Hechos 13:1-52

1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía unos profetas y maestros: Bernabé, Simón llamado Níger, Lucio de Cirene, Manaén, que había sido criado con el tetrarca Herodes, y Saulo.

2 Mientras ellos ministraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: “Apártenme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado”.

3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

4 Por lo tanto, siendo enviados por el Espíritu Santo, ellos descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.

5 Después de llegar a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. También tenían a Juan como ayudante.

6 Habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a un mago, falso profeta judío, llamado Barjesús.

7 Él estaba con el procónsul Sergio Paulo, un hombre prudente. Este, mandando llamar a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.

8 Pero el mago Elimas (pues así se traduce su nombre) les resistía, intentando apartar al procónsul de la fe.

9 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijó los ojos en él

10 y dijo: — ¡Oh tú, lleno de todo engaño y de toda malicia, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de pervertir los caminos rectos del Señor?

11 Y ahora, ¡he aquí la mano del Señor está contra ti! Quedarás ciego por un tiempo sin ver el sol. De repente cayeron sobre él niebla y tinieblas, y andando a tientas, buscaba quien le condujera de la mano.

12 Entonces, al ver lo que había sucedido, el procónsul creyó, maravillado de la doctrina del Señor.

13 Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan se separó de ellos y se volvió a Jerusalén.

14 Pasando de Perge, ellos llegaron a Antioquía de Pisidia. Y en el día sábado, habiendo entrado en la sinagoga, se sentaron.

15 Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: — Hermanos, si tienen alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablen.

16 Entonces Pablo se levantó, y haciendo una señal con la mano, dijo: — Hombres de Israel y los que temen a Dios, oigan.

17 El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres. Enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de allí.

18 Por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto.

19 Luego destruyó siete naciones en la tierra de Canaán, y les hizo heredar la tierra de ellas;

20 como unos cuatrocientos cincuenta años. »Después de eso, les dio jueces hasta el profeta Samuel.

21 Y a partir de entonces pidieron rey, y Dios les dio por cuarenta años a Saúl hijo de Quis, hombre de la tribu de Benjamín.

22 »Después de quitarlo, les levantó por rey a David, de quien dio testimonio diciendo: “He hallado a David hijo de Isaí, hombre conforme a mi corazón, quien hará toda mi voluntad”.

23 De la descendencia de David, conforme a la promesa, Dios trajo para Israel un Salvador, Jesús.

24 Antes de presenciar su venida, Juan predicó el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.

25 Entonces, cuando Juan terminaba su carrera, decía: “¿Quién pensaban que yo soy? Yo no lo soy. Más bien, he aquí viene tras mí uno de quien yo no soy digno de desatar el calzado de sus pies”.

26 »Hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre ustedes temen a Dios: A nosotros nos ha sido enviado el mensaje de esta salvación.

27 Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, por no reconocer a Jesús ni hacer caso a las palabras de los profetas que se leen todos los sábados, las cumplieron al condenarlo.

28 Sin hallar en él ninguna causa digna de muerte, pidieron a Pilato que lo matara.

29 Y como habían cumplido todas las cosas escritas acerca de él, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro.

30 Pero Dios le levantó de entre los muertos.

31 Y él apareció por muchos días a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.

32 »Nosotros también les anunciamos las buenas nuevas de que la promesa que fue hecha a los padres,

33 esta la ha cumplido Dios para nosotros sus hijos, cuando resucitó a Jesús; como también está escrito en el Salmo segundo: Mi hijo eres tú; yo te he engendrado hoy.

34 »Y acerca de que le levantó de los muertos para no volver más a la corrupción, ha dicho así: Les daré las santas y fieles bendiciones prometidas a David.

35 Por eso dice también en otro lugar: No permitirás que tu Santo vea corrupción.

36 Porque, después de haber servido en su propia generación a la voluntad de Dios, David murió, fue reunido con sus padres y vio corrupción.

37 En cambio, aquel a quien Dios levantó no vio corrupción.

38 »Por lo tanto, hermanos, sea conocido de ustedes que por medio de él se les anuncia el perdón de pecados.

39 Y de todo lo que por la ley de Moisés no pudieron ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.

40 Miren, pues, que no sobrevenga lo que está dicho en los Profetas:

41 Miren, burladores, asómbrense y perezcan. Porque yo hago una gran obra en sus días: una obra que jamás la creerán, aunque alguien se las cuente.

42 Cuando ellos salían, les rogaron que el sábado siguiente les hablaran de estos temas.

43 Entonces una vez despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes les hablaban y les persuadían a perseverar fieles en la gracia de Dios.

44 El sábado siguiente se reunió casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios.

45 Y cuando los judíos vieron las multitudes se llenaron de celos, y blasfemando contradecían lo que Pablo decía.

46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con valentía, dijeron: — Era necesario que se les hablara a ustedes primero la palabra de Dios; pero ya que la han desechado y no se juzgan dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.

47 Porque así nos ha mandado el Señor: Te he puesto por luz a los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.

48 Al oír esto, los gentiles se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron cuantos estaban designados para la vida eterna.

