Filipenses 3:1-21

1 Por lo demás, hermanos míos, regocíjense en el Señor. El escribirles las mismas cosas a mí no me es molesto, y para ustedes es más seguro.

2 ¡Guárdense de los perros! ¡Guárdense de los malos obreros! ¡Guárdense de los que mutilan el cuerpo!

3 Porque nosotros somos la circuncisión: los que servimos a Dios en espíritu, los que nos gloriamos en Cristo Jesús y los que no confiamos en la carne.

4 Aunque yo tengo de qué confiar también en la carne. Si alguno cree tener de qué confiar en la carne, yo más:

5 circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;

6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, irreprensible.

7 Pero las cosas que para mí eran ganancia las he considerado pérdida a causa de Cristo.

8 Y aún más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor. Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura a fin de ganar a Cristo

9 y ser hallado en él; sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo; la justicia que proviene de Dios por la fe.

10 Anhelo conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar en sus padecimientos, para ser semejante a él en su muerte;

11 y de alguna manera, me encontraré en la resurrección de los muertos.

12 No quiero decir que ya lo haya alcanzado ni que haya llegado a la perfección, sino que prosigo a ver si alcanzo aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús.

13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante,

14 prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

15 Así que, todos los que hemos alcanzado la madurez pensemos de este modo; y si piensan otra cosa, también eso nos lo revelará Dios.

16 En todo caso, sigamos fieles a lo que hemos logrado.

17 Hermanos, sean imitadores de mí y presten atención a los que así se conducen, según el ejemplo que tienen en nosotros.

18 Porque muchos andan por ahí, de quienes les hablaba muchas veces, y ahora hasta lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo.

19 El fin de ellos será la perdición, su dios es su estómago, su gloria se halla en su vergüenza, y piensan solamente en lo terrenal.

20 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos ardientemente al Salvador, el Señor Jesucristo.

21 Él transformará nuestro cuerpo de humillación para que tenga la misma forma de su cuerpo de gloria, según la operación de su poder, para sujetar también a sí mismo todas las cosas.

CAPITULO 3

ADVERTENCIA RESPECTO DE LOS JUDAIZANTES: EL TIENE MAYOR RAZON QUE AQUELLOS POR QUE CONFIAR EN LA JUSTICIA LEGALISTA, PERO LO RENUNCIA TODO POR LA JUSTICIA DE CRISTO, EN LA QUE PROSIGUE HACIA LA PERFECCION; ADVERTENCIA CONTRA LOS CARNALES; CONTRASTE DE LA VIDA Y LA ESPERANZA DEL CREYENTE.

1. RestaLit., “lo demás”, “además”, que hace la transición a otro tema general [Bengel y Wahl], como en 1 Tesalonicenses 4:1. Muchas veces se halla a la conclusión de las Epístolas con el sentido de “finalmente” (Efesios 6:10; 2 Tesalonicenses 3:1). Pero no se limita a este sentido, como piensa Alford, quien supone que Pablo pensaba terminar la Epístola aquí, pero que fué inducido por la mención de los judaizantes a extenderse considerablemente. las mismas cosas—tocante al “regocijo”, el rasgo dominante de esta Epístola (2 Tesalonicenses 1:18, 2 Tesalonicenses 1:25; 2 Tesalonicenses 2:17; 2 Tesalonicenses 4:4, donde cf. el “otra vez os digo”, con “las mismas cosas” aquí). “En el Señor” señala la verdadera base del gozo, en contraste con el “tener confianza en la carne”, o en otro asunto exterior razonable de jactancia (v. 3). para vosotros es seguro—El gozo espiritual es la mejor seguridad en contra del error (v. 2; Nehemías 8:10).

