Filipenses 2:1-30
1 Por tanto, si hay algún aliento en Cristo, si hay algún incentivo en el amor, si hay alguna comunión en el Espíritu, si hay algún afecto profundo y alguna compasión,
2 completen mi gozo a fin de que piensen de la misma manera, teniendo el mismo amor, unánimes, pensando en una misma cosa.
3 No hagan nada por rivalidad ni por vanagloria, sino estimen humildemente a los demás como superiores a ustedes mismos;
4 no considerando cada cual solamente los intereses propios sino considerando cada uno también los intereses de los demás.
5 Haya en ustedes esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús:
6 Existiendo en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse;
7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres;
8 y, hallándose en condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!
9 Por lo cual, también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre;
10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra;
11 y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre que Jesucristo es Señor.
12 De modo que, amados míos, así como han obedecido siempre — no solo cuando yo estaba presente sino mucho más ahora en mi ausencia — , ocúpense en su salvación con temor y temblor;
13 porque Dios es el que produce en ustedes tanto el querer como el hacer para cumplir su buena voluntad.
14 Hagan todo sin murmuraciones y contiendas,
15 para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo,
16 reteniendo la palabra de vida. Así yo podré gloriarme en el día de Cristo de que no he corrido ni he trabajado en vano.
17 Al contrario, aunque haya de ser derramado como una ofrenda líquida sobre el sacrificio y servicio de su fe, me gozo y me regocijo con todos ustedes.
18 De igual modo, gócense también ustedes y regocíjense conmigo.
19 Espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo para que yo también me reanime al saber de su estado;
20 pues no tengo a nadie que se interese por ustedes con tanto ánimo y sinceridad.
21 Porque todos buscan sus intereses personales, no lo que es de Jesucristo.
22 Ya conocen la reputación de Timoteo, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio.
23 Por lo tanto, espero enviarlo en cuanto yo vea cómo van mis asuntos;
24 pero confío en el Señor que yo también iré pronto a ustedes.
25 Sin embargo, también creí necesario enviarles a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de milicia, y su mensajero y suministrador de mis necesidades,
26 ya que él los añoraba a todos ustedes y estaba angustiado porque habían oído que él estaba enfermo.
27 Pues en verdad estuvo enfermo de muerte, pero Dios tuvo misericordia de él; y no solamente de él sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza.
28 Por lo tanto, lo envío con más urgencia, para que se vuelvan a gozar al verlo y yo esté libre de preocupación.
29 Recíbanlo, pues, en el Señor con todo gozo y tengan en alta estima a hombres como él;
30 porque a causa de la obra de Cristo estuvo cercano a la muerte, arriesgando su vida para completar lo que faltaba en el servicio de ustedes a mi favor.
CAPITULO 2
CONTINUA LA EXHORTACION: A LA HUMILDAD SEGUN EL EJEMPLO DE CRISTO, CUYA GLORIFICACION SIGUIO SU HUMILLACION; A LA FERVIENTE BUSQUEDA DE LA PERFECCION, PARA QUE SEAN GOZO SUYO EN EL DIA DE CRISTO; LA PRONTITUD DE PABLO PARA SER OFRECIDO EN BIEN DE LA FE DE ELLOS. SU INTENCION DE ENVIAR A TIMOTEO; SU ENVIO ENTRETANTO DE EPAFRODITO.
