Efesios 5:1-33
1 Por tanto, sean imitadores de Dios como hijos amados,
2 y anden en amor, como Cristo también nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio en olor fragante a Dios.
3 Pero la inmoralidad sexual y toda impureza o avaricia no se nombren más entre ustedes, como corresponde a santos;
4 ni tampoco la conducta indecente ni tonterías ni bromas groseras, cosas que no son apropiadas sino, más bien, acciones de gracias.
5 Porque esto lo saben muy bien: que ningún inmoral ni impuro ni avaro, el cual es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
6 Nadie los engañe con vanas palabras, porque a causa de estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
7 Por eso, no sean partícipes con ellos
8 porque, si bien en otro tiempo eran tinieblas, ahora son luz en el Señor. ¡Anden como hijos de luz!
9 Pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad.
10 Aprueben lo que es agradable al Señor
11 y no tengan ninguna participación en las infructuosas obras de las tinieblas sino, más bien, denúncienlas.
12 Porque da vergüenza aun mencionar lo que ellos hacen en secreto.
13 Pero cuando son denunciadas, todas las cosas son puestas en evidencia por la luz; pues lo que hace que todo sea visible es la luz.
14 Por eso dice: “¡Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo!”.
15 Miren, pues, con cuidado, cómo se comportan; no como imprudentes sino como prudentes,
16 redimiendo el tiempo porque los días son malos.
17 Por tanto, no sean insensatos sino comprendan cuál es la voluntad del Señor.
18 Y no se embriaguen con vino, pues en esto hay desenfreno. Más bien, sean llenos del Espíritu,
19 hablando entre ustedes con salmos, himnos y canciones espirituales; cantando y alabando al Señor en su corazón;
20 dando gracias siempre por todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo;
21 y sometiéndose unos a otros en el temor de Cristo:
22 Las casadas estén sujetas a sus propios esposos como al Señor,
23 porque el esposo es cabeza de la esposa así como Cristo es cabeza de la iglesia, y él mismo es salvador de su cuerpo.
24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, de igual manera las esposas lo estén a sus esposos en todo.
25 Esposos, amen a sus esposas así como también Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella,
26 a fin de santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra,
27 para presentársela a sí mismo una iglesia gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante sino que sea santa y sin falta.
28 De igual manera, los esposos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama.
29 Porque nadie aborreció jamás a su propio cuerpo; más bien, lo sustenta y lo cuida tal como Cristo a la iglesia,
30 porque somos miembros de su cuerpo.
31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.
32 Grande es este misterio, pero lo digo respecto de Cristo y de la iglesia.
33 Por tanto, cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y la esposa respete a su esposo.
EXHORTACIONES AL AMOR; Y CONTRA LOS DESEOS Y TRATOS CARNALES. CIRCUNSPECCION EN LA CONDUCTA: REDIMIENDO EL TIEMPO; SIENDO LLENOS DEL ESPIRITU; CANTANDO AL SEÑOR CON AGRADECIMIENTO. EL DEBER DE LA ESPOSA PARA CON EL ESPOSO SE APOYA EN EL DEBER DE LA IGLESIA PARA CON CRISTO.
1. Sed, pues—Ya que “Dios os perdonó en Cristo” (cap. 4:32). imitadores de Dios—con respecto al “amor” (v. 2): el carácter esencial de Dios (1 Juan 4:16, Joel 4:16). como hijos amados—a lo cual se refiere el v. 2, “Como Cristo nos amó” (1 Juan 4:19, Joel 4:19). “Somos hijos de los hombres, cuando hacemos mal; hijos de Dios, cuando hacemos bien”. [Agustín, Salmo 52]. Comp. Mateo 5:44, Mateo 5:48. La filiación trae como resultado necesariamente, la imitación, siendo vano suponer el título de hijo sin una semejanza al Padre. [Pearson].
