Génesis 30:1-43

1 Viendo Raquel que ella no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana y decía a Jacob: — ¡Dame hijos; o si no, me muero!

2 Entonces se encendió la ira de Jacob contra Raquel, y le dijo: — ¿Estoy yo en lugar de Dios, que te privó del fruto de tu vientre?

3 Ella le dijo: — He aquí mi sierva Bilha. Únete a ella, y que dé a luz sobre mis rodillas, para que así yo también tenga hijos por medio de ella.

4 Le dio a Bilha su sierva por mujer, y Jacob se unió a ella.

5 Y Bilha concibió y le dio a luz un hijo a Jacob.

6 Entonces Raquel dijo: “Dios me ha hecho justicia; también ha escuchado mi voz y me ha dado un hijo”. Por eso llamó su nombre Dan.

7 Concibió otra vez Bilha, sierva de Raquel, y dio a luz un segundo hijo a Jacob.

8 Raquel dijo: “¡Grandes conflictos he tenido con mi hermana, y de veras he vencido!”. Y llamó su nombre Neftalí.

9 Viendo Lea que había dejado de dar a luz, tomó a Zilpa su sierva y se la dio a Jacob por mujer.

10 Zilpa, sierva de Lea, le dio a luz un hijo a Jacob.

11 Y Lea dijo: “¡Qué afortunada!”. Y llamó su nombre Gad.

12 Zilpa, sierva de Lea, dio a luz un segundo hijo a Jacob.

13 Y dijo Lea: “¡Qué felicidad la mía! Ahora las mujeres me llamarán feliz”. Y llamó su nombre Aser.

14 Rubén fue al campo en el tiempo de la siega del trigo, halló mandrágoras y se las llevó a Lea su madre. Y Raquel dijo a Lea: — Por favor, dame algunas de las mandrágoras de tu hijo.

15 Ella respondió: — ¿Te parece poco que hayas tomado a mi marido para que te quieras tomar también las mandrágoras de mi hijo? Y Raquel dijo: — Entonces que duerma contigo esta noche a cambio de las mandrágoras de tu hijo.

16 Cuando Jacob volvía del campo al atardecer, Lea salió a su encuentro y le dijo: — ¡Tienes que unirte a mí, porque ciertamente yo te he alquilado a cambio de las mandrágoras de mi hijo! Él durmió con ella aquella noche.

17 Y Dios escuchó a Lea, y ella concibió y dio a luz un quinto hijo a Jacob.

18 Y Lea dijo: “Dios me ha dado mi recompensa, porque di mi sierva a mi marido”. Y llamó su nombre Isacar.

19 Lea concibió otra vez y dio a luz un sexto hijo a Jacob.

20 Y dijo Lea: “Dios me ha dado un buen regalo. Ahora me honrará mi marido, porque le he dado seis hijos”. Y llamó su nombre Zabulón.

21 Después dio a luz una hija y llamó su nombre Dina.

22 Entonces se acordó Dios de Raquel. La escuchó y le dio hijos.

23 Ella concibió y dio a luz un hijo, y dijo: “Dios ha quitado mi afrenta”.

24 Y llamó su nombre José, diciendo: “¡El SEÑOR me añada otro hijo!”.

25 Y aconteció que cuando Raquel dio a luz a José, Jacob dijo a Labán: — Déjame ir a mi lugar, a mi tierra.

26 Dame mis mujeres y mis hijos por quienes he trabajado para ti, y déjame ir. Tú conoces el trabajo que yo he realizado para ti.

27 Labán le respondió: — Por favor, si he hallado gracia ante tus ojos… He visto que el SEÑOR me ha bendecido por tu causa.

28 — Y añadió — : Señálame tu salario, y yo te lo pagaré.

29 Él respondió: — Tú sabes cómo he trabajado para ti y cómo ha estado tu ganado conmigo.

30 Pues poco tenías antes de que yo viniera, y ha crecido abundantemente. El SEÑOR te ha bendecido con mi llegada. Ahora, ¿cuándo he de trabajar yo también por mi propia casa?

31 Él le preguntó: — ¿Qué te daré? Jacob respondió: — No me des nada. Pero si haces para mí lo siguiente, volveré a apacentar y a cuidar tus ovejas:

32 Yo pasaré hoy en medio de todo tu rebaño, poniendo aparte toda oveja pintada o salpicada de diversos colores y todo cordero de color oscuro entre las ovejas; y de entre las cabras las salpicadas de diversos colores y las pintadas. Eso será mi salario.

33 Así será constatada mi honradez en el futuro, cuando tomes en cuenta mi salario: Toda cabra que no sea pintada o salpicada y toda oveja que no sea de color oscuro, que esté conmigo, será considerada como robada.

34 Labán dijo: — ¡Bien! Que sea como tú dices.

35 Aquel día Labán apartó los machos cabríos listados o pintados, todas las cabras pintadas o salpicadas de diversos colores, todo lo que tenía en sí algo de blanco y todos los corderos de color oscuro; y los entregó en manos de sus hijos.

36 Estableció una distancia de unos tres días de camino entre sí y Jacob, pero Jacob debía apacentar las otras ovejas de Labán.

37 Entonces Jacob tomó varas verdes de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo la parte blanca de las varas.

38 Después puso las varas que había descortezado frente a las ovejas, en las pilas de los abrevaderos de agua donde iban a beber las ovejas, porque estas se apareaban allí cuando iban a beber.

39 Las ovejas se apareaban delante de las varas, y después parían corderos listados, pintados y salpicados de diversos colores.