1. El “por tanto” infiere que sigue explayando aquí la exhortación (1:27): “en un espíritu, unánimes”. Recomienda en este versículo cuatro motivos influyentes para inculcar los cuatro deberes cristianos que les corresponden respectivamente (v. 2), “que sintáis lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.” (1) “Si hay (con vosotros) alguna consolación en Cristo”; eso es, alguna consolación de la que Cristo sea la fuente, que os lleve a consolarme a mí en mis aflicciones, que padezco por Cristo, me lo adeudáis a mí y debéis conceder mi pedido de “que sintáis lo mismo” (viváis en armonía) [Crisóstomo y Estio], (2) “Si algún refrigerio de (que surja del) amor”, calificativo de la “consolación en Cristo”; (3) “Si alguna conunión (compañerismo cristiano, que resulte de la participación conjunta) del Espíritu” (2 Corintios 13:14). Como los paganos entendían, lit., los que eran de la misma aldea, y bebían de una misma fuente; ¡cuánto mayor es la unión que vincula a los que beben del mismo Espíritu! (1 Corintios 12:4, 1 Corintios 12:13). [Grocio]. (4) “Si algunas entrañas (tiernas emociones) y misericordias” (compasiones), complementos de la “comunión del Espíritu”. Lo contrario de estos dos pares lógicos se reprueba respectivamente en v. 3, 4.
2. cumplid—eso es, haced pleno, completad. Tengo gozo en vosotros; completadlo con lo que aún falta: a saber, la unidad (1 Corintios 1:9). que sintáis lo mismo—lit., “que seáis todos de la misma mente”; más comúnmente que “de una mente”. teniendo el mismo amor—igualmente dispuestos a amar y a ser amados. sintiendo una misma cosa—lit., “siendo de almas unidas”, armoniosos. Esto forma un par con la frase que sigue: “que sintáis lo mismo, teniendo el mismo amor”.
3. Nada hagáis—“hagáis”, en bastardillas, no está en el griego. Tal vez mejor sería suplir la elipsis del griego (v. 2): “Nada pensando por contienda” (o bien, “por intriga facciosa”, “egoísmo”, cf. nota,1 Corintios 1:16). Es el pensamiento lo que caracteriza el acto como bueno o malo delante de Dios. en humildad—La relación de esta gracia es a Dios solamente; es el sentido de dependencia de parte de la criatura del Creador como tal, y coloca a todos los seres creados en este respecto en el mismo nivel. El hombre de “ánimo humilde”, cuanto a su viaje espiritual, es independiente del hombre y libre de todo sentimiento servil, pero sensible de su continua dependencia de Dios. Pero indirectamente la humildad de uno afecta su comportamiento hacia sus prójimos; porque, consciente de su completa dependencia de Dios para sus capacidades, como aquéllos lo son para las suyas, no se enorgullecerá de sus habilidades ni se ensoberbecerá en su conducta hacia otros (Efesios 4:2; Colosenses 3:12) [Neandro]. estimándoos—Antes de complacerte con aquellas cosas en que tú sobresales, fija los ojos en aquellas en las que tu prójimo te aventaja a ti: esto es la verdadera “humildad.”
4. Los manuscritos más antiguos leen: “No mirando cada uno de vosotros (el plural en el griego) las cosas suyas propias (es decir, no preocuparse sólo por lo suyo), sino cada uno de vosotros también las de los otros”. Cf. v. 21; también cf. el ejemplo de Pablo (1:24).
5. Los manuscritos más antiguos leen: “Tened en vosotros este sentir (“esta mente”) … No se propone a sí mismo (cf. nota, v. 5) como ejemplo sino a Cristo, aquel SER sublime que no buscó lo suyo; antes “se humilló” (v. 8), primero al tomar para sí nuestra naturaleza, y luego humillándose aún más en dicha naturaleza (Romanos 15:3).