2. Y—En prueba de que sois hijos de Dios. andad en amor—Continuando el cap. 4:1, “que andéis como es digno de la vocación”, etc. como también Cristo nos amó—Del amor del Padre pasa al amor del Hijo, en quien Dios manifiesta más tiernamente su amor para con nosotros. y se entregó a sí mismo por nosotros—“se entregó (a muerte, Gálatas 2:20) por nosotros”, es decir, a favor de nosotros: aquí no es sustitución vicaria, aunque se da a entender indirectamente que se entregó “en nuestro lugar”. El ofrendante y la ofrenda son una misma persona (Juan 15:13; Romanos 5:8). ofrenda y sacrificio a Dios—“Ofrenda” expresa generalmente el acto de parte de Cristo de presentarse a sí mismo al Padre, como el Representante que defendería la causa de toda nuestra raza caída (Salmo 40:6). En este acto incluía su vida de obediencia; aunque no excluía el ofrecimiento de su cuerpo por nosotros (Hebreos 10:10). El término “ofrenda”, en el sentido más limitado, se refiere a una ofrenda sin sangre, El término “sacrificio” se refiere a su muerte por nosotros exclusivamente. Aquí está presentado Cristo, con referencia al Salmo 40:6 (citado otra vez en Hebreos 10:5), como la persona de quien todas las ofrendas de la ley, sean sangrientas o sin sangre, sean eucarísticas o propiciatorias eran el tipo. en olor suave—Es decir, Dios se agrada de la ofrenda de acuerdo con la suavidad de su olor, y así se reconcilia con nosotros (cap. 1:6; Mateo 3:17; 2 Corintios 5:18; Hebreos 10:6). El ungüento compuesto de especias principales, derramado sobre la cabeza de Aarón, corresponde a la variedad de gracias por las cuales él fué capacitado para “ofrecer sacrificios de olor suave”. Otro tipo, o profecía en figura, fué el “olor de suavidad” (olor de descanso, Margen) que Dios percibió en el sacrificio ofrecido por Noé (Génesis 8:21). Y así como Cristo es ofrenda de olor suave, así también lo son los creyentes (1 Juan 4:17, Joel 4:17) y los ministros. Pablo dice: “para Dios somos buen olor de Cristo” (2 Corintios 2:15).
3. Pero … inmundicia, o avaricia … ni aun se nombre—Véanse los vv. 4 y 12. Los términos “inmundicia” y “avaricia” son tomados del cap. 4:19. Los dos están tan íntimamente unidos que la palabra griega por “avaricia” (pleonexνa) se usa frecuentemente en las Escrituras y en “los padres” griegos, para denotar pecados de impureza. El principio común es el anhelo de satisfacer los deseos carnales con objetos materiales que están fuera de Dios. La expresión “ni aun se nombre”, se aplica mejor a la impureza que a la “avaricia”.
4. Ni palabras torpes—Griego, “torpeza” en toda forma, ya sea por medio de gestos o por palabras obsenas. ni necedades—Es decir, parlerνa de sonsos, que es insensatez y aun pecado. La palabra griega por “necedades” y “torpeza” no ocurre en otra parte del Nuevo Testamento. ni truhanerías—Griego, “eutrapelνa”, palabra no hallada en otra parte del Nuevo Testamento; que quiere decir estrictamente veleidad, o aptitud que se cambia y se adapta, sin cuestión de principios, a las circunstancias del momento, y a las disposiciones veleidosas de las personas con quienes tratamos. No bufonería grosera, sino charla o burla baladí, por la cual era célebre Efeso (Plauto, Miles Gloriosus, 3:1, 42-52). y la cual, lejos de ser censurada, era y es considerada por el mundo como un cumplimiento placentero. En Colosenses 3:8, “torpes palabras” se refieren a lo inmundo; aquí “necedades”, a lo vano de ellas; y “truhanería”, al falso refinamiento del discurso no sazonado con la sal de la gracia. [Trench]. que no convienen—indecentes, que “no convienen a los santos” (v. 3). sino antes bien acciones de gracias—feliz juego de sonidos en griego, eucaristνa en contraste con eutrapelνa. La charla refinada y la burla sutil a veces ofenden los sentimientos tiernos de la gracia. Las “acciones de gracias” comunican aquel buen humor a los creyentes, el cual los mundanos tratan de conseguir por medio de charlas livianas (vv. 19, 20; Santiago 5:13).
5. sabéis esto—Los manuscritos más antiguos dicen: “De esto estáis seguros sabiendo”. que ningún … avaro, que es servidor de ídolos—(Colosenses 3:5). La mejor versión se traduciría: “ningún avaro”, que quiere decir lo mismo que idólatra: Pablo había dejado todo por Cristo (2 Corintios 6:10; 2 Corintios 11:27). La avaricia es el culto rendido a la criatura en lugar de al Creador, la traición más alta contra el Rey de reyes (1 Samuel 15:23; Mateo 6:24; Filipenses 3:19; 1 Juan 2:15, Joel 2:15). tiene herencia en el reino—El tiempo presente del verbo da a entender la firmeza de la exclusión de los idólatras, basada en las verdades eternas del reino. [Alford]. de Cristo y de Dios—Más bien, “de Cristo y Dios” ya que un artículo griego se aplica a los dos, dando a entender la perfecta unidad, la que es consecuente sólo con la doctrina de que Cristo es Dios (2 Tesalonicenses 1:12; 1 Timoteo 5:21; 1 Timoteo 6:13).
