio 28:50). del rey—Jehová, en sentido peculiar el rey de Israel en la teocracia: los vv. 3, 4, comprueban que no se trata de un rey terrenal. juramento de Dios—el pacto que Dios hizo con Abrahán y renovó con David; Salomón se acordó del Salmo 89:35; “Yo he jurado …” y los castigos resultantes si los hijos de David lo quebrantaban (vv. 30-32); sufridos por Salomón mismo; con todo no lo desamparó “del todo” Dios (vv. 33, 34).

3. no te apresures—Más bien: “No te aterrorices de modo que salgas de delante de él.” Servilmente “aterrado” es característico del sentimiento del pecador para con Dios; vanamente trata de huir de su presencia (Salmo 139:7); lo contrario del “rostro reluciente” de la confianza filial (v. 1; Juan 8:33; Romanos 8:2; 1 Juan 4:18, Joel 4:18). lo que quisiere—Dios inflige a los pecadores persistentes el castigo que le place (Job 23:13; Salmo 115:3). Sólo de Dios se puede decir esto.

4. La misma palabra de Dios es “potestad,” o “poder.” También la palabra del evangelio (Romanos 1:16; Hebreos 4:12). quién le dirá, etc.—(Job 9:12; Job 33:13; Isaías 45:9; Daniel 4:35.) La Escritura no atribuye tal poder arbitrario a reyes terrenales.

5. tiempo—el descuido de los “tiempos” debidos causa mucho de la locura pecaminosa de los espiritualmente no sabios (cap. 3:1-11). juicio—la manera correcta. (Holden.) Pero como el futuro “juicio” de Dios se relaciona con el “tiempo para todo (propósito)” (cap. 3:17), también en esto. El castigo de los pecadores persistentes (v. 3) lo sugiere. El sabio se da cuenta del hecho de que, como hay “tiempo” propio para todo, lo hay para el “juicio.” Este pensamiento lo reanima en la adversidad (cap. 7:14; 8:1).

6. mas el trabajo—por cuanto el pecador insensato no piensa en los “tiempos” debidos, y en el “juicio,” por tanto el trabajo … etc.

7. no sabe—el pecador, por ignorar los tiempos (por eje., “el tiempo acceptable,” el día de la salvación), y de sorpresa le toma el juicio (cap. 3:22; 6:12; 9:12). Los piadosos hacen caso de los tiempos oportunos, y previendo el juicio, no los toma de sorpresa, aunque no saben el “cuándo” preciso (1 Tesalonicenses 5:2); saben sí el “tiempo” para los propósitos de la salvación (Romanos 13:11).

8. espíritu—el aliento de la vida (cap. 3:19), sentido que requieren las palabras que siguen. No el “viento,” como piensa Weiss (Proverbios 30:4). Este versículo con naturalidad sigue con el tema de “tiempos” y “juicio” (vv. 6, 7). no valen armas—No dan de baja, aludiendo a la probabilidad del servicio militar obligatorio a todos los de veinte años (Números 1:3); pero se eximía a muchos (Deuteronomio 20:5). Pero “en tal guerra” (o batalla, la muerte) no hay excepciones. que la poseelit., el dueño de ella. La maldad puede conseguir dinero para el pecador, pero no le puede librar de la muerte temporal y eterna, la que es su paga (Isaías 28:15, Isaías 28:18).

9. para mal suyo—el gobernante tiránico hace “mal” no sólo a sus súbditos, sino también a sí mismo; así le sucedió a Roboam (1 Reyes 12); pero el “tiempo” de este “mal” (daño) se refiere principalmente a la ruina eterna, causada por la “maldad,” en “el día de la muerte” (v. 8), y en el “tiempo” del “juicio” (v. 6; Proverbios 8:36).