6. Tradúzcase: “El cual subsistiendo (o existiendo, eso es, originalmente: el griego no es el sencillo verbo substantivo, ser) en la forma de Dios (no se entiende la divina esencia, sino las eternas características “automanifestantes” de Dios, la forma que irradia de su gloriosa esencia). La naturaleza divina tenía en sí infinita HERMOSURA, aun cuando ninguna criatura la contemplase: aquella hermosura era “la forma de Dios”: así como “la forma de siervo” (v. 7), que con ella se contrasta, presupone la existencia de su naturaleza humana, así “la forma de Dios” presupone su naturaleza divina [Bengel], cf. Juan 5:37; Colosenses 1:15 : “El cual es la imagen del Dios invisible” en un tiempo antes de “toda criatura”, 2 Corintios 4:4, “no tuvo por usurpación (el mismo verbo en el griego como en v. 3; “no estimó”) ser igual a Dios” (no lo creyó un acto de robo, o de arrogación: reclamando para sí lo que no fuese suyo). Ellicott, Wahl, etc., han traducido: “cosa a arrebatar”; pero en tal caso el griego hubiera sido harpagma (cosa asida), mientras que la palabra es hapagmos, el acto de asir. Tal es su sentido en el otro y único caso más donde ocurre, Plutarco. De educatione puerorum, 120. La misma objeción se hace a la traducción de Alford: “No consideró enriquecimiento de sí (eso es, oportunidad de engrandecimiento propio) su igualdad con Dios”. El arguye el que la antítesis (v. 7) lo requiere: “El aprovechó su igualdad con Dios como una oportunidad, no para su propia exaltación, sino para su abnegación, o para anonadarse”. Pero la antítesis no es entre el estar él igual con Dios y el anonadarse a sí, porque nunca se despojó de la plenitud de su divinidad ni de su “ser igual a Dios”; sino entre su ser “en la FORMA (es decir, en su gloriosa “automanifestación” externa) de Dios”, y su “tomar la forma de siervo”, haciendo lo cual se deshizo en gran medida de su precedente “forma”, o de su externa gloria “automanifestante” como Dios. No “mirando lo suyo propio” (v. 4), él, no obstante existiendo en forma de Dios, estimó que no era robo ser igual a Dios, antes se anonadó a sí mismo. El “ser igual a Dios” no es lo mismo que “existir en forma de Dios”; esto último expresa las características externas, la majestad y hermosura de la deidad, de las que se despojó para asumir “la forma de siervo”; aquello, “SU SER” o su NATURALEZA, su ya existente ESTADO DE IGUALDAD con Dios, tanto el Padre como el Hijo teniendo la misma esencia. Una visión de él “en forma de Dios”, previa a la encarnación, fué dada a Moisés (Éxodo 24:10).
7. se anonadó—“tomando la forma de siervo, siendo hecho semejante a los hombres”. Las dos frases expresan en lo que consiste este “anonadarse a sí”, a saber: “tomando la forma de siervo” (nota, Hebreos 10:5; cf. Éxodo 21:5 y Salmo 40:6, que prueba que fué en el tiempo cuando asumió un cuerpo, cuando “tomó la forma de siervo”), y a fin de explicar cómo “tomó la forma de siervo”, se agrega: “siendo hecho en la semejanza de los hombres”. Su sujeción a la ley (Lucas 2:21; Gálatas 4:4) y a sus padres (Lucas 2:51), su humilde condición de carpintero y el ser reputado hijo de carpintero (Mateo 13:55; Marco 6:3), su entrega por el precio de un esclavo (Éxodo 21:32), y su muerte servil para aliviarnos de la esclavitud y muerte, y principalmente, su dependencia servil de Dios como hombre, mientras su divinidad no se manifestaba exteriormente (Isaías 49:3, Isaías 49:7), todo indica marcas de su “forma como siervo”. Esto prueba: (1) Estaba en la forma de siervo tan pronto fué hecho hombre. (2) Estaba en “la forma de Dios” antes que estuviera “en la forma de siervo.” (3) Subsistió tan verdaderamente en la naturaleza divina como en la forma de siervo, o como en la naturaleza de hombre. Porque estuvo tanto “en la forma de Dios” como en “la forma de siervo”; y estuvo en la forma de Dios de tal manera como para “ser igual a Dios”. Por lo tanto, no podría haber sido otro sino Dios; porque Dios dice: “¿A quién me asemejáis, y me igualáis (Isaías 46:5)?” [El Obispo Pearson]. Su despojamiento de sí presupone su previa plenitud de la divinidad (Juan 1:14; Colosenses 1:19; Colosenses 2:9). De ella siempre permaneció lleno; sin embargo, se comportó como si estuviera “anonadado” (“vacío”). hallado en la condición como hombre—estando ya, por haberse anonadado, en la forma de siervo, o en la semeianza de hombre (Romanos 8:3), “se humilló (aún más) “haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. “Condición” da a entender que tuvo el atavío exterior, el habla y la apariencia. En el v. 7, el griego carga el énfasis en el reflexivo “a sí mismo” (que precede al verbo), “se anonadó”, a su yo divino. visto desde el punto de vista de lo que había sido antes; en el v. 8 el énfasis está en “se humilló” (que precede el reflexivo “se”); no sólo se “despojó” de su previa “forma de Dios”, sino que se sometió a la humillación positiva. “Se hizo obediente”, es decir, a Dios, como “siervo de él” (Romanos 5:19; Hebreos 5:8.
