Hebreos 4:1-16
1 Temamos, pues, mientras permanezca aún la promesa de entrar en su reposo, no sea que alguno de ustedes parezca quedarse atrás.
2 Porque también a nosotros, como a ellos, nos han sido anunciadas las buenas nuevas; pero a ellos de nada les aprovechó oír la palabra, porque no se identificaron por fe con los que la obedecieron.
3 Pero los que hemos creído sí entramos en el reposo, como él ha dicho: Como juré en mi ira: “¡Jamás entrarán en mi reposo!”, aunque sus obras quedaron terminadas desde la fundación del mundo.
4 Porque en cierto lugar ha dicho así del séptimo día: Y reposó Dios en el séptimo día de todas sus obras.
5 Y otra vez dice aquí: “¡Jamás entrarán en mi reposo!”.
6 Puesto que falta que algunos entren en el reposo, ya que aquellos a quienes primero les fue anunciado no entraron a causa de la desobediencia,
7 Dios ha determinado otra vez un cierto día, diciendo por medio de David: “Hoy”, después de tanto tiempo, como ya se ha dicho: Si escuchan hoy su voz, no endurezcan su corazón.
8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no se hablaría después de otro día.
9 Por tanto, queda todavía un reposo sabático para el pueblo de Dios.
10 El que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, así como Dios de las suyas.
11 Hagamos, pues, todo esfuerzo para entrar en aquel reposo, no sea que alguien caiga en el mismo ejemplo de desobediencia.
12 Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
13 No existe cosa creada que no sea manifiesta en su presencia. Más bien, todas están desnudas y expuestas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que ha traspasado los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra confesión.
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no puede compadecerse de nuestras debilidades, pues él fue tentado en todo igual que nosotros pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro.
LA PROMESA DEL REPOSO DE DIOS SE REALIZA PLENAMENTE EN CRISTO: ESFORCEMONOS A ALCANZARLO POR MEDIO DE EL, NUESTRO COMPASIVO SUMO SACERDOTE.
1. Temamos—no con servil terror, sino con piadoso “temor y temblor” (Filipenses 2:12). Dado que muchos han caído (Filipenses 3:17), tenemos razón por qué temer. quedando aún—a nosotros, después que los otros, por descuido, la perdieron. en su reposo—el reposo celestial de Dios, del que Canaán es el tipo. El “hoy” continúa aún y mientras tanto, existe el peligro de no alcanzar el reposo. El “hoy”, bien aprovechado, termina en “reposo”, que una vez obtenido nunca se pierde (Apocalipsis 3:12). En anticipación de aquel reposo nos es dado el reposo íntimo que tiene el alma del creyente en Cristo. parezca … haberse apartado—griego, “haber carecido” (“privado”, no destituído, Romanos 3:23). Sea encontrado al realizarse el gran juicio [Alford], sin haber alcanzado la promesa. El vocablo “parezca” es un modo atenuante de expresión, aunque no aminora la realidad. Bengel y Owen entienden: “No sea que haya apariencia de faltar o carecer.
2. evangelizado como a ellos—en tipo o figura: el Canaán terrenal, donde dejaron de realizar el reposo perfecto, les sugiere que deben mirar más allá a la tierra de reposo celestial, a la cual la fe es el acceso y de la cual la incredulidad excluye, como excluyó de la terrenal. el oír la palabra—es decir, “la palabra de audición”: la palabra oída por ellos. sin mezclar fe—Oyeron la palabra, pero el oír no había sido mezclado con fe en los que oyeron. Así la Siríaca, las versiones latinas antiguas, más antiguas que nuestros manuscritos, y Lucifer, rezan: “Como la palabra no se unió con los oidores en fe”. La palabra oída es como el alimento que, como el pan de la vida, debe penetrar en la carne y sangre mediante la apropiación de ella por el hombre para sí mismo con fe. El oído solo es de tan poco valor como es el alimento sin digerir en el estómago enfermo. [Tholuck]. Toda la autoridad de los manuscritos más antiguos apoya una lección diferente: “sin estar ellos mezclados en fe con los que la oyeron”, es decir, con los oidores obedientes, como Caleb y Josué. Así “oír” significa “obedecer” en el contexto,Romanos 4:7, “Hoy, si oyereis su voz”. Los desobedientes, en vez de fundirse en “el mismo cuerpo”, se apartaron como Coré: una reprensión tácita para los que se ausentaban de las asambleas cristianas (Romanos 10:25; Judas 1:19).