2. Guardaos—El griego: “mirad los perros”, tened el ojo en ellos. Otro es, en contraste, el “mirad” del v. 17; eso es, para seguir el ejemplo. perros—aquellos impuros, “de los cuales muchas veces os dije” (vv. 18, 19); “los abominables” (cf. Apocalipsis 21:8 con 22:15; Mateo 7:6; Tito 1:15): “Perros” en suciedad, en impureza, en regañamientos (Deuteronomio 23:18; Salmo 59:6, Salmo 59:14; 2 Pedro 2:22): especialmente “los enemigos de la cruz de Cristo” (v. 18; Salmo 22:16, Salmo 22:20). Los judíos tenían por perros a los gentiles (Mateo 15:26); pero por su propia incredulidad han dejado de ser el verdadero Israel, y se volvieron “perros” (Cf. Isaías 56:10). malos obreros2 Corintios 11:13 : “obreros engañosos”. No se entiende meramente “malhechores”, sino hombres que “obraban” en verdad, ostensiblemente por el evangelio, pero trabajaban para mal; “no sirviendo a nuestro Señor; sino a su propio vientre” (v. 19; Romanos 16:18). Son “doctores malos” (cf. 2 Timoteo 2:15). cortamiento—La circuncisión había perdido su significado espiritual y ya había venido a ser, a los que en ella confiaban como base de justificación, una mutilación insensata. Los cristianos tienen la única circuncisión verdadera, la del corazón; los legalistas no tienen sino el cortamiento, la excisión de la carne. Hacer “cortamiento en la carne” estaba expresamente prohibido por la ley (Levítico 21:5); era una práctica pagana (1 Reyes 18:28); con todo, escribe Pablo indignado, esto es lo que están haciendo los legalistas en efecto, en violación de la ley. Hay una notable gradación, dice Birks (Horae Apostolicae) en el lenguaje de Pablo con respecto a la circuncisión. En su primer discurso transcrito (Hechos 13:39), la circuncisión no se menciona, sino implicada como incluída tácitamente en la ley de Moisés, la que no puede justificar. Seis o siete años más tarde, en la Epístola a los Gálatas 3:3), la primera en donde se menciona, se sostiene su ineficacia espiritual en contra de los gentiles que, habiendo comenzado en el Espíritu, pensaban perfeccionarse en la carne. Más tarde, en la Epístola a los Romanos (Gálatas 2:28), va más lejos y reclama la substancia de la circuncisión para todo creyente, asignando solamente la sombra de ella al judío incrédulo. En la Epístola a los Colosenses (Gálatas 2:11; Gálatas 3:11), más tarde, explica más detalladamente la verdadera circuncisión como el privilegio exclusivo del creyente. Y por último, aquí el mismo nombre se lo niega al legalista, siendo substituído por un término de reproche, “el cortamiento”, o mutilación de la carne. Una vez obligatoria a todo el pueblo del pacto y luego reducida a una mera distinción nacional, fué asociada más y más en la experiencia del apóstol con la abierta hostilidad de los judíos y con la perversa enseñanza de los falsos hermanos.

3. nosotros somos la circuncisión—la verdadera (Romanos 2:25; Colosenses 2:11). servimos en espíritu a Dios—Los manuscritos más antiguos leen: “Servimos por el Espíritu de Dios”; nuestro servicio religioso se hace por el Espíritu (Juan 4:23). El culto legal era externo, y consistía en actos exteriores, limitado a ciertas fechas y lugares. El culto cristiano es espiritual, que surge de la obra interna del Espíritu Santo, sín relación con ciertos actos aislados y que abarca toda la vida (Romanos 12:1). En aquél, los hombres confiaban en algo humano, fuese la descendencia de la nación teocrática, fuese la justicia de la ley, o la mortificación de “la carne” (“Teniendo confianza”, “gloriándose en la carne” Romanos 1:9) [Neandro]. en Cristo Jesús—no en la ley. no teniendo confianza en la carne—sino en el Espíritu.

4. “Aunque yo (enfático) podría tener confianza aún en la carne”; Lit., “yo teniendo …” mas no aprovechando, “la confianza en la carne”. yo más—tengo más “de qué confiar en la carne”.

5. En tres particulares demuestra como “podría tener confianza en la carne” (v. 4): (1) Su sangre judía pura. (2) Su escrúpulo legal y alta estima como tal. (3) Su celo por la ley. El griego es lit., “siendo en la circuncisión hombre del octavo día”, eso es, no circuncidado en edad avanzada cual prosélito, sino a los ocho días de nacido, según la ley para los nacidos judíos. de la tribu de Benjamín—hijo de Raquel, no de la sierva [Bengel]. Hebreo de Hebreos—no siendo gentil ni su padre ni su madre. El “hebreo”, viviese donde viviese, retenía la lengua de sus padres. Así, pues, Pablo, residente en Tarso, ciudad griega, se llamaba “hebreo”. Un “griego” o helenista, por otra parte, es el término en el Nuevo Testamento que denota el judío de habla griega. [Trench]. cuanto a la ley—cuanto a su estado legal y escrupuloso. Fariseo—“de la secta la más estricta” (Hechos 26:5).