9. Por lo cual—como la justa consecuencia de su “autohumillación” y obediencia (Salmo 8:5; Salmo 110:1, Salmo 110:7; Mateo 28:18; Lucas 24:26; Juan 5:27; Juan 10:17; Romanos 14:9; Efesios 1:20; Hebreos 2:9). La inferencia es que si nosotros queremos ser ensalzados después, debemos ahora, según el ejemplo de él, humillarnos (v. 3, 5; Hebreos 3:21; 1 Pedro 5:5, 1 Pedro 5:5). Cristo despojó a Cristo; Dios ensalzó a Cristo como hombre a la igualdad de Dios [Bengel] le ensalzó a lo sumo—“supereminentemente”, según el griego (Efesios 4:10). un nombre—juntamente con la correspondiente realidad, gloria y majestad. que—tradúzcase: “… nombre, lo que es sobre todo nombre.” El nombre “JESUS” (v. 10), que aún ahora en la gloria es su nombre de honor (Hechos 9:5). “Sobre” no sólo sobre los hombres, sino también sobre los ángeles (Efesios 1:21).
10. se doble—en señal de adoración. Se refiere a Isaías 45:23; citado también en Romanos 14:11. Adorar “en el nombre de Jesús”, es adorar a Jesús mismo (cf. v. 11; Proverbios 18:10), o bien, a Dios en Cristo (Juan 16:23; Efesios 3:14). Cf., “Todo aquel que invocare el nombre del Señor (eso es … invocare al Señor en su carácter revelado) será salvo” (Romanos 10:13; 1 Corintios 1:2); “todos los que invocan el nombre de Jesucristo nuestro Señor”. Hechos 7:59 : “invocando … y diciendo Señor Jesus” (Hechos 9:14, Hechos 9:21; Hechos 22:16. de los … en los cielos—los ángeles; lo adoran no sólo como Dios, sino también como el ascendido Dios-hombre, “Jesús” (Efesios 1:21; Hebreos 1:6; 1 Pedro 3:22). en la tierra—los hombres; entre los cuales peregrinó por un tiempo. debajo de la tierra—los muertos, entre los cuales fué contado una vez (Romanos 14:9, Romanos 14:11; Apocalipsis 5:13). Los demonios y los perdidos puede que estén incluídos indirectamente, pues ellos mismos dabán homenaje a Jesús, pero homenaje de miedo, no de amor (Marco 3:11; Lucas 8:31; Santiago 2:19; cf. nota, v. 11).
11. toda lengua—Cf. “toda rodilla” (v. 10). De toda manera será reconocido como Señor (ya no como “siervo”). Como nadie puede hacerlo debidamente “sino por el Espíritu Santo” (1 Corintios 12:3), los espíritus de los justos muertos deben ser la clase directamente denotada, v. 10, “debajo de la tierra”. a la gloria de Dios Padre—la gran finalidad del oficio y reino mediadores de Cristo, los que terminarán cuando esta finalidad se haya realizado completamente (Juan 5:19, Juan 5:30; Juan 17:1, Juan 17:4; 1 Corintios 15:24.