3. Empero—eso es, hemos de entrar; así dos de los manuscritos más antiguos y Lucifer y el latín antiguo. Otros dos manuscritos de los más antiguos rezan: “Entremos”. los que hemos creído—los que a la venida de Cristo seremos hallados como habiendo creído. en el reposo—prometido en el Salmo 95. de la manera—como dijo Dios: lo dicho por él, que la incrédulidad impide la entrada, infiere que el creer, la fe, alcanza el acceso al reposo. Lo que Pablo subraya así, con todo, es que aún no se ha entrado en el prometido reposo. En el 4:11, como ya en el 3:12-19, vuelve a insistir en que la fe es indispensable para entrar. aun acabadas—Aunque Dios había terminado sus obras de creación mucho antes de Moisés, sin embargo bajo aquel jefe de Israel otro reposo fué prometido del que quedaron privados los más a causa de la incredulidad; y aun cuando el reposo en Canaán fué alcanzado bajo Josué, con todo mucho más adelante, en los días de David, Dios, en el Salmo 95, habla aún del reposo de Dios todavía no alcanzado. Por lo tanto, debe entenderse que hay un reposo todavía futuro, a saber, el que “queda para el pueblo de Dios” (vv. 3-9), cuando ellos descansarán de sus obras como Dios descansó de las suyas (v. 10). El argumento es para demostrar que con “mi reposo” Dios significa un futuro reposo, no para él mismo sino para nosotros. acabadas—griego, “traídas a la existencia”, hechas, creadas.
4. Dijo—Dios en Génesis 2:2. Y reposó Dios …—Reposo que no terminó en el séptimo día, sino que empezó entonces y continúa aún, en el que los creyentes entrarán luego. El reposo de Dios no es un descanso necesario a causa de la fatiga, ni consiste en el ocio, sino que es la sustentación y el gobierno que tuvieron su principio en la creación [Alford]. Por tanto, Moisés registra el fin de cada uno de los seis días, pero no el del séptimo. de todas sus obras—El hebreo (Génesis 2:2), “de toda su labor”. La “obra” de Dios era una, pero comprendía muchas “obras”.
5. otra vez aquí—en el mismo Salmo 95, donde se explica que el descanso era entonces aún futuro.
6. resta—Aún por realizarse. algunos han de entrar—La negación de la entrada a los incrédulos es virtualmente una promesa de entrada a los que creen. Dios no desea que su reposo esté vacío, sino repleto de huéspedes (Lucas 14:23). aquellos a quienes primero fué anunciado—literalmente, “Los que fueron evangelizados primero” (en tiempo de Moisés); eso es, en tipo, figurativamente (como en la nota al v. 2).
7. otra vez—De nuevo la promesa aparece. Tradúzcase según el orden del griego: “Limitó cierto día: Hoy …” Aquí Pablo interrumpe la cita con “En (el salmo de) David diciendo después de tanto tiempo” (500 años de poseída la tierra de Canaán) y la vuelve a presentar con: “Como se ha dicho antes” (así los manuscritos griegos más antiguos; antes, 3:7, 15): “Hoy si oyereis su voz …” [Alford].
8. Contesta a la objeción que se pudiera hacer a su raciocinio de que aquellos que fueron guiados por Josué (o Jesús, como en Hechos 7:45) entraron sí en el reposo de Dios. Si “el reposo de Dios” significa Canaán. Dios no hubiera hablado (o hablaría, Alford) de otro (futuro) día para entrar en el reposo.
