Ester 8:1-17

1 Ese mismo día el rey Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán, el enemigo de los judíos. También Mardoqueo vino a la presencia del rey, porque Ester le declaró lo que él era de ella.

2 El rey se quitó su anillo que había vuelto a tomar de Amán y se lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo a cargo de la casa de Amán.

3 Ester volvió a hablar en presencia del rey. Se echó a sus pies llorando, y le imploró que evitara la desgracia concebida por Amán el agageo y el plan que había ideado contra los judíos.

4 El rey extendió hacia Ester el cetro de oro, y ella se levantó y se puso de pie delante del rey.

5 Entonces dijo: — Si al rey le parece bien, si he hallado gracia delante de él, si el asunto le parece correcto al rey y yo soy agradable a sus ojos, que se escriba para revocar las cartas maquinadas por Amán hijo de Hamedata, el agageo, que escribió para destruir a los judíos que están en todas las provincias del rey.

6 Porque, ¿cómo podría yo soportar y ver el mal que alcanzaría a mi pueblo? ¿Cómo podría yo soportar y ver la destrucción de mi gente?

7 Entonces el rey Asuero respondió a la reina Ester y al judío Mardoqueo: — He aquí, he dado a Ester la casa de Amán, y a él lo han colgado en la horca porque extendió su mano contra los judíos.

8 Ustedes, pues, escriban en nombre del rey acerca de los judíos como les parezca bien y séllenlo con el anillo real. Porque el documento que se escribe en nombre del rey y se sella con el anillo del rey es irrevocable.

9 En aquel momento fueron llamados los escribas del rey, el día veintitrés del mes tercero, que es el mes de Siván. Y conforme a todo lo que Mardoqueo mandó, se escribió a los judíos, a los sátrapas, a los gobernadores y a los magistrados de las provincias, que desde la India hasta Etiopía eran ciento veintisiete provincias. A cada provincia se escribió según su escritura y a cada pueblo en su idioma. También a los judíos se les escribió según su escritura y en su idioma.

10 Mardoqueo escribió las cartas en nombre del rey Asuero, las selló con el anillo del rey y las envió por medio de mensajeros a caballo, que cabalgaban los veloces corceles de las caballerizas reales.

11 En ellas el rey facultaba a los judíos que estaban en cada una de las ciudades, a que se reunieran y estuvieran a la defensiva para destruir, matar y exterminar a todo ejército de pueblo o provincia que los asediara, incluyendo a los niños y a las mujeres, y para tomar botín de ellos

12 en todas las provincias del rey Asuero, en un solo día: el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar.

13 Una copia del documento debía ser promulgada como ley en cada provincia, y debía ser proclamada a todos los pueblos, a fin de que los judíos estuvieran preparados para aquel día y tomaran venganza de sus enemigos.

14 Los mensajeros que cabalgaban los veloces corceles reales partieron de prisa, impulsados por la orden del rey. El decreto fue promulgado en Susa, la capital.

15 Mardoqueo salió de la presencia del rey con una vestidura real azul y blanca, una gran corona de oro y un manto de lino fino y púrpura. Y la ciudad de Susa gritaba de gozo y alegría.

16 Los judíos tuvieron esplendor y alegría, regocijo y honra.

17 En cada provincia y en cada ciudad, dondequiera que llegaba la palabra del rey y su decreto, los judíos tenían alegría y regocijo, banquete y día de fiesta. Muchos de los pueblos de la tierra declaraban ser judíos, porque el miedo a los judíos había caído sobre ellos.

MARDOQUEO PROMOVIDO.

1. El mismo día dió el rey Assuero a la reina Esther la casa de Amán—La propiedad de él fué confiscada con todo lo que le pertenecía, como alguna compensación por el peligro al cual ella estuvo expuesta. Mardocheo vino delante del rey—es decir, fué introducido a la corte, y nombrado uno de los siete consejeros. Ester manifestó gran prudencia y destreza en reconocer el parentesco de Mardoqueo con ella, en el momento más propicio para ser de utilidad para él.

2. quitóse el rey su anillo … y diólo a Mardocheo—Por aquel acto transfirió a él todo el poder y la autoridad que el anillo simbolizaba, y lo promovió a la alta dignidad que antes había ocupado Amán. Esther puso a Mardocheo sobre la casa de Amán.—Como su mayordomo o gerente, para que manejara aquella hacienda grande y opulenta que le había sido destinada.