12. Por tanto—Viendo que tenemos en Cristo tal ejemplo de la gloria que resulta de la “obediencia” (v. 8) y de la “autohumillación”, ved que seáis obedientes también vosotros, y así “vuestra salvación” seguirá a vuestra obediencia. como siempre habéis obedecido—“así como habéis sido obedientes,” eso es, a Dios, como Jesús fué “obediente” a Dios (nota, v. 8). no como, etc.—“no como si “fuera una tarea a ser hecha” en mi presencia solamente, mucho más (con más fervor) ahora (como las cosas están) en mi ausencia” (porque estáis privados de mi auxilio) [Alford]. ocupaos en—llevadla a su plena perfección. “La salvación” está obrada en (griego: energoon) v. 13; Efesios 1:11) los creyentes por el Espíritu, el cual los habilita por la fe para ser justificados una vez para siempre; pero esta salvación debe ser, como obra progresiva, desarrollada (kataergein), llevada a cabo, por la obediencia, con la ayuda del mismo Espíritu, hasta la perfección (2 Pedro 1:5). El creyente firme ni descansa, como el formalista en los medios, sin mirar hacia el fin y al Espíritu Santo, quien solo puede hacer eficaces los medios; ni espera, como el fanático, alcanzar el fin sin los medios. vuestra salvación—aquí carga el énfasis. Puesto que yo no estoy presente para adelantarla, “llevad a cabo vuestra propia salvación” vosotros mismos con tanto más cuidado. No penséis que no haya de seguir la obra porque yo esté ausente, “porque es Dios (v. 13) el que en vosotros obra …” En este caso adoptad una regla diferente de la anterior (v. 4), confiados empero en el mismo principio de la “humildad” (v. 3), a saber, “cada uno mirando por lo suyo propio”, en vez de las disputes con otros (vv. 3, 14). vuestra salvación—la cual es “en Jesús” (v. 10), como significa su nombre. con temor y temblor—el mismo sentimiento recomendado a los “siervos,” como lo que debe acompañar a la obediencia de ellos (Efesios 6:5). Así aquí: Ved que, cual “siervos” de Dios, según el ejemplo de Cristo, seáis así “con el temor y temblor” que convienen a los siervos; no el miedo servil, sino con la ansiedad temblorosa por no errar la meta (1 Corintios 9:26; Hebreos 4:1 : “Temamos, pues, que quedando aún la promesa de entrar en su reposo, parezca alguno … haberse apartado”), resultando de un sentido de nuestra insuficiencia humana, y de la conciencia de que todo depende del poder de Dios, “quien obra tanto el querer como el hacer” (Romanos 11:20). “Pablo, escribe gozosamente, pero seriamente”. [J. J. Wolf].
13. Porque Dios es—lo que anima a trabajar: “Porque es Dios quien obra en vosotros”, siempre con vosotros, aunque yo esté ausente. No se dice: “Llevad a cabo vuestra salvación, aunque es Dios …”; sino: “… porque es Dios quien …” La voluntad y el poder para trabajar, que son las primeras cuotas de su gracia, nos animan a experimentar plenamente la salvación y a llevarla a feliz terminación, salvación que él primero “obró” en nosotros, y aún está obrando “en” nosotros, haciéndonos capaces para desarrollarla. “Nuestra voluntad nada hace para ello sin la gracia; pero la gracia sigue inactiva sin nuestra voluntad”. [San Bernardo]. El hombre es, en distintos sentidos, enteramente activo y enteramente pasivo: Dios produciéndolo todo, y nosotros obrándolo todo. Lo que él produce son nuestros propios actos. No es que Dios haga una parte y nosotros lo demás. Dios lo hace todo, y nosotros lo hacemos todo. Dios es el solo autor propio, nosotros los únicos actores propios. Así que las mismas cosas en las Escrituras se representan como de Dios y de nosotros. Dios hace un corazón nuevo, y se nos ordena que nos hagamos un corazón nuevo; no meramente porque debamos usar los medios con miras de alcanzar el efecto, sino que el efecto mismo debe ser nuestro acto y nuestro deber (Ezequiel 11:19; Ezequiel 18:31; Ezequiel 36:26). [Edwards.] que … obra—más bien, como el griego, “obra eficientemente”. No podemos de nosotros mismos abrazar el evangelio de la gracia; “la voluntad” (Salmo 110:3; 2 Corintios 3:5) viene sólo del don de Dios, don a quien él quiere darlo (Juan 6:44, Juan 6:65); así también el poder de hacer (más bien, “de hacer eficientemente”, como el verbo griego es el mismo que arriba se traduce “obra en”), eso es, la perseverancia eficiente hasta el fin, es del todo el don de Dios (Juan 1:6; Hebreos 13:21). por su buena voluntad—a fin de llevar a cabo su soberano propósito de gracia para con vosotros (Efesios 1:5, Efesios 1:9).