9. Por tanto—porque Dios habla de otro día (Nota al v. 8). queda—aun por ser realizado por aquellos “algunos (que) deben entrar …” (v. 6), es decir, “el pueblo de Dios”, el verdadero Israel, que entrará en el reposo de Dios (“mi reposo”). El reposo de Dios fué un “sabatismo”; así lo será el nuestro también. El vocablo significa reposo. En el tiempo hay muchos sábados: pero allá habrá el gozo de guardar un solo reposo sabático: uno perfecto y eterno. El vocablo del v. 8 es “katapausis”: en hebreo, “Noé”; reposo de la fatiga, como reposó el arca en Ararat después de agitada en el diluvio; y como Israel, bajo Josué, gozó al fin el reposo de las guerras en Canaán. Pero “reposo” en este v. 9 es el más noble y sublime “sabatismo” (hebreo): es decir, “cesación”; reposo del trabajo cuando terminado (v. 4), como Dios reposó (Apocalipsis 16:17). Las dos ideas de “reposo” combinadas dan la perfecta comprensión del sábado celestial: descanso de la fatiga, de la tristeza y del pecado; y reposo en la terminación de la nueva creación de Dios (Apocalipsis 21:5). La entera creación renovada participará en él; nada habrá allí que quebrante el sábado de la eternidad; y el trino Dios se regocijará en la obra de sus manos (Sofonías 3:17). Moisés, el representante de la ley, no pudo llevar a Israel a Canaán: la ley nos lleva a Cristo y allí termina su oficio, así como terminó Moisés en la frontera de Canaán; es Jesús, el antitipo de Josué, quien nos lleva al reposo celestial. Este texto indirectamente establece todavía la obligación del sábado, un día semanal de descanso, pues el tipo continúa hasta que el antitipo lo substituya; así los sacrificios legales continuaron hasta que el gran sacrificio antitípico invalidó la ley. Como, pues, el sabatismo celestial antitípico no será sino hasta cuando venga Cristo, nuestro Josué evangélico, para introducirnos en él, debe continuar el típico sábado terrenal hasta entonces. El futuro reposo lo llaman los judíos “el día que es todo sábado” [Nota del Traductor: En inglés, el sábado es Saturday, día de Saturno, y el día de reposo se llama Sabbath, del hebreo, y es el día después del sábado, o domingo. El autor parece contradecirse en el argumento anterior. Nuestro descanso semanal no debe basarse en el legalismo mosaico. Toda “la ley hasta Cristo”. El yugo de Cristo da reposo (anapausis) al alma ahora, primicias del reposo eterno. Si fuera la base legal, deberíamos guardar el séptimo día de la semana.]
10. Porque—Explica y justifica el vocablo “reposo” o “sabatismo” anterior. el que ha entrado—participio aoristo: Cualquiera que una vez entre. en su reposo—reposo de él, de Dios: preparado por Dios para su pueblo. [Estio]. Es preferible: el reposo del que entra: que le es designado por Dios. El griego por “su” es aquí ambiguo. ha reposado—cesado. Es el aoristo de tiempo indeterminado, que denota a la vez la certeza de ello, como también en esta vida nos es dado ya en Cristo como primicias [Grocio] (Jeremias 6:16; Mateo 11:28). Nuestra suprema felicidad, según este texto, consiste en estar unidos nosotros en uno a Dios, y amoldados en conformidad a él, nuestro arquetipo. [Calvino]. de sus obras—propias, aun de las que eran buenas y debidas cuando las hacía. A la labor siguió el reposo aun en el Edén (Génesis 2:3, Génesis 2:15). El trabajo y el reposo subsiguiente de Dios son el arquetipo al cual debemos conformarnos. Este es el argumento: El que una vez entra en el reposo, reposa de sus labores; el pueblo de Dios aun no reposó de las suyas; por tanto, no ha entrado en el reposo, el que debe ser aún futuro. Alford traduce: “El que entró en el reposo suyo (o el reposo de Dios; preferible suyo; Isaías 11:10, su reposo “el gozo del Señor”, Mateo 25:21, Mateo 25:23; es decir Jesús (entró), nuestro Precursor,Mateo 4:14; Mateo 6:20, “el Hijo de Dios, que penetró los cielos”; en contraste con Josué, el tipo, que no introdujo al pueblo de Dios al reposo celestial), él mismo (enfático) reposó de sus obras (v. 4), como Dios reposó de las suyas propias (así el griego). El argumento, que en general se aplica a quienquiera que haya entrado en su reposo, probablemente alude a Jesús en particular, el José antitípico que, habiendo entrado en su descanso en la ascensión, ha cesado o reposado de su obra de la nueva creación, como Dios en el día séptimo reposó de la obra de la creación física. No que él haya cesado de llevar adelante la obra de la redención, no; la sostiene con su mediación; pero ha cesado de aquellas partes de su obra que constituyen la base; el sacrificio ha sido hecho una vez por todas. Véase cómo Dios reposó o cesó de su obra de creación hecha una vez para siempre, pero sigue sosteniéndola aún (Nota al v. 4).