49 Y la palabra del Señor se difundía por toda la región.

50 Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas y distinguidas y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de sus territorios.

51 Entonces sacudieron el polvo de sus pies contra ellos, y se fueron a Iconio.

52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.

CAPITULO 13

(Capítulos 13 y 14)

EL PRIMER VIAJE MISIONERO DE PABLO

(En compañía de Bernabé)

1-3. BERNABE Y SAULO DIVINAMENTE LLAMADOS A LA LABOR ENTRE LOS GENTILES. SON APARTADOS Y ENVIADOS POR LA IGLESIA DE ANTIOQUIA. Los primeros siete capítulos de este libro podrían intitularse: La Iglesia entre los Judíos; los cinco siguientes (caps. 8-12). La Iglesia en Transición de Judíos a Gentiles; y los demás (13-28), La Iglesia entre los Gentiles. [Baumgarten]. “Aunque el cristianismo ya se había extendido más allá de los confines de Palestina, la iglesia siguió siendo aún ajena a todo esfuerzo misionero formal. Los acontecimientos casuales, en particular la persecución en Jerusalén (cap. 8:2), hasta aquí habían contribuído a la difusión del evangelio. Pero fué desde Antioquía de donde fueron enviados primero doctores que fuesen con el propósito definido de extender el cristianismo y de constituir iglesias con sus instituciones regulares (cap. 14:23). [Olshausen].

1. Había … profetas [véase nota, cap. 11:27] y doctores: Bernabé, etc.—lo que sugiere que había otros más; pero según el mejor texto, significa sencillamente que los aquí mencionados estaban en la iglesia de Antioquía como profetas y enseñadores. Simón … Niger—del cual nada se sabe. Lucio Cireneo—Véase nota, cap. 2:20. Se le menciona en Romanos 16:21, como pariente de Pablo. Manahén—nombre de uno de los reyes de Israel [2 Reyes 15:14]. que había sido criado con [o, hermanastro de] Herodes el tetrarca—o, sea, Antipas, el cual “fué criado con cierta persona privada en Roma” [Josefo, Antigüedades, 17. 1, 3]. ¡Cuán distintamente resultaron estos dos hermanastros, el uno, entregado a la lujuria y manchado con la sangre del más distinguido de las profetas de Dios, pero no sin períodos de reformación y remordimiento; el otro, consagrado discípulo del Señor Jesús y profeta de Antioquía! Pero esto no es sino lo que se puede ver en cualquier edad: “Así, Padre, pues que así agradó en tus ojos”. Si el cortesano, a cuyo hijo moribundo nuestro Señor sanó (Juan 4:46), pertenecía al establecimiento de Herodes, y el marido de Susana (Lucas 8:3) era su procurador, el que su hermanastro llegase a ser cristiano y profeta, es cosa notable. y Saulo—el último de todos, pero pronto a llegar a ser el primero. De aquí en adelante este libro se ocupa de él casi exclusivamente; la impresión que dejó en el Nuevo Testamento, en el cristianismo y en todo el mundo es trascendental.

2. Ministrando pues éstos al Señor—La palabra denota el desempeño de deberes oficiales de cualquier especie, y se usaba para expresar las funciones sacerdotales del Antiguo Testamento. Aquí significa las ministraciones correspondientes a la iglesia cristiana. y ayunando—Como esto se hacía en otros casos en ocasiones especiales (vv. 3, 14, 23), no es improbable que estuviesen esperando en aquel entonces algún anuncio profético. dijo el Espíritu Santo—por medio de alguno de los profetas mencionados en v. 1. Apartadme—así como en Romanos 1:1. para la obra para la cual los he llamado—por alguna comunicación, tal vez, a ellos hecha; en el caso de Saulo a lo menos, tal designación estaba indicada desde el principio (cap. 22:21). Nótese bien, que, mientras que la personalidad del Espíritu Santo es manifiesta por medio de este lenguaje, su suprema divinidad aparecerá igualmente por la comparación con Hebreos 5:4. puesto las manos encima de ellos—(comp. nota cap. 6:6)—“Los encomendaron a la gracia de Dios para la obra que habían de cumplir” (cap. 14:26). despidiéronlos—con el doble llamamiento: del Espíritu primero, y luego de la iglesia. Así investidos ellos, su misión se describe como: “enviados así por el Espíritu Santo”. ¿No tenemos aquí para todos los tiempos el verdadero principio para el ordenamiento a oficios sagrados?

4-12. LLEGANDO A CHIPRE, PREDICAN EN LA SINAGOGA DE SALAMINA—EN PAFO ELIMAS ES HERIDO DE CEGUERA, Y EL GOBERNADOR DE LA ISLA ES CONVERTIDO.