40 Entonces Jacob apartaba los corderos y dirigía la vista del rebaño hacia lo listado y a todos los que en el rebaño de Labán eran de color oscuro. Así hizo para sí un rebaño propio, y no los ponía con el rebaño de Labán.

41 Y sucedía que cada vez que se apareaban los animales robustos, Jacob ponía las varas delante de ellos, en las pilas, para que se aparearan mirando las varas.

42 Pero cuando venían los animales débiles, no ponía las varas. De este modo, los débiles eran para Labán, y los robustos para Jacob.

43 Así prosperó muchísimo el hombre; y tuvo muchas ovejas, siervas, siervos, camellos y asnos.

CELOS DOMESTICOS.

1. Rachel … tuvo envidia de su hermana—La maternidad confiere un alto grado de honor en Oriente, y la falta de ella, es sentida como una afrenta y lamentada como una calamidad grave. Dame hijos, o si no, me muero—O que ella se consideraba como muerta; o que desfallecería por el enojo y los celos. La intensa ansia de las hebreas por tener hijos, provenía de la esperanza de dar a luz a la prometida “simiente”. La conducta de Raquel era pecaminosa, y es muy diferente de la de Rebeca (comp. cap. 25:22) o la de Anna (1 Samuel 1:11).

3-9. Bilha.… Zilpa—Siguiendo el ejemplo de Sara respecto a Agar, ejemplo no raramente imitado todavía, ella prohijó a los hijos de su criada. Lea siguió el mismo camino. Una rivalidad intensa y amarga existía entre ellas, todavía más debido a su estrecho parentesco como hermanas; aunque ocupaban departamentos separados con sus familias, como es la costumbre uniforme donde existe pluralidad de esposas, y aunque el esposo y padre pasaba un día con cada una en turno estricto, esto no calmaba sus celos mutuos. El mal está en el sistema mismo, el cual, siendo una violación de la ordenanza original de Dios, no puede producir felicidad.

20. dijo Lea: Dios me ha dado una buena dote—El nacimiento de un hijo varón es recibido con manifestaciones de gozo, y la posesión de varios hijos confiere sobre la madre un honor y una respetabilidad proporcionados al número de ellos. El esposo concede una importancia similar a tal posesión, y ello forma un vínculo de unión el cual hace imposible que él jamás abandone o sea indiferente a la esposa que le ha dado hijos. Esto explica la feliz expectación que Lea halló en la posesión de sus seis hijos.

21. después parió una hija—La estimación inferior puesta sobre una hija, se hace ver en el anuncio escueto del nacimiento.

25-43. EL PACTO DE JACOB CON LABAN.

25. cuando Rachel hubo parido a José—Un poco después del nacimiento de este hijo, expiró el período de servidumbre de Jacob, y sintiéndose ansioso de establecer la independencia de su familia, probablemente, sabiendo que Esaú estaba fuera del camino, anunció su intención de regresar a Canaán (Hebreos 13:14). En esta decisión la fe de Jacob fué notable, porque hasta ahora no tenía en qué poner su confianza sino en la promesa de Dios (comp. cap. 28:15)

27. Labán le respondió … experimentado he, etc.—Su egoísta tío estuvo contrario a una separación, no por algún ardiente afecto o por Jacob o por sus hijas sino por el daño que sufrirían sus intereses. El había hallado por larga observación que las bendiciones del cielo reposaban sobre Jacob, y que su ganado había aumentado maravillosamente bajo su manejo. Este es un testimonio notable de que los hombres buenos son una bendición para los lugares donde viven. Los hombres del mundo son bendecidos con beneficios temporales por causa de sus parientes piadosos, aunque no siempre tienen, como Labán, la sabiduría de entenderlo ni la gracia de reconocerlo.

28. Señálame tu salario, que yo lo daré—Los pastores orientales reciben por salario no dinero sino cierta parte del aumento o producto del rebaño; pero Labán en aquella ocasión habría hecho cualquier cosa para asegurar los servicios continuados de su sobrino, y hacer una demostración de liberalidad, la cual, sabía Jacob, era forzada.

31. Respondió Jacob: No me des nada—Un contrato nuevo fué hecho, la sustancia del cual era que él había de recibir su remuneración de la manera acostumbrada, mas bajo condiciones que Jacob fijó.

32. Yo pasaré hoy por todas tus ovejas—Como las ovejas de Oriente son generalmente blancas, y las cabras negras, y las manchadas y pintadas comparativamente pocas y raras, Jacob propuso apartar todas las de esta clase de entre el rebaño, y conformarse con las que aparecieran al tiempo de parir las ovejas y cabras. La propuesta parecía tan favorable a Labán, que él consintió a ella en seguida. Pero se ha acusado a Jacob de que tomó ventaja sobre su tío, y aunque es difícil disculparle de haber practicado cierto disimulo, él sólo se valió de los resultados de su gran pericia y experiencia en la crianza del ganado. Pero es evidente según el capítulo siguiente (5-13) que había en ello algo de lo milagroso, y que los medios que él empleó habían sido sugeridos por insinuación divina.

37. tomóse Jacob varas, etc.—Hay muchas variedades de avellano, algunos de los cuales son más derechos que la clase común, y es probable que Jacob empleara unos de éstos. Son de color rojo claro, cuando son descortezados; y junto con estas varas tomó las de otras plantas, que descortezadas tenían listas blancas. Estas varas tenidas constantemente ante los ojos de las hembras en el tiempo de la gestación, su observación se le había enseñado, tendrían influencia, por medio de la imaginación, en la futura cría.

38. en las pilas—generalmente pedazos largos de piedra ahuecados, donde varias ovejas podían beber a la vez, pero a veces tan pequeñas como para admitir a beber solamente a una oveja.

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