11. Procuremos pues—Viendo que tenemos delante de nosotros tal promesa, la que nosotros, como ellos, podemos perder por la incredulidad. El griego, “Procuremos con diligencia”. aquel reposo—que es aún futuro y tan glorioso; o en la traducción de Alford del v. 10: “Aquel reposo en que Cristo ha entrado antes” (v. 14; 6:20). caiga—con el alma, no meramente con el cuerpo, como cayeron los rebeldes israelitas (3:17). en semejante ejemplo—griego, “el mismo ejemplo”: En el mismo ejemplo de desobediencia ninguno caiga. Alford traduce: “caiga en (como adoptando para sí mismo) el mismo ejemplo.” El sentido es: “que ninguno caiga en tal desobediencia ejemplificada por aquéllos”. [Grocio]. Los judíos dicen: “Los padres son señal (advertencia) a sus hijos”.
12. Porque—Tan diligente esfuerzo conviene, (v. 11) porque tenemos que ver con un Dios cuya “palabra”, por la que seremos juzgados, es escudriñadora de corazones, y cuyos ojos lo ven todo (v. 13). Las cualidades aquí atribuídas a la palabra de Dios y todo el contexto, demuestran que se trata de poder judicial, por la cual palabra condenó a los israelitas desobedientes a la exclusión de Canaán y excluirá a llamados cristianos incrédulos del reposo celestial. La palabra escrita de Dios no se destaca aquí, aunque este texto a menudo se interpreta como si así se tratara. Con todo, la palabra de Dios (lo mismo que la predicada, v. 2), usada aquí en el sentido más amplio pero con especial referencia a su poder judicial, INCLUYE la palabra de Dios, la espada del Espíritu de dos filos, el uno para redargüir y convertir a algunos (v. 2), y el otro para condenar y destruír a los incrédulos. (v. 14). Apocalipsis 19:15 asimismo representa el poder judicial de la palabra como una espada aguda que sale de la boca de Cristo para herir a las naciones. La misma palabra que es salvadora para los fieles (v. 2) es destructora para los desobedientes (2 Corintios 2:15). La Palabra personal, como algunos interpretan este texto, se quiere decir aquí: pues él no es la espada, sino que tiene la espada. Así la referencia a Josué sigue con propiedad en el v. 8. viva—que tiene poder viviente, como “la vara de la boca y el aliento de los labios” del “Dios viviente”. eficaz—griego, “enérgica”; no sólo viva sino enérgicamente eficaz. más penetrante—más cortante, filosa. de dos filos—ambos afilados. Véase “espada del Espíritu … palabra de Dios” (Efesios 6:17). Su doble poder parece inferido por sus dos filos. Juzga todo lo que está en el corazón porque lo atraviesa, castigando (a incrédulos) y a la vez escudriñando” (tanto a creyentes como a incrédulos). [Crisóstomo]. Filón asimismo habla de “Dios que pasa entre las partes del sacrificio de Abrahán (Génesis 15:17, donde, sin embargo, es una lámpara encendida la que así pasó) con su palabra, que es la que corta todas las cosas: la cual espada, afilada perfectamente, nunca deja de dividir todas las cosas sensibles, y aun las cosas imperceptibles a los sentidos o físicamente divisibles, pero perceptibles y divisibles por la palabra”. La temprana preparación de Pablo, tanto en las escuelas griegas de Tarso como en las hebraicas de Jerusalén, explica plenamente su conocimiento de los modos de pensamiento de Filón, corrientes por cierto entre los judíos doctos de todas partes, aunque Filón mismo pertenecía a Alejandría y no a Jerusalén. Hablando a judíos, él por el Espíritu confirma lo que es verdadero en la literatura de su día, como hizo hablando a los gentiles de Atenas (Hechos 17:28). que alcanza—penetra, atraviesa. hasta partir el alma, y aun el espíritu—Que alcanza aun hasta la separación del alma animal, la parte inferior de la naturaleza incorpórea del hombre, la sede de los deseos animales, que él tiene en común con los brutos; véase el mismo griego en 1 Corintios 2:14 : “el hombre natural”, psíquico, de alma animal (de Judas 1:19), distinto del espíritu (la parte superior del