6. Nadie os engañe con palabras vanas—huecas, no reales, es decir, paliaciones de “inmundicia” (vv. 3, 4; Isaías 5:20 (cuando dicen que es cosa natural entregarse al amor ilícito), “avaricia” (cuando opinan que es útil a la sociedad que los hombres busquen la ganancia sin importar los medios), y “truhanería” (cuando alegan que esta práctica es graciosa y sagaz, y que Dios no castiga severamente a los que la practican). porque por estas cosas—inmundicia, avaricia, etc. (vv. 3-5). viene la ira de Dios—Tiempo presente, no meramente “vendrá”. Su venida es tan segura como si ya viniera sobre los hijos de desobediencia—Los hijos de incredulidad con respecto a la doctrina (Deuteronomio 32:20), son los “hijos de desobediencia” en la práctica, y éstos también son “los hijos de ira”.
7. Aquí se prohibe el compañerismo con los malos obreros: en el v. 11, con sus obras malas.
8. en otro tiempo erais tinieblas—“alguna vez”. El énfasis cae sobre el verbo “erais”. No debéis tener compañerismo con el pecado, el cual es tinieblas, porque vuestro estado de obscuridad ha pasado. Este lenguaje es más fuerte que el de Romanos 2:19 : “en tinieblas” mas ahora sois luz—No meramente “iluminados”, sino que sois luz que está alumbrando a otros (v. 13). en el Señor—En unión con el Señor, quien es la luz, andad como hijos de luz—En contraste con “los hijos de desobediencia”; aquellos cuya característica es la luz. Plinio, un pagano, escribiendo al emperador romano Trajano, da testimonio involuntario a la pureza extraordinaria de la vida de los cristianos, en contraste con la del pueblo a su alrededor.
9. el fruto del Espíritu es … etc.—Esta frase fué tomada por los copiadores de los manuscritos, de Gálatas 5:22. La verdadera lección de los manuscritos más antiguos, etc., es: “El fruto de la luz”, en contraste con “las obras infructuosas de las tinieblas” (v. 11). Este versículo es parenético. Andad como hijos de luz, es decir, en toda buena obra y en toda buena conversación, “porque el fruto de la luz es (“llevado” Alford, mas Bengel, “consiste”) en toda bondad [opuesta a “malicia”, cap. 4:31], justicia opuesta a “avaricia”, v. 3] y verdad” [opuesta a “mentira”, cap. 4:25].
10. Aprobando lo que es agradable al Señor—Unase al v. 8 “andad como hijos de luz” (Romanos 12:1). Así como aprobamos una moneda por su apariencia y su sonido y por el uso que hacemos de ella, así por el estudio exacto y continuado, y sobre todo por la práctica y la prueba experimental, podemos probar “lo que es agradable al Señor”. Esta es la función de la “luz”, de la cual los creyentes somos “los hijos”, la de manifestar lo que es cada cosa, sea hermosa o sea fea.
11. no comuniquéis con las obras infructuosas de las tinieblas—Los pecados son obras completas en sí mismas, y por lo tanto son llamados “obras” y no “frutos” (Gálatas 5:19, Gálatas 5:22). Su único fruto es aquello que no es fruto en un sentido verdadero (Deuteronomio 32:32), es decir, “la muerte” (Romanos 6:21; Gálatas 6:8). Las plantas no pueden llevar fruto si no están en contacto con la luz. El pecado se engendra en las “tinieblas”, y su padre es el príncipe de las tinieblas (cap. 6:12). Las gracias, por otra parte, como florecen en “la luz”, son reproductivas, y abundan en frutos; los cuales, combinándose en un todo, son llamados (en el singular) “el fruto del Espíritu” (v. 9). sino antes bien redargüidas—tradϊzcase como el griego: “Más bien aun reprobadlas” (comp. Mateo 5:14). No sólo que “no comuniquéis (no tengáis comunicación) con ellas, mas aun reprendedlas” con palabras, y con vuestros hechos, los cuales resplandeciendo con “la luz”, virtualmente reprueban todo lo que es contrario a la luz (v. 13; Juan 3:19). “No comuniquéis”, no da a entender que podamos evitar todo trato (1 Corintios 5:10), sino que “evitéis tal comunicación que os pueda corromper”. La luz, aunque toque la inmundicia, no es contaminada por ella; y así como la luz revela el pecado, así también lo reprueba.
12. Porque torpe cosa es aun hablar de lo que ellos hacen en oculto—El orden griego es, “Porque las cosas hechas en secreto por ellos, es vergüenza aun hablar de ellas”. El “porque” da a entender que éste es el motivo para “no nombrar” (comp. v. 3) en detalle las obras de las tinieblas, mientras que el apóstol describe definidamente (v. 9) “los frutos de la luz”. [Bengel]. La expresión “hablar de”, me parece, que significa el “hablar sin reprobar”, en contraste con “antes aun reprobadlas”. Así el “porque” expresa esto: “Reprobadlas, porque hablar de ellas sin reprobarlas, es una vergüenza” (v. 3). Así pues, la frase “obras de las tinieblas” corresponde a “cosas hechas en oculto”.