6. Cuanto al celo—(cf. Hechos 22:3; Hechos 26:9). irreprensible—El griego: “habiendo llegado a ser irreprensible” con respecto a la justicia ceremonial: habiendo alcanzado en los ojos de los hombres la irreprochable perfección legal. Cuanto a la santidad delante de Dios, que es el íntimo y el más verdadero espíritu de la ley y que mana de la “justicia de Dios por la fe”, él declara, por otra parte (v. 12-14), que no ha alcanzado la perfección.

7. ganancias—inclusive todas las posibles ventajas de su estado exterior, que había hasta ahora gozado. pérdidas—El griego: “pérdida”. Todas sus “ganancias” las cuenta por una sola gran pérdida (Mateo 16:26; Lucas 9:25).

8. ciertamente—Los manuscritos más antiguos omiten “ciertamente” (griego: “ve”). Tradúzcase: “Además”. No sólo “he reputado” aquellas cosas ya mencionadas “como pérdida por amor a Cristo, sino que además hasta cuento todas las cosas por pérdida … por el eminente, etc.—El griego: “A causa de la excelencia (la supereminencia: superior a todo lo demás) del conocimiento de Cristo Jesús”. mi Señor—abrazado como tal con fe y amor (Salmo 63:1; Juan 20:28). lo he perdido todo—en efecto, no meramente lo conté por pérdida. todo—todas las cosas mencionadas: He sufrido la pérdida de todas. estiércol—del griegoskubalon”, lo que se arroja a los perros, escoria, excremento, basura, etc. Una “pérdida” es algo que tiene valor; pero la “basura” se tira como inútil y aun repugnante al tacto y a la vista. para ganar—Uno no puede hacer el objeto de su “ganancia” las otras cosas y al mismo tiempo “ganar a Cristo”. El que pierde todas las cosas y aun a sí mismo, por amor a Cristo, el tal gana a Cristo; Cristo es de él y él de Cristo (Cantares de los Cantares 2:16; Cantares de los Cantares 6:3; Lucas 9:23; 1 Corintios 3:23).

9. y ser hallado en él—“hallado” cuando él vuelva, “en él” viviendo espiritualmente, como el elemento de mi vida. Una vez perdido, fuí hallado y espero ser perfectamente “hallado” por él cuando venga (Lucas 15:8). mi justicia, que es por la ley—(v. 6; Romanos 10:3, Romanos 10:5) “que viene de la ley”. la que es de Dios por la fe—“que viene de Dios basada en la fe”. Pablo fué transportado de la servidumbre legalista a la libertad cristiana repentinamente, sin ninguna transición gradual. Así que las cadenas del fariseísmo fueron rotas instantáneamente; y la oposición al judaísmo farisaico sustituyó a la oposición al evangelio. Así la providencia de Dios le preparó debidamente para la tarea de deshacer toda idea de la justificación legalista. “La justicia de la fe” es, en el sentido paulino, la justicia o la perfecta santidad de Cristo apropiada por la fe como la base objetiva de confianza para el creyente, y también como el nuevo principio subjetivo de vida. Por tanto, incluye la esencia de una nueva disposición, y puede fácilmente pasar a la idea de la santificación, aunque originalmente las dos ideas eran distintas. No es ningún acto arbitrario de Dios, como si él tomara por inocente al pecador sencillamente porque éste cree en Cristo; sino que lo objetivo de parte de Dios corresponde a lo subjetivo de parte del hombre: la fe. La comprensión del arquetipo de la santidad por medio de Cristo contiene la promesa de que ésta será realizada en todos los que son uno con él por la fe y fueron hechos órganos del Espíritu suyo. Su germen les es impartido cuando creen, aunque el fruto de una vida perfectamente conformada al Redentor puede ser desarrollado solamente poco a poco en esta vida [Neandro].