hombre, receptivo del Espíritu de Dios, que lo vincula con los seres celestiales). coyunturas y tuétanos—Hasta la división tanto de las coyunturas (para poder separarlas) como de la médula. Cristo sabe “lo que hay en el hombre” (Juan 2:25): así que su palabra alcanza hasta el conocimiento más íntimo y acertado de las más recónditas partes, sentimientos y pensamientos del hombre, dividiendo, es decir, distinguiendo lo espiritual de lo carnal y animal en él; al espíritu del alma: así Proverbios 20:27. Como el cuchillo del sacerdote levítico alcanzaba a separar las partes íntimamente unidas, como las coyunturas de las extremidades, y penetraba hasta las más interiores, como las médulas; (el griego da el plural); así la palabra de Dios divide las partes íntimamente unidas del espíritu. La frase “tanto las coyunturas como las médulas” (así el griego) está subordinada a “hasta partir el alma y el espíritu”. Era pertinente, (al hablar a judíos), la figura de la literal separación de las coyunturas y la penetración hasta la médula a fin de sacarla a luz, usando el cuchillo del sacerdote, ilustrando la antes mentada separación espiritual “del alma y del espíritu”, por la que cada uno (el alma así como el espíritu) queda “desnudo” delante de Dios; esta interpretación concuerda con el v. 13). Evidentemente “el separar el alma del espíritu” corresponde a las “coyunturas”, que la espada alcanza y divide, como el “espíritu” corresponde a los recónditos “tuétanos”. “Moisés forma el alma, Cristo el espíritu. El alma lleva consigo el cuerpo; el espíritu lleva consigo el alma y también el cuerpo”. Esta interpretación de Alford es tosca, pues hace que el alma misma y el espíritu mismo se partan, en vez de separar la una del otro; y no sólo así hace despedazar las coyunturas sino también desparramar las médulas. La separación y la honda penetración de la Palabra tiene tanto el efecto punitivo como el salutífero. discierne los pensamientos—griego, “capaz de juzgar los propósitos”. intenciones—más bien: “conceptos” [Crellio], “ideas” [Alford]. Como el griego por “pensamientos” se refiere a la mente y sentimientos, así el vocablo por “intenciones”, o más bien “conceptos mentales”, se refiere al intelecto.
13. cosa criada—, criatura, visible o invisible, en su presencia—delante de él, Dios. “La sabiduría de Dios, sencillamente compleja y uniformemente multiforme, con incomprensible comprensión, comprende todo lo incomprensible”. abiertas—literalmente, “echadas sobre las espaldas de modo que el cuello quede expuesto”, como la víctima expuesta para el sacrificio. El pretérito perfecto indica que tal es nuestra condición continua en relación con Dios. “Exhibe, oh hombre, vergüenza y temor para con Dios, pues ningún velo, ninguna torcedura, encorvadura, rubor, ni máscara, puede encubrir la incredulidad”, (griego “desobediencia”). Esforcémonos, pues, por entrar en el descanso, no sea que alguno caiga por la incredulidad práctica (v. 11).
14. Por tanto—resumiendo desde el 2:17. un Pontífice—Sumo Sacerdote, cual es “el Hijo de Dios, más sublime que los cielos” (7:26): arquetipo y antitipo del sumo sacerdote legal. penetró—“pasó a través de los cielos”, es decir, por los cielos que están entre nosotros y Dios, el cielo aéreo, y el de más allá que contiene los astros, el sol, la luna, etc. Estos cielos eran el velo que atravesó nuestro Sumo Sacerdote al penetrar el cielo de los cielos, la presencia misma de Dios, así como el sumo sacerdote pasaba por el velo al lugar santísimo. Ni Moisés, ni Josué, pudo introducirnos en este reposo; pero Jesús, nuestro Precursor, ya espiritualmente y luego en presencia misma, en cuerpo, alma y espíritu, lleva a su pueblo al reposo celestial. Jesús—el antitipo de Josué (v. 8). retengamos—lo opuesto de “escurramos” (2:1), y de “recayeron” (6:6). Griego, “Echemos mano de nuestra profesión”, es decir, de la fe y la esperanza, artículos de nuestra profesión.