13. cuando son redargüidas—por vosotros (v. 11). son manifestadas por la luz—Más bien, “todo lo manifestado (es decir, para ser redargüido por vosotros, v. 11) es (no más “tinieblas”, v. 8, sino) luz”. El diablo y los malvados no se dejarán manifestar por la luz, pues aman las tinieblas, aunque exteriormente resplandezca en derredor suyo la luz. Por lo tanto, “la luz” no tendrá en ellos ningún efecto transformador, de modo que no vienen a ser luz (Juan 3:19). Pero, dice el apóstol, siendo vosotros mismos luz (v. 8), al traer a la luz, por medio de la reprensión, a los que están en tinieblas, los convertiréis a la luz. Vuestra vida consecuente y vuestras fieles reprensiones serán vuestras “armas de luz” (Romanos 13:12) al invadir el reino de las tinieblas.
14. Por lo cual dice—Refiriéndose a todo el argumento anterior (vv. 8, 11, 13). Viendo que la luz (espiritual) disipa la obscuridad pre-existente, “él (Dios) dice”, etc. (véase la misma frase, cap. 4:8). Despiértate tú que duermes—La lección de los manuscritos más antiguos es, “¡Arriba!” frase usada para impulsar a los hombres a la actividad. Las palabras son una paráfrasis de Isaías 60:1, y no una cita exacta. La palabra “Cristo” demuestra que la profecía es citada y contemplada a la luz del cumplimiento evangélico. Así como Israel es llamado a “despertarse” de su estado previo de “tinieblas” y “muerte” (Isaías 59:10; Isaías 60:2), porque ha venido su Luz; así la iglesia y cada individuo son llamados a despertarse. Los creyentes son llamados a despertarse del “sueño”; los incrédulos, a “levantarse” de entre los muertos (comp. Mateo 25:5; Romanos 13:11; 1 Tesalonicenses 5:6, con cap. 2:1). y te alumbrará Cristo—“la luz verdadera”, “el sol de justicia”. Capacitándote para ser luz, por el hecho de haber sido tú “hecho manifiesto” por la luz, v. 13; entonces, siendo así “alumbrado”, cap. 1:18, podrás, “reprobando”, alumbrar a otros.
15. Mirad, pues, cómo andéis avisadamente—La idea doble se comprime en una sola sentencia: “Mirad (tened cuidado) cómo andéis” y “Mirad que caminéis avisadamente”. La manera, como el acto mismo, se incluye. Mirad cómo estáis caminando, con miras a ser circunspectos (lit., cabales, exactos) en vuestro camino. Comp. Colosenses 4:5, “Andad en sabiduría” (correspondiendo a “como sabios” aquí) “para con los extraños”, (correspondiendo a “avisadamente” es decir, correctamente, con respecto a los incrédulos alrededor, no dando ocasión para hacer tropezar a nadie sino edificando a todos con vuestra conducta consecuente). no como necios—Griego, “no como imprudentes, sino como sabios”.
16. Redimiendo el tiempo—(Colosenses 4:5). Griego, “Comprando para vosotros el tiempo sazonable” (cuando quiera que éste ocurra) en bien vuestro y de los demás. Librándoos de las vanidades de “los extraños” (Colosenses 4:5), y de los “no sabios” (aquí en esta Epístola), comprando el tiempo oportuno para hacer la obra de Dios. En un sentido más limitado, se refiere a ocasiones especialmente favorables para bien, que se presentan de tiempo en tiempo, de las cuales deben valerse con diligencia los creyentes. Esto constituye verdadera “sabiduría” (v. 15). En un sentido más amplio, todo el espacio de tiempo desde que uno despierta espiritualmente, ha de ser “redimido” de la vanidad para Dios (comp. 2 Corintios 6:2; 1 Pedro 4:2). “Redimir” da a entender lo precioso que es el tiempo, como una joya que se compraría a cualquier precio. Wahl explica: “Redimiendo para vosotros mismos (es decir, valiéndoos de) las oportunidades (ofrecidas a vosotros para obrar bien), y gobernando el tiempo como el amo a sus siervos”. Tittmann: “Cuidad del tiempo, y hacedlo vuestro, dominadlo; así como los comerciantes buscan las mejores oportunidades, y escogen con acierto los mejores artículos; no sirváis al tiempo, mas mandadlo vosotros, y el tiempo hará lo que vosotros aprobéis”. Así Pindar, Pythia, 4.509, “El tiempo le seguía como su siervo, y no era como un esclavo prófugo.” porque los días son malos—Los días de la vida en general están expuestos de tal modo al mal, que se hace necesario que aprovechemos hasta lo sumo las oportunidades favorables, mientras duren (cap. 6:13; Génesis 47:9; Salmo 49:5; Eclesiastés 11:2; Eclesiastés 12:1; Joel 12:35). Además, hay muchos días malos (de persecución, enfermedad, etc.), cuando el cristiano es dejado en silencio, por lo tanto necesita tanto más aprovecharse de las oportunidades favorables que se le presentan (Amós 5:13), a lo cual tal vez se refiere Pablo.