10. los impíos—a saber, los gobernantes (v. 9). sepultados—con la pompa fúnebre, si bien poco la merecieron (Jeremias 22:19); pero esto sólo hacía más terrible el contraste con su muerte temporal y eterna infligida por Dios (Lucas 16:22). vinieron … santo—fueron al lugar de judicatura y salieron de allí, donde estuvieron sentados como representantes de Dios (Salmo 82:1), con pompa. (Holden.) Weiss traduce: “Sepultados e idos (del todo), aun del lugar santo partieron.” Como Joab, por mandato de Salomón, fué enviado a la tumba desde “el lugar santo” en el templo, el que no era santuario para los homicidas (Éxodo 21:14; 1 Reyes 2:28, 1 Reyes 2:31). El uso de la misma palabra “sepultados” allí hace plausible este parecer; con todo se puede retener “vinieron y partieron …” (de la versión inglesa). Joab vino al altar, pero tuvo que irse de allí; así los gobernantes (v. 9) “impíos” (inclusive los sumos sacerdotes) vinieron y salieron del templo, en ocasiones del solemne culto, pero no por eso escaparon de su destino Ver. Ing. Revisada: “Así vieron sepultados a los impíos, y vinieron a la tumba; y los que habían hecho bien salieron del lugar santo, y fueron olvidados en la ciudad.” (Traductor.) en olvido—(Proverbios 10:7.)

11. El por qué los impíos perseveran en el pecado: la demora del juicio de Dios (Mateo 24:48; 2 Pedro 3:8). “No ven el humo del abismo, por tanto no temen el fuego,” (South.) (Salmo 55:19.) La liberación de Joab del castigo por la muerte de Abner, lejos de “llevarlo al arrepentimiento,” como era de esperar (Romanos 2:4), le condujo a otro homicidio, el de Amasa.

12. Esto dice para que el pecador no abuse de la declaración (cap. 7:15): “Hay impío que por maldad alarga sus días.” ante su presencia—sirviéndole con reverencia, consciente de su continua presencia.

13. ni le serán prolongados—no es una contradicción del v. 12. Allí la “prolongación” de sus días (no la dilatación del castigo) es sólo aparente y no real. Teniendo en cuenta su existencia eterna, sus días actuales, por más que parezcan largos, son en realidad cortos. La demora de Dios (v. 11) existe sólo en la limitada concepción del hombre. Da plazo para que el pecador se arrepienta, o si no, para que llene la medida de su culpabilidad; la demora, en éste o aquel caso, se presta para la vindicación final de los caminos de Dios. También da ejercicio a la fe, paciencia, y perseverancia de los santos. sombra—(cap. 6:12; Job 8:9.)

14. Aquí principia una objeción (concebida por Salomón en su apostasía), como en los caps. 3:16; 7:15, a la verdad de la justicia retributiva, basada en el hecho de que los justos y los impíos no están recibiendo ahora siempre según sus respectivos merecimientos; sofisma que parece tendría más peso para los hombres que vivían bajo el convenio mosaico de sanciones temporales. El objetador agrega, como había dicho Salomón, que los sucesos del mundano son “vanidad” (v. 10); “Digo (no ‘dije’), esto también es vanidad; por tanto alabé (recomendé) la alegría.” (Holden.) Los vv. 14, 15 pueden, sin embargo, explicarse como si enseñaran el uso alegre, agradecido de los dones de Dios “bajo el sol” es decir, no haciendo de ellos el sumo bien, como hacen los sensualistas, lo que se prohibe en los caps., 2:2; 7:2; sino “en el temor de Dios”, como en los caps., 3:12; 5:18; 7:18; 9:7, en contraste con la abstinencia del ascético justiciero (cap. 7:16), y la del avaro (cap. 5:17).

15. bien—“cosa mejor para el justo,” cuyo sumo bien es la religión, no para el mundano. esto se le quede—Esto permanecerá (Hebreo, se adherirá a) con él; no para siempre, sino que es el único bien seguro para ser gozado de sus trabajos terrenales (“trabajo de los días de su vida”). Sin embargo, el lenguaje se asemeja al precepto escéptico (1 Corintios 15:32), presentado aquí sólo para ser refutado; y “quede” es vocablo demasiado fuerte, acaso, para ser aplicado por un religioso al “comer” y a la “alegría.”

16. La respuesta a los vv. 14, 15. Cuando me puse a escudriñar los esfuerzos del hombre por obtener la felicidad (tan incesantes algunos de ellos que no diesen tiempo suficiente para “dormir”), entonces (v. 17, la apódosis) ví que el hombre no puede alcanzar (averiguar la razón de) los inescrutables tratos da Dios con los justos y con los impíos aquí (v. 14; cap. 3:11; Job 5:9; Romanos 11:33); es su deber conformarse con dichos tratos, porque son de Dios, aun cuando no vea todas las rezones de los mismos (Salmo 73:16). Basta saber que “los justos están en las manos de Dios” (cap. 9:1). el sabio—“Sabio en exceso” (cap. 7:16); las especulaciones más allá de lo que está escrito son vanas.

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