15. Porque—El motivo de retener la profesión, a saber, la simpatía y la ayuda que podemos esperar de nuestro Sumo Sacerdote. No por ser “grande” deja de tener cuidado de nosotros; al contrario, siendo en todos los particulares uno con nosotros en su humanidad, salvo sólo el pecado, él simpatiza con nosotros en toda tentación nuestra. Exaltado a lo sumo, ha cambiado su situación, pero no su naturaleza y oficio respecto de nosotros: su condición pero no su afección. Véase Mateo 26:38, “Velad conmigo”, lo que demuestra su deseo en los días de su carne de tener la simpatía de aquellos a quienes amaba; así ahora da a su pueblo sufrido su simpatía. Véase a Aarón, el tipo, que llevaba los nombres de las doce tribus en la coraza de juicio sobre el corazón cuando entraba en el lugar santo, para memoria delante de Jehová continuamente (Éxodo 28:29). que no se pueda compadecer—simpatizar con nuestras flaquezas. Sin pecado él, puede simpatizar con nosotros pecadores. Su comprensión percibía las formas de tentación más acertadamente de lo que podemos los débiles; su voluntad las repelía tan instantáneamente como el fuego rechaza la gota de agua que en él cae. El, pues, sabía experimentalmente qué poder se precisaba para vencer las tentaciones. Puede compadecerse, porque él a la vez fué tentado, sin pecado, y con todo tentado de veras. [Bengel]. En él solo tenemos un ejemplo propio para hombres de todo carácter y bajo toda circunstancia. En la simpatía se adapta a cada uno, así como si no hubiese tomado sobre sí meramente la naturaleza humana en general, sino también la naturaleza particular de cada individuo. mas—Sino. “No; antes era uno que fué tentado”. [Alford]. sin pecado—Griego, Choris, “apartado del pecado” (Éxodo 7:26). Si se hubiese usado la preposición aneu, pecado se hubiera entendido como el objeto ausente de Cristo el sujeto; pero choris aquí denota que Cristo, el sujeto, se considera separado del pecado, el objeto. [Tittmann]. De modo que, a través de sus tentaciones en el origen, proceso y resultado de ellas, el pecado no tenía nada en él; él estaba aparte y separado de aquél. [Alford].
16. Lleguémonos—acerquémonos. Confiadamente—con franqueza, libertad de habla (Efesios 6:19). trono de la gracia—El trono de Dios nos ha venido a ser trono de gracia por la mediación de nuestro Sumo Sacerdote a la diestra de Dios (Efesios 8:1; Efesios 12:2). Invocando la muerte meritoria de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, siempre hallaremos a Dios sobre un trono de gracia. Contrástese la queja de Job (Job 23:3) y de Eliú (Job 33:23). alcanzar (recibir) misericordia—“Compasión”, por su derivación (es decir, el fraternal sentir experimentado en la participación del sufrimiento), corresponde con el carácter de nuestro Sumo Sacerdote, “que se compadece de nuestras flaquezas” (v. 15). hallar gracia—Corresponde a “trono de gracia”. La misericordia se refiere en especial a la remisión y a la remoción del pecado; la gracia, a la salutífera impartición de dones espirituales. [Estio]. Véase “Venid a mí … y yo os daré descanso (descanso recibido al creer); llevad mi yugo … hallaréis descanso (continuo reposo y paz hallados en la diaria entrega al suave yugo de Cristo; lo primero corresponde a “recibir miserciordia”; esto último, a “hallar gracia”, (Mateo 11:28). oportuno—antes que quedemos vencidos por la tentación; cuando más nos haga falta, en tentaciones y persecuciones; tal cual convenga al tiempo, a las personas, y a los designios (Salmo 104:27). Gracia suficiente está dispuesta para los creyentes para todas las exigencias; pero les es dada sólo según la medida de la necesidad actual. Véase Romanos 5:6 : “a su tiempo”, “en tiempo debido”. No, como explica Alford: “socorro a tiempo”, es decir para hoy, mientras nos esté aún ofrecido, “en tiempo aceptable”, 2 Corintios 6:2. socorro—véase el 2:19, “Puede socorrer a los tentados”.