17. Por tanto—Viendo que necesitáis caminar avisadamente, escogiendo y usando la oportunidad propia para hacer el bien. no seáis imprudentes—Palabra diferente de la del v. 15, “necios”. Tradúzcase, “tontos”, o “insensatos”. sino entendidos—No meramente sabiendo superficialmente (Lucas 12:47), sino sabiendo con entendimiento. de cuál sea la voluntad del Señor—en cuanto a cómo debe usarse cada oportunidad. La voluntad del Señor, finalmente, es nuestra “santificación” (1 Tesalonicenses 4:3); y que “en todo”, entre tanto, debemos “dar gracias” (1 Tesalonicenses 5:18; comp. v. 10, arriba).
18. No os embriaguéis de vino, en lo cual hay disolución—prodigalidad indigna, ruinosa, atrevida. No en el vino mismo, cuando es usado correctamente (1 Timoteo 5:23), sino en la disolución, o uso excesivo de él. mas sed llenos de Espíritu—Las personas que recibían la inspiración del Espíritu eran llenas de una alegría extática, semejante a la causada por el vino; por esto los dos se asocian aquí (comp. Hechos 2:13). De ahí pues, la abstinencia del vino de parte de muchos de los profetas, por ejemplo Juan el Bautista, a fin de que el mundo hiciera diferencia entre el éxtasis causado por el Espíritu y el causado por el vino. Así también en los cristianos comunes, el Espíritu no mora en la mente que busca las influencias perturbadoras de la excitación, sino en la mente bien equilibrada y piadosa. Tal persona expresa su gozo, no en cánticos ebrios o mundanos, sino en himnos cristianos de gratitud.
19. (Colosenses 3:16). hablando entre vosotros—“unos a otros”. De aquí surgió el canto antifonal del cual escribió Plinio a Trajano: “Ellos suelen en un día fijo reunirse antes del alba; para evitar la persecución, y recitar un himno entre sí por turnos, a Cristo, como si fuera Dios”. El Espíritu da una elocuencia verdadera; el vino, una elocuencia espuria. con salmos—generalmente acompañados por un instrumento. y con himnos—en alabanza directa a Dios (comp. Hechos 16:25; 1 Corintios 14:26; Santiago 5:13). y canciones espirituales—“Canciones” es el término general para designar las piezas líricas. Se agrega el término “espirituales” para hacer ver que se limitan a temas sagrados, aunque no meramente a la alabanza directa de Dios, sino también que contengan exhortaciones, profecías, etc., en contraste con los “cánticos” de borrachos, Amós 8:10. cantando—griego, “Tocando y cantando con el instrumento”. al Señor—Véase la carta de Plinio citada arriba: “a Cristo, como si fuera Dios”. en vuestros corazones—No meramente con la lengua; sino acompañando el sentimiento serio del corazón al canto de los labios (comp. 1 Corintios 14:15; Salmo 47:7). Se hace un contraste entre la práctica pagana y la cristiana: “No sean vuestras canciones las de la borrachera pagana, sino que consistan de salmos e himnos; y su acompañamiento, no la música de la lira, sino la melodía del corazón”. [Conybeare y Howson].
20. Dando gracias … de todo—aun de las adversidades; así también de las bendiciones conocidas y de las desconocidas (Colosenses 3:17; 1 Tesalonicenses 5:18). al Dios y Padre—La fuente de toda bendición en la creación, providencia, elección y redención. en el nombre de nuestro Señor Jesucristo—Por medio de quien todas las cosas, aun las angustias, vienen a ser nuestras (Romanos 8:35, Romanos 8:37; 1 Corintios 3:20).
21. (Filipenses 2:3; 1 Pedro 5:5). Aquí pasa el autor de nuestras relaciones para con Dios, a las que conciernen a nuestros semejantes. Sujetados … en el temor de Dios—Todos los manuscritos más antiguos y autoridades viejas leen: “en el temor de Cristo”. El creyente pasa de estar bajo la esclavitud de la ley como letra, a ser “el siervo de Cristo” (1 Corintios 7:22); lo que, por el instinto de amor a él, es en realidad ser un “hombre libre en el Señor”; porque está “bajo la ley de Cristo” (1 Corintios 9:21; comp. Juan 8:36). Cristo, no el Padre (Juan 5:22), ha de ser nuestro Juez. Así el temor reverencial de desagradarle es lo que nos impulsa a cumplir nuestros deberes como cristianos (1 Corintios 10:22; 2 Corintios 5:11; 1 Pedro 2:13).
22. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos—Cap. 6:9. La relación de la iglesia y Cristo en su propósito eterno, es el fundamento y el arquetipo de las tres relaciones terrenales más grandes: la de esposo y esposa (vv. 22, 23), la de padre e hijo (cap. 6:1-4), la de amo y siervo (cap. 6:4-9). Los manuscritos más antiguos omiten, “estén sujetas”; pero esta idea es tomada del v. 21. “Vuestros propios” es un argumento para la sumisión de parte de las casadas; no es a un extraño, sino a vuestros propios esposos, a quienes se os llama a someteros (Comp. Génesis 3:16; 1 Corintios 7:2; 1 Corintios 14:34; Colosenses 3:18; Tito 2:5; 1 Pedro 3:1). Los que están sujetos deben someterse, no importando de qué clase sean sus superiores. “Someterse” es el término usado en cuanto a las esposas; “obedecer”, en cuanto a los niños (cap. 6:1), por cuanto hay más igualdad entre esposas y maridos, que entre niños y padres. como al Señor—La esposa se somete al marido a la vista de Cristo, y así se somete a Cristo mismo. La relación entre el esposo y la esposa es la misma que existe entre Cristo y la iglesia, y éste es el fundamento de la sumisión de la esposa: aunque aquella sumisión es inferior en clase y grado a la que la iglesia debe a Cristo (v. 24).
23. el marido es cabeza de la mujer—(1 Corintios 11:3). así como Cristo es cabeza de la iglesia—griego, “como también”. y él es el que da la salud al cuerpo—Los manuscritos más antiguos leen, “(siendo) él mismo Salvador”, etc. En el caso de Cristo, la autoridad de Cabeza está unida con el cuerpo, más bien, ganada por el hecho de que él haya salvado el cuerpo en el proceso de la redención; de modo que (da a entender Pablo) no estoy afirmando que la autoridad de Cristo sea idéntica en forma con la relación entre los esposos, porque él tiene un derecho y una función peculiares a él mismo. [Alford]. El esposo no es el salvador de la esposa, y en esto Cristo sobresale.
24. Así que como la iglesia está sujeta a Cristo—Tradúzcase como el griego, “Pero”, o “No obstante”, es decir, aunque hay diferencia en las cabezas, o autoridades mencionadas en el v. 23, sin embargo, son una misma en cuanto a la sujeción o sumisión (porque la misma palabra griega se usa por “está sujeta”, como por “someterse” vv. 21, 22). La sumisión de la Iglesia a Cristo, es el prototipo de la sumisión de la esposa a su marido. las casadas lo estén a sus maridos en todo—Es decir, en todo lo que pertenece a la autoridad legítima del esposo. “En el Señor” (Colosenses 3:18) significa todo lo que no sea contrario a Dios.
25. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia—Has visto la medida de la obediencia; oye ahora la medida del amor. ¿Quieres que tu esposa te obedezca, como la iglesia debe obedecer a Cristo? Entonces ten para con ella una solicitud como la que tenía Cristo para con la iglesia (v. 23, “El mismo fué el Salvador del cuerpo”); y si es necesario que des tu vida por ella, o que seas cortado en diez mil pedazos, o que soportes algún otro sufrimiento por ella, no lo rechaces: y si sufres así, ni aun así haces lo que Cristo ha hecho; porque tú en efecto lo haces porque estás ya unido a ella; pero él lo hizo por uno que le trataba con aversión y odio. Así pues, como él trajo a sus pies, por medio de mucha ternura y consideración, no por medio de amenazas, insultos, ni terror, a uno que le trataba en esta forma y que aun por maldad le despreciaba, así también pórtate tú con tu esposa, y aunque la veas desdeñosa y desconsiderada por causa de la maldad, la podrás traer a la obediencia por tu mucha consideración por ella, por tu amor y tu bondad. Porque ningún vínculo es tan soberano en ligar que tales vínculos, especialmente en el caso del marido y la esposa. Porque se puede constreñir a un siervo por el temor, aunque él no está ligado a ti, ya que fácilmente puede escaparse. Pero a la compañera de tu vida, la madre de tus hijos, la fuente de tu gozo, debes ligar a ti, no por temor ni amenazas, sino por amor y cariño.” [Crisóstomo]. y se entregó a sí mismo por ella—La relación entre la iglesia y Cristo, es la base sobre la cual el cristianismo levantó a la mujer a su debido lugar en la escala social de la cual ella era excluída, y de la que aún es excluída en tierras paganas.