10. A fin de conocerle—experimentalmente. El objetivo de la “justicia” ya mentada. Este versículo resume y más plenamente explica “la supereminencia del conocimiento de Cristo” (v. 8). Conocerle es más que el saber meramente una doctrina acerca de él. Los creyentes no son conducidos a la redención solamente sino al Redentor mismo. la virtud de su resurrección—asegurando a los creyentes de su justificación (Romanos 4:25; 1 Corintios 15:17), y los resucita con él espiritualmente, por virtud de su identificación con él en ésta, así como en todos los actos de su obra redentora a nuestro favor (Romanos 6:4; Colosenses 2:12). El poder del Espíritu Santo, que ahora levanta a los creyentes de la muerte espiritual (Efesios 1:19), es el mismo que levantará sus cuerpos de la muerte literal después (Romanos 8:11). y la participación de sus padecimientos—por la identificación con él en sus padecimientos y muerte, por la imputación; también, por la carga en efecto de la cruz, cualquiera que se nos imponga, siguiendo el ejemplo de él, y así “completando lo que falta de los padecimientos de Cristo” (Colosenses 1:24); y en la disposición de llevar cualquier carga por amor de él (Mateo 10:38; Mateo 16:24; Timoteo 2:11). Como él llevó todas nuestras aflicciones (Isaías 53:4), así nosotros participamos de las de él. en conformidad a su muerte—El griego: “siendo conformado a (la semejanza de) su muerte”, eso es, un proceso gradual: por padecimientos continuos por amor de él, mortificando la carnalidad (Romanos 8:29; 1 Corintios 15:31; 2 Corintios 4:10; Gálatas 2:20).

11. Si en alguna manera—No expresando incertidumbre en cuanto al resultado sino el encarecimiento de la lucha de fe (1 Corintios 9:26), y la urgente necesidad de celo y vigilancia (1 Corintios 10:12). llegase a la resurrección de los muertos—“de entre los muertos” (según los manuscritos más antiguos), es decir, la primera resurrección: la de los creyentes con la venida de Cristo (1 Corintios 15:23; 1 Tesalonicenses 4:15; Apocalipsis 20:5). El vocablo griego (exanαstasis) no ocurre en ninguna otra parte del Nuevo Testamento. “El poder de la resurrección de Cristo” (Romanos 1:4) asegura la llegada del creyente a “la resurrección de (entre los demás) muertos” (cf. vv. 20, 21). Cf. “Tenidos por dignos de alcanzar la resurrección de los muertos” (Lucas 20:35). “La resurrección de los justos” (Lucas 14:14).

12. no que haya alcanzadoNo quiero que me comprendan mal; que haya “obtenido” el perfecto conocimiento de Cristo, ni el poder de su muerte, ni la participación de sus padecimientos, ni una conformidad a su muerte. ni que ya sea perfecto—ya “coronado” de la corona, guirnalda, de la victoria, corrida mi carrera, y alcanzada la absoluta perfección. La figura del principio al fin es la de la arena de carreras. Véase 1 Corintios 9:24; Hebreos 12:23. Cf. Trench Los Sinónimos del Nuevo Testamento. prosigo—con ahínco. alcanzo … alcanzado—Prosigo, si acaso eche manos de aquello (a saber, el premio, v. 14) para lo cual fuí también asido por Cristo” (a saber, mi conversión, Cantares de los Cantares 1:4; 1 Corintios 13:12). Jesús—omitido en los manuscritos más antiguos. Pablo estaba cercano de “alcanzar” el premio (2 Timoteo 4:7). Cristo el Autor es también el que termina la carrera de los suyos.

13. yo—sea la que fuere la cuenta de los demás. El que cuenta con ser perfecto él mismo debe engañarse llamando enfermedad al pecado (1 Juan 1:8, Joel 1:8); al mismo tiempo, todo creyente debe tener la perfección por su blanco, si ha de ser siquiera cristiano (Mateo 5:48). olvidando lo que queda atrás—El mirar atrás resultará por cierto en ir atrás (Lucas 9:62). Así la mujer de Lot (Lucas 17:32). Si al remar contra la corriente dejamos de manejar los remos, somos llevados para atrás. Así la palabra de Dios para nosotros, como fué para Israel: “Di a los hijos de Israel que marchen adelante” (Éxodo 14:15). La Biblia es nuestro mojón que indica si progresamos o retrocedemos. extendiéndome—esforzándome hacia adelante, con las manos y con los pies, como quien corre la carrera. El cristiano siempre se siente humillado por el contraste entre lo que es y lo que desea ser. El ojo mira hacia adelante e impele a la mano; la mano se extiende hacia adelante e impele al pie. [Bengel]. a lo … delante—(Hebreos 6:1.)