14. murmuraciones—secretas, y quejas contra vuestros prójimos motivados por el egoísmo: en contraste con el ejemplo de Cristo, que se acababa de mencionar (cf. el empleo del vocablo en Juan 7:12; Hechos 6:1; 1 Pedro 4:9; Judas 1:16). contiendas—Se refiere a las “disputas” inútiles con el prójimo, para con el cual se nos exhorta a ser “irreprensibles y sencillos” (v. 15); así se traduce el griego en Marco 9:33. Tales disputas nacen de la “vanagloria”, reprobada (en v. 3), y abundaban entre los filósofos aristotélicos de Macedonia, donde estaba Filipos.
15. irreprensibles y sencillos—Sin la fama de malhechores, ni la inclinación a ello [Alford.] hijos—más bien, como el griego, “niños (o criaturas) de Dios (Romanos 8:14). La imitación de nuestro Padre celestial es la guía instintiva para nuestro deber como sus hijos, más bien que toda ley exterior (Mateo 5:44, Mateo 5:48). sin culpa—“sin (dar motivo de) ser reprochados”. Todo el versículo se refiere tácitamente, por contraste, a Deuteronomio 32:5, “La corrupción … mancha … generación torcida y perversa” (cf. 2 Pedro 2:12). [Trench], resplandecéis—Lit., “aparecéis”. [Trench]. “Mostraos” (cf. Mateo 5:14; Efesios 5:8)—como luminares en el mundo—como el sol y la luna, “las luces”, o “luces mayores” del mundo material, o del firmamento. La Versión de los Setenta usa el mismo vocablo griego en el texto, Génesis 1:14, Génesis 1:16; cf. nota, Apocalipsis 21:11.
16. Reteniendo—firmemente; el probable sentido del griego aquí. Si la imagen de “luminares” del v. 15 se amplía, entonces significa “teniendo la palabra “delante de ellos, y dándole su aplicación. Como la luz de los luminares del cielo se relaciona íntimamente con la vida de los animales, así extended la luz de la “palabra” de Cristo (recibida de mí), la cual es la “vida” de los gentiles (Juan 1:4; 1 Juan 1:1, Joel 1:1, 1 Juan 1:5). Cristo es “la luz del mundo” (Juan 8:12); los creyentes no son sino “luminares” que reflejan la luz de él. para que yo pueda gloriarme—Lit., “con el fin de serme vosotros motivo de regocijo para el día de Cristo (Juan 4:1; 2 Corintios 1:14; 1 Tesalonicenses 2:19); que no he corrido en vano—que no fué en vano que trabajé para vuestro bien espiritual.