26. Para santificarla—Es decir, para dedicarla a Dios. Comp. Juan 17:19, que quiere decir: “Yo me dedico como sacrificio santo, para que mis discípulos también sean dedicados o consagrados como santos en (por medio de) la verdad”. [Neander] (Hebreos 2:11; Hebreos 10:10, Nota, 13:12). limpiándola en el lavacro del agua—Refiriéndose al agua bautismal. Tito 3:5 es el único otro pasaje del Nuevo Testamento donde ocurre la expresión. Así como la novia pasaba por un baño purificador antes del casamiento, así también la iglesia (Apocalipsis 21:2). El apóstol habla del bautismo según su alto ideal y designio, como si la gracia interior acompañase al rito exterior; de ahí que él afirma del bautismo exterior lo que está comprendido en la apropiación por la fe de las verdades divinas que el bautismo simboliza, y dice que Cristo, por el bautismo, ha purificado a la iglesia [Neander] (1 Pedro 3:21). por la palabra—Griego, “en la palabra”. Unase con “limpiándola”. La palabra de fe” (Romanos 10:8, Romanos 10:17), de la cual se hace profesión en el bautismo y que lleva el verdadero poder limpiador (Juan 15:3; Juan 17:17) y regenerador (1 Pedro 1:23; 1 Pedro 3:21) [Alford]. Así Agustín, Tratado 80 en Juan, “Quítese la palabra, y ¿qué es el agua sino agua? Agréguese la palabra al elemento, y viene a ser un sacramento, como si fuera la palabra visible”. La eficacia regeneradora del bautismo es transmitida en y por la divina palabra sola. [Entonces la “eficacia” no está en el bautismo, sino en el Espíritu Santo que obra en el creyente por la fe. Aun el insinuar que haya “eficacia” en el bautismo es hacer una confusión lamentable. N. del T.]
27. Para presentársela gloriosa para sí—Los manuscritos y autoridades más antiguos leen: “Para presentar él mismo a sí una iglesia gloriosa”, es decir, como una novia (2 Corintios 11:2). La santidad y la gloria son inseparables. La “limpieza” es el acto preliminar necesario para ambas. La santidad es la gloria interior; la gloria es la santidad que brilla hacia el exterior. El lavacro del bautismo es el vehículo, pero la palabra es el instrumento más noble y verdadero de la limpieza. [Bengel]. Es Cristo quien prepara la iglesia con los necesarios ornamentos de gracia, para la presentación a sí mismo, como el Novio en su venida futura (Mateo 25:1, etc.; Apocalipsis 19:7; Apocalipsis 21:2). una iglesia que no tuviese mancha—(Cantares de los Cantares 4:7). La iglesia visible contiene ahora limpios y no limpios juntos, como el arca de Noé; o como la sala de bodas en la que algunos estaban vestidos de bodas y otros no. (Mateo 22:10; comp. 2 Timoteo 2:20); o como son juntados en la misma red peces buenos y peces malos, porque la red no puede discernir a los malos de entre los buenos, y los pescadores no pueden saber qué clase de peces han juntado las redes bajo las ondas. Sin embargo, se llama “santa” a la iglesia con referencia a su destino ideal y final. Cuando se presente el Esposo, la esposa le será presentada del todo sin mancha, pues lo malo habrá sido quitado del cuerpo para siempre (Mateo 13:47). No que haya dos iglesias, la una con buenos y malos entreverados, y otra en la cual sólo haya buenos; sino una y la misma iglesia en relación a tiempos diferentes, ahora con buenos y malos juntos, después con sólo buenos. [Pearson].
28. Así también los maridos … etc.—Tradúzcase: “Así deben los esposos también (así leen los manuscritos más antiguos) amar a sus propias esposas (véase Nota, v. 22) como sus propios cuerpos”. “El que ama a su propia esposa”, etc. (v. 31). El mismo amor y la misma unión de cuerpo existe entre Cristo y la iglesia (vv. 30, 32).
29. Porque ninguno aborreció—Súplase: “Y todos nos amamos a nosotros mismos”, “porque ninguno aborreció”. a su propia carne—(v. 31, última parte). antes la sustenta—Griego, “la alimenta” hasta la madurez. “Sustenta” se refiere a su comida y cuidado interno; “regala”, a ropa y cuidado externo. como también Cristo—Éxodo 21:10 prescribe al esposo tres deberes Se alude a los dos primeros aquí, en un sentido espiritual, con los términos “sustenta” y “regala”; el tercer “deber del matrimonio” no es agregado en consonancia con el uso de las Escrituras, y corresponde a: “conocer al Señor” (Oseas 2:19). [Bengel].