14. la soberana vocaciónlit., “la vocación de arriba” (Gálatas 4:26; Colosenses 3:1): “la vocación celestial” (Hebreos 3:1); “El premio” es “la corona de justicia” (1 Corintios 9:24; 2 Timoteo 4:8). Apocalipsis 2:10 : “corona de la vida”. 1 Pedro 5:4 : “Una corona incorruptible de vida”. “La soberana (“alta”) vocación”. o la “celestial” no se limita, como piensa Alford, a la propia de Pablo como apóstol por el llamamiento de Dios desde el cielo; antes es el llamamiento común de todos los cristianos a la salvación en Cristo que, siendo del cielo, nos invita al cielo hasta donde, por consiguiente, debemos elevar la mente.

15. Así que—Reasumiendo lo del v. 3. “Todos los que somos perfectos pues”, eso es, los desarrollados (ya no “niños”) en la vida cristiana (v. 3, “que servimos a Dios en el espíritu, no teniendo confianza en la carne”): 1 Corintios 2:6 : bien afirmados en las cosas de Dios. Por “perfecto” aquí denota “capaz del todo para correr” [Bengel], sabiendo y cumpliendo las reglas de la carrera (2 Timoteo 2:5). Aunque era “perfecto” en este sentido, no se sentía aún “hecho perfecto” (griego) en el sentido denotado en el v. 12, a saber, “coronado de completa victoria”, y habiendo alcanzado la absoluta perfección. esto (mismo) sintamos—haciendo suyo el sentimiento aquí expresado (vv. 7-14). otra cosa—“de otro modo”: teniendo un concepto demasiado alto de vosotros mismos en cuanto a la perfección cristiana. “El que piensa haberlo alcanzado todo, no ha alcanzado nada”. [Crisóstomo]. Probablemente, también se refiere a los que eran tentados a creer haber alcanzado la perfección por la ley (Gálatas 3:3): a los cuales hacía falta la advertencia (v. 3), “Guardaos del cortamiento”, aunque a causa de su piedad anterior Pablo confía (como en Gálatas 5:10) en que Dios les revelará el camino de la rectitud. Pablo enseñaba externamente; Dios “revela” la verdad internamente por su Espíritu (Mateo 11:25; Mateo 16:17; 1 Corintios 3:6). os revelará—a vosotros, los que sinceramente os esforzáis por hacer la voluntad de Dios (Juan 7:17; Efesios 1:17).

16. La expectación de una nueva revelación no ha de haceros menos cuidadosos para caminar según el grado que tengáis de conocimiento de las cosas divinas, y de perfección que ya habéis alcanzado. Dios concede revelaciones nuevas a aquellos que caminan en conformidad con las que ya tienen (Oseas 6:3). regla, sintamos una misma cosa—frase omitida en los manuscritos más antiguos. Insertada acaso en parte Daniel 2:2, y Gálatas 6:16. Tradúzcase: “En aquello (el grado de conocimiento) a que hemos llegado, (marchemos) por la misma regla (un término militar).

17. imitadores de mí—como yo soy imitador de Cristo (1 Corintios 11:1): Imitadme solamente en la medida en que yo imite a Cristo. O como Bengel “Mis “coimitadores” de Dios”; o “de Cristo”; “Imitadores de Cristo junto conmigo” (Nota, 2:22; Efesios 5:1). mirad—para imitarlos—los que así anduvieren como nos tenéis por ejemplo—Es decir: Imitad a aquellos cuya conducta es como el ejemplo que véis en nosotros. Bengel traduce: “Por cuanto nos tenéis..,” en vez de, “como nos tenéis …”

18. muchos andan—de tal manera. No seguid a los malhechores, porque son “muchos” (Éxodo 23:2). Sus numeros son más bien una presunción en contra de ser ellos “la manada pequeña” de Cristo (Lucas 12:32). muchas veces—hay necesidad de constante amonestación. llorando—(Romanos 9:2.) Un tono de dureza al hablar de las inconsecuencias de los profesantes es lo contrario al espíritu de Pablo, y de David (Salmo 119:136), y de Jeremías (Jeremias 13:17). El Señor y sus apóstoles, al mismo tiempo, hablan con más dureza contra los profesantes huecos (como los fariseos), que en contra de los escarnecedores. enemigos de la cruz de Cristo—en sus hechos, no en la doctrina (Gálatas 6:14; Hebreos 6:6; Hebreos 10:29).