3. Volvió luego Esther a hablar delante del rey, y echóse a sus pies—En aquel momento el rey no estaba recostado a la mesa, sino sentado en un diván, más probablemente en la actitud de los persas, recostado contra almohadones, con un pie doblado bajo su cuerpo. llorando y rogándole que hiciese nula la maldad de Amán—es decir, que revocara el edicto sanguinario que, por la instigación secreta de Amán, hacía poco, se había decretado.

4. Entonces extendió el rey a Esther el cetro de oro—En señal de que fué aceptada su petición, y de que no tenía ella necesidad de mantener más la humilde actitud de una suplicante.

5, 6. sea escrito para revocar las letras … de Amán … para destruir a los judíos—Toda la conducta de Ester en este asunto está caracterizada por el gran discernimiento, y la gran variedad de expresiones por las cuales ella describe su complaciente sumisión a su real esposo, la destreza con que ella echa sobre Amán toda la infamia de la matanza meditada, y el argumento que saca del hecho de que la autorización del rey fué conseguida fraudulentamente, para que el decreto fuera inmediatamente revocado, todo indica la sabiduría y habilidad de la reina, y en este punto tuvo ella éxito también.

7-14. ASSUERO OTORGA A LOS JUDIOS EL DERECHO DE DEFENDERSE.

8. Escribid pues … en el nombre del rey, y selladio con el anillo del rey—De esto es evidente que el anillo del rey tuviera un sello, el cual, fijado en algún documento, lo autorizaba con la señal de la aprobación real. no es para revocarla—Esto se añade como la razón por la cual no podía satisfacer la petición de la reina de un trastrueco o revocación de las cartas de Amán, es decir, que las leyes de los medos y persas, una vez decretadas, eran irrevocables.

10. envió letras por correos … montados en dromedarios—Siendo muy urgente el asunto se emplearía la clase más veloz de camellos, y así lo indica la palabra en el original -el camello de viento- dromedarios jóvenes se usan para llevar despachos, pues son notables por la agilidad y facilidad de sus movimientos. Animales de esta descripción podían llevar el nuevo rescrito de Assuero por todo el Imperio Persa a tiempo para relevar a los judíos del en tredicho bajo el cual estaban.

11-13. que el rey concedía a los judíos que … estuviesen a la defensa de su vida, prontos a destruir, y matar, y acabar con todo ejército, etc.—El carácter fijo e inalterable invocado para los edictos persas, frecuentemente colocaba al rey en algún dilema embarazoso: porque, por amargamente que le pudieran pesar las cosas hechas en momento de apuro y sin reflexión, estaba fuera aun de su poder el evitar las consecuencias. Este fué el motivo por el cual el rey se hallaba bajo la necesidad de no revocar, sino de expedir un edicto contradictorio; según el cual fué decretado que, si, por virtud del primer decreto, fuesen atacados los judíos, podrían ellos, por virtud del segundo decreto, defenderse y aun matar a sus atacantes. Por extraño y aun ridículo que pueda parecer este modo de proceder, fué, según las particularidades de la etiqueta judicial de Persia, el único curso que podía adoptarse. Ocurren casos así en la historía sagrada (Daniel 6:14), no menos que en la profana. Muchos pasajes de la Biblia atestiguan la verdad de esto, especialmente el bien conocido incidente de que Daniel fué echado en el foso de los leones, de acuerdo con un decreto temerario de Darío, aunque, como aparece después, contrario al deseo personal de aquel monarca. Que la ley de Persia no ha experimentado ningún cambio en este particular, y que el poder del monarca no es menos inmutable, aparece en muchas anécdotas relatadas en los libros de viajeros modernos en aquel país.

15-17. LOS HONORES DE MARDOQUEO, Y EL GOZO DE LOS JUDIOS.

15. salió Mardocheo … con vestido real—Fué investido de khelaat de honor oficial. Un vestido de azul y blanco era tenido en gran estima entre los persas. Entonces Mardoqueo “el hombre cuya honra desea el rey”, fué en efecto adornado con el vestido real y con insignias reales. La clase y variedad de insignias llevadaspor algún favorito, inmediatamente hace saber a la gente la dignidad especial a la cual ha sido elevado.

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