17. y aun si soy—“Aunque sea …” El griego parece sugerir que tal contingencia no era improbable; había presumido la posibilidad de hallarse vivo a la venida de Cristo (porque el Señor ha mandado que los cristianos de toda edad estuviesen apercibidos, como si su venida estuviese cercana); aquí ofrece la sugestión que él considera más probable, a saber, de su propia muerte antes de la venida de Cristo. soy derramado—El presente del indicativo en el original indica que el peligro le amenazaba ya. Como en los sacrificios las libaciones de vino “se derramaban” sobre la víctima, Pablo representa a sus convertidos filipenses, ofrecidos por la fe (o si no, por la misma fe de ellos) como el sacrificio, y la sangre de él como la libación “derramada sobre” él (cf. Romanos 15:16; 2 Timoteo 4:6). servicio—el griego: “ministración sacerdotal”, que cumple la imagen de un sacrificio. me gozo—por mí mismo (2 Timoteo 1:21, 2 Timoteo 1:23). Su esperanza de liberación de sus prisiones es más débil que en las Epístolas a los Efesios, Colosenses y Filemón, escritas desde Roma algo anteriormente. El nombramiento de Tigelino como prefecto pretoriano probablemente fué la causa de esto. Cf. la Introducción. Me … congratulo por todos vosotros—es decir, por el honor que os corresponde de que mi sangre fuera derramada sobre el sacrificio de vuestra fe. Si ya se regocijaban con él (como la versión inglesa representa: “Me gozo con todos vosotros”), ¿qué necesidad había de que les exhortase: “gozaos también conmigo …” (el mismo verbo griego se traduce “congratular.” v. 17 y “regocijarse,” v. 18. Trad.)
18. “Asimismo (del honor que os toca) gozaos vosotros, y congratulaos conmigo” por mi bendita “ganancia” (2 Timoteo 1:21).
19. El v. 22, “la experiencia de él conocéis … ha servido conmigo …” indica que Timoteo estuvo mucho tiempo con Pablo en Filipos. Conformemente, hallamos en la historia (Hechos 16:1; Hechos 17:10, Hechos 17:14) que salen juntos de Derbe de Licaonia, y están juntos de nuevo en Berea de Macedonia, cerca de la conclusión del viaje misionero de Pablo: una coincidencia impensada de la Epístola y la historia que es indicio de su autenticidad [Paley] Por los vv. 25-30, parece que Epafrodito estaba al punto de partir para aliviar la ansiedad de los filipenses motivada por su enfermedad, llevando al mismo tiempo la Epístola; Timoteo había de seguirle más tarde, después de decidida la liberación del apóstol, cuando pudiesen ya arreglar sus planes más exactamente para el retorno de Timoteo y su encuentro de nuevo con Pablo, con noticias de Filipos. Pablo ya hacía sus planes de llegar a dicha ciudad por un circuito más extenso y con viaje más paulatino. La razón por qué Pablo enviara a Timoteo tan luego de haber recibido noticias de los filipenses por medio de Epafrodito, fué porque ellos sufrían persecuciones (Hechos 1:28), y además, porque la demora de Epafrodito, por su enfermedad, en su viaje a Roma, hizo que sus noticias fuesen de fecha menos reciente que las que Pablo deseaba. El mismo abrigaba esperanza de visitarles en breve. Mas espero—Sin embargo, mi muerte de ningún modo es cierta; en efecto, “espero en el Señor” (con la ayuda del Señor …) enviaros—Lit., para (vuestra consolación) vosotros; no meramente a vosotros. yo también—No sólo para que vosotros “estéis de buen ánimo” (griego,” “coraje”), sino “yo también cuando conozca vuestro estado”.
20. Su razón primordial de enviar a Timoteo: a ninguno tengo tan unánime, lit., “de igual alma”, conmigo como a Timoteo. Cf. Deuteronomio 13:6 : “tu amigo que sea como tu alma” (Salmo 55:14). El segundo “yo” de Pablo. con sincera afición—Un caso en el que el Espíritu de Dios cambió la naturãleza del hombre de tal modo que ser natural para él era ser espiritual: el blanco de nuestros anhelos.