19. perdición—la eterna, a la venida de Cristo. La “perdición” en 1:28 contrastada con la “salvación”. cuyo fin—la condenación determinada. cuyo dios es el vientre—(Romanos 16:18)—el que al fin será deshecho por Dios (1 Corintios 6:13). En contraste con nuestro “cuerpo” (v. 21), que nuestro Dios “transformará en la semejanza del suyo glorioso”. Su cuerpo ahora se regala, nuestro cuerpo se gasta; entonces, la condición respectiva de ambos será al revés. su gloria es en confusión—Como “la gloria” a menudo se usa en el Antiguo Testamento para denominar a Dios (Salmo 106:20), así corresponde aquí al “dios” de ellos en la frase paralela; “la gloria de ellos” es (más bien que “confusión”) la “vergüenza”, término que el Antiguo Testamento aplica desdeñosamente al ídolo (Jueces 6:32). Parece que el apóstol se refiere a Oseas 4:7 (cf. Romanos 1:32). No parece ser alusión a la circuncisión, como no ya gloriosa para ellos, sino una vergüenza (v. 2). La referencia del contexto inmediato es a la sensualidad y a la carnalidad en general. sienten lo terreno—(Romanos 8:5). En contraste con el v. 20; Colosenses 3:2.

20. nuestra vivienda—más bien, “nuestro estado”, o “patria”; nuestra ciudadanía. Nuestra vida ciudadana. No somos sino peregrinos en la tierra; ¿cómo entonces “sentiríamos lo terreno”? (v. 19; Hebreos 11:9, Hebreos 11:13). La ciudadanía romana era entonces de alta estima; ¡cuánto más lo debiera ser la ciudadanía celestial (Hechos 22:28; cf. Lucas 10:20) ¡vivienda es—“tiene su existencia en el cielo”. esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo—“Aguardamos (así se traduce el mismo griego en Romanos 8:19) al Señor Jesús como (en su capacidad de) Salvador (Hebreos 9:28). El que es “el Señor”, ahora ensalzado sobre todo nombre, asegura nuestra expectación (Hebreos 2:9). Nuestro sumo sacerdote ha subido al lugar santísimo no hecho de manos. Así como los israelitas quedaban fuera del tabernáculo, aguardando el retorno de Aarón (Lucas 1:21), así nosotros debemos mirar hacia los cielos aguardando al Cristo, que desde allí viene.

21. El griego: “El cual transfigurará el cuerpo de nuestra humillación (es decir, donde tiene lugar nuestra humillación, 2 Corintios 4:10; Efesios 2:19; 2 Timoteo 2:12), para que sea conformado al cuerpo de su gloria (es decir, en el cual su gloria se manifiesta), de conformidad con la operación eficiente …” No sólo vendrá como nuestro “Salvador”; sino también como nuestro Glorificador. con la cual puede también—no sólo para hacer nuestro cuerpo como el suyo, sino también para “sujetar a sí todas las cosas”, aun a la muerte misma, así como a Satanás y al pecado. Nos dió un ejemplo de la transfiguración venidera en el monte (Mateo 17:1, etc.). No un cambio de identidad, sino de apariencia o de forma (Salmo 17:15; 1 Corintios 15:51). Nuestra resurrección espiritual ahora es la garantía de nuestra futura resurrección corporal en gloria (v. 20; Romanos 8:11). Como el cuerpo glorificado de Cristo era esencialmente idéntico a su cuerpo de humillación, así nuestros cuerpos de resurrección como creyentes, puesto que serán como el suyo, serán esencialmente idénticos a nuestros cuerpos actuales, y con todo serán “cuerpos espirituales” (1 Corintios 15:42). Nuestra “esperanza” es que Cristo, por su resurrección de los muertos, ha obtenido el poder y se ha hecho el modelo de nuestra resurrección (Miqueas 2:13).

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