30. Porque somos miembros de su cuerpo—(1 Corintios 6:15). Cristo nutre y regala a la iglesia por ser una misma carne con él Tradúzcase: “Porque somos miembros de su cuerpo (su cuerpo literal), habiendo sido hechos de su carne y de sus huesos” [Alford] (Génesis 2:23). El griego expresa, “Siendo formados de”, o “de la sustancia de su carne”, etc. El profundo sueño de Adán, cuando Eva fué formada de su costado abierto, es emblema de la muerte de Cristo que originó el nacimiento de la Esposa, la iglesia. Juan 12:24; Juan 19:34, a que se refieren los vv. 25, 26, 27, que dan a entender la expiación por su sangre, y santificación por el “agua”, correspondiendo a la que fluyó de su costado (comp. también Juan 7:38; 1 Corintios 6:11). Así como Adán dió a Eva un nombre nuevo, hebreo, Isha, “Varona”, por haber sido formada de su propia costilla, nombre que se deriva de Ish, “varón”, para significar que de él fue tomada; así Cristo, Apocalipsis 2:17; Apocalipsis 3:12. nos dará un nombre nuevo. En Génesis 2:21, Génesis 2:23, aparece primero el término huesos: “hueso de mis huesos, y carne de mi carne” porque la referencia allí es a la estructura natural. Pero Pablo aquí se refiere a la carne de Cristo. Nuestra alma y nuestros huesos no son propagados. mas “nosotros” somos propagados espiritualmente (en nuestra alma y espíritu ahora, y en el cuerpo en el estado futuro, seremos regenerados) de la humanidad de Cristo. quien tiene carne y huesos. Somos miembros de su cuerpo glorificado (Juan 6:53). Los dos manuscritos más antiguos existentes, y las versiones Cóptica y Menfílica, omiten “de su carne y de sus huesos”; las palabras pueden haberse introducido en el texto por causa del margen de Génesis 2:23, de la Versión de los Setenta. Sin embargo, se hallan en Ireneo, 294, en las versiones Vieja Latina y Vulgata, y en algunos manuscritos antiguos.
31. Por esto dejará el hombre … etc.—La propagación de la iglesia de parte de Cristo, como la Eva de Adán, es el fundamento de la unión espiritual entre Cristo y la iglesia. El matrimonio natural, cuando “deja el hombre a su padre y a su madre (los manuscritos más antiguos omiten “su”), y se allega a su mujer”, no es la cosa principal indicada aquí, sino el matrimonio espiritual, representado por aquél y sobre el cual se apoya, que tuvo efecto cuando Cristo dejó el seno del Padre para tomar para sí la iglesia de entre un mundo perdido; el v. 32 prueba esto. A su madre terrenal como tal, él la tiene en consideración secundaria como comparada con su esposa espiritual (Lucas 2:48; Lucas 8:19; Lucas 11:27). Y nuevamente dejará la morada del Padre para completar la unión (Mateo 25:1; Apocalipsis 19:7). y serán dos en una carne—Así leen el Pentateuco Samaritano, la Versión de los Setenta, etc., (Génesis 2:24) en vez de, “ellos serán una carne”. Así también aparece en Mateo 19:5. En el matrimonio natural, el esposo y la esposa combinan los elementos del ser humano perfecto; siendo el uno incompleto sin la otra. Así Cristo, Dios hombre, se complace en hacer de la iglesia, el cuerpo, un adjunto necesario a él, quien es la Cabeza. El es el arquetipo de la Iglesia, de quien y según quien, como modelo, ella es formada. El es su Cabeza, así como el esposo es la cabeza de la esposa (Romanos 6:5; 1 Corintios 11:3; 1 Corintios 15:45). Cristo nunca permitirá que poder alguno le separe a él de su esposa, pues están unidos indisolublemente (Mateo 19:6; Juan 10:28; Juan 13:1).
32. Este misterio grande es—Más bien, “Este misterio es un misterio grande”. Esta verdad profunda, que no pudiera ser descubierta por el poder humano, pero que ahora ha sido revelada, es decir, la unión espiritual de Cristo y la iglesia representada por la unión matrimonial, es un gran misterio de profunda importancia. Véase Nota, v. 31. Así pues, se llama “misterio” a una verdad divina no descubierta sino por revelación de Dios (Romanos 11:25; 1 Corintios 15:51). La Vulgata traduce incorrectamente, “Este es un gran sacramento”, lo que se usa como argumento por la Iglesia Romana (a pesar de que el error había sido expuesto hace mucho por sus propios comentadores, Cajetan y Estio) para hacer del matrimonio un sacramento; es claro, que no es el matrimonio en general, sino el de Cristo y la iglesia, el que es llamado “un gran misterio”, como se comprueba por las palabras siguientes: “Mas yo (enfático) digo esto con respecto a Cristo y a la iglesia” (así se traduce mejor el griego). “Yo, mientras cito estas palabras de las Escrituras, las empleo en un sentido superior”. [Conybeare y Howson].
33. Cada uno empero … etc.—Para no seguir más con el sentido místico del matrimonio, “también vosotros, cada uno de por sí ame a su propia esposa como a sí mismo”. Las palabras, “cada uno de por sí”, se refieren a cada esposo en su capacidad individual, en contraste con la verdad enseñada de que los miembros de la iglesia vienen a ser colectivamente la esposa de Cristo.