21. todos—los que están conmigo (cf. 1:14, 17; 4:21: tal resultó ser Demas, Colosenses 4:14; cf. 2 Timoteo 4:10; Filemón 1:24). buscan lo suyo—contrariamente al precepto de Pablo (v. 4; 1 Corintios 10:24, 1 Corintios 10:33; 1 Corintios 13:5). Esto se dice en comparación con Timoteo, pues 1:16, 17 insinúa que algunos de los que estaban con Pablo eran cristianos genuinos, aunque no eran tan abnegados como Timoteo. Son pocos los que acuden para servir en la causa de Cristo cuando se tienen que sacrificar el bienestar, la fama y las ganancias. Los más ayudan sólo cuando la ganancia de Cristo es compatible con la misma ganancia de ellos (Jueces 5:17, Jueces 5:23).
22. ha servido conmigo—Mientras que podríamos esperar que diría: “Como un hijo sirve al padre, así me ha servido a mí”, Pablo en modestia dice: “ha servido conmigo”, como los cristianos no son siervos unos de otros, sino siervos de Dios los unos con los otros (cf. 3:17). en el evangelio—en provecho del evangelio, o para el evangelio.
23. luego que yo viere—eso es, “sepa” de seguro.
24. yo también—así como Timoteo.
25. enviaros—Propiamente era cosa de enviar de vuelta a Epafrodito (4:18); pero como había llegado con la intención de quedar algún tiempo con Pablo, éste usa la palabra “enviar” (cf. v. 30). compañero de milicia—“consoldado”, en la “buena pelea” de la fe (1:27, 30; 2 Timoteo 2:3; 2 Timoteo 4:7). vuestro mensajero—lit., “apóstol”. Los “apóstoles” o “mensajeros de las iglesias” (Romanos 16:7; 2 Corintios 8:23) eran distintos de los “apóstoles” especialmente encargados por Cristo, como los doce y Pablo. ministrador de mis necesidades—llevándole las contribuciones de Filipos. El griego leitourgon, lit., indica ministración en el oficio ministerial. Probablemente Epafrodito era presbítero o si no, diácono.
26. Porque—la razón por qué creyó necesario enviar a Epafrodito. Tradúzcase: “Por cuanto él estaba anhelando (veros) a vosotros”. gravemente se angustió—El griego expresa que estaba apesadumbrado y vencido de hondo pesar. había enfermado—mejor: “que estuvo enfermo”. Sentía muchísimo que vosotros os entristecieseis por la noticia, y ahora se apresura para aliviaros la preocupación.
27. La enfermedad de Epafrodito comprueba que los apóstoles no tenían ordinariamente el don permanente de milagros, como tampoco el de la inspiración; los dos dones les eran concedidos solamente para cada ocasión particular, como al Espíritu le pareciera propio. no tuviese tristeza sobre tristeza—es decir, la tristeza de perderle a él por la muerte, además de la tristeza de mis prisiones. Aquí solamente ocurre un detalle de tono triste en esta Epístola, la cual es mayormente de carácter gozoso.
29. Recibidle—Parece que había algo detrás de esto con respecto a Epafrodito. Si el extremo afecto fuese el único motivo de su “angustia” (v. 26), no hubiera hecho falta tal exhortación [Alford]. en estima—“en honor”.
30. por la obra de Cristo—a saber, trayéndome subsidios a mí, ministro de Cristo. Probablemente estaba delicado de salud al salir de Filipos; pero a todo riesgo emprendió este servicio de amor cristiano, lo que le costó seria enfermedad. poniendo su vida—Los más de los manuscritos más antiguos leen: “arriesgando la vida”. para suplir vuestra falta—No que Pablo quisiese decir que les faltase la voluntad: lo que les faltaba era la “oportunidad” para enviar su bondad usual (2 Corintios 4:10). “Aquello que hubierais hecho, de seros posible (pero que no pudisteis por la ausencia) lo hizo él por vosotros; por tanto, recibidle con todo gozo” [Alford].