4, 5. descendieron a Seleucia—el puerto de mar de Antioquía, distante al oeste de ella 24 kilómetros, ocho kilómetros del Mediterráneo, sobre el río Orontes. y de allí navegaron a Cipro—cuyas altas cumbres eran fácilmente visibles en buen tiempo desde la costa. [El Coronel Chesney en Hows]. “Cuatro razones podrían haberlos guiado para ir primero a esta isla: (1) su proximidad al continente; (2) Era la tierra natal de Bernabé, y desde el tiempo cuando Andrés halló a su hermano Simón y le trajo a Jesús, y cuando “amaba Jesús a Marta, y a su hermana, y a Lázaro”, los vínculos de familia no han carecido de efecto en el progreso del evangelio. (3) No podría ser contra la naturaleza suponer que la verdad sería muy aceptable en Chipre, al ser llevada por Bernabé y su pariente Marcos, a sus propios familiares y amigos. Los judíos eran numerosos en Salamina, y al salir para dicha ciudad, iban siguiendo las huellas de las sinagogas; y aun cuando su misión era principalmente a los gentiles, la manera más segura de alcanzarlos era por medio de los prosélitos y los judíos helenistas. (4) Algunos de los chipriotas ya eran cristianos. En efecto, ningún otro lugar fuera de Palestina, salvo Antioquía, había sido tan honorablemente asociado con la obra de la evangelización próspera como Chipre. [Hows]. llegados a Salamina—Esta era la capital griega de la isla, sobre la costa oriental, y no a muchas horas de navegación desde Seleucia. En este activo puerto comercial estaban establecidos muchos judíos, lo que explica por qué aquí había más de una sinagoga, en donde predicaron Bernabé y Saulo, mientras que en otras ciudades había una sola. tenían también a Juan en el ministerio—“por su oficial”. (Véase nota, Lucas 4:20). Con qué resultado predicaron allí, no se dice. Probablemente su sentir fué el mismo que Pablo expresa después acerca de Antioquía de Pisidia (v. 46). habiendo atravesado toda la isla hasta Papho—al lado opuesto, o sea el occidental, a unos 160 kilómetros por la costa sur. Esta era la capital romana, donde vivía el gobernador. hallaron un hombre mago—uno de una clase numerosa de impostores que, a esta sazón de incredulidad general, eran alentados aun por los instruídos romanos.

7. procónsul—título reservado para los gobernadores de provincias establecidas, puestos bajo el senado romano, que nunca se da en el Nuevo Testamento a Pilato, Félix y Festo, los que no eran sino procuradores, o administradores subordinados de provincias militares imperiales. Puesto que Augusto reservó a Chipre para sí, su gobernador en tal caso no sería procónsul, sino sencillamente procurador, a no ser que el emperador la devolviera después al senado, como declara expresamente un historiador romano. [Dio Casio]. En confirmación notabilísima de esta exactitud minuciosa del historiador sagrado, se han hallado en efecto monedas en la isla, con los nombres de procónsules estampados tanto en griego como en latín. [Akerman, Ilustraciones Numismáticas del Nuevo Testamento] (Grocio y Bengel, ignorando este detalle, han errado en este punto). Sergio Paulo, varón prudente—o “inteligente”, el que, sediento de la verdad, manda llamar a Bernabé y Saulo, deseoso (“solícito”) de oír la palabra de Dios.

8. les resistía Elimas el encantador [“el sabio”] (que así se interpreta su nombre)—Es palabra árabe. Quien al percibir acaso con cuánto interés escuchaba el procónsul, temía ser despedido. (Comp. 2 Timoteo 3:8).

9. Saulo, que también es Pablo—y siempre Pablo de aquí en adelante; tal vez una suavización de su nombre hebreo, acomodándolo al oído romano. Pablo significa “pequeño”, probablemente con alusión, como en otras partes, a la insignificancia de su estatura y presencia personal (2 Corintios 10:1, 2 Corintios 10:10). [Webster y Wilkinson]. lleno del Espíritu Santo—sobreviniéndole el Espíritu con poder. poniendo en él los ojos, dijo—Desde ahora Bernabé va tomando lugar secundario. El alma entera de su gran colega, ahora puesta en acción, penetra con ojos de fuego en el obscuro y torcido espíritu del sortílego. ¡Qué cuadro!

10. lleno de todo engaño—refiriéndose a las artes mágicas. y de toda maldad—La palabra significa “capaz de todo”, poseído de “destreza fraudulenta”. hijo del diablo, enemigo de toda justicia—Estas no eran palabras apasionadas, pues un momento antes de pronunciarlas, fué dicho de él que estaba “lleno del Espíritu Santo”. [Crisóstomo]. ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?—refiriéndose a su ocupación que hasta esta hora consistía en engañar a sus semejantes.

11. la mano del Señor es contra ti, y serás ciego …… por tiempo—Fué un juicio “por un tiempo”, determinado misericordiosamente para llevarle al arrepentimiento. La tradición al efecto apenas merece confianza. cayeron en él obscuridad y tinieblas—Propio del estilo de médico de Lucas.

12. el procónsul, viendo lo que había sido hecho, creyó, maravillado de la doctrina del Señor—La doctrina fué maravillosamente atestiguada; comp. Marco 1:27. Qué fruto resultó de esta notable conversión, y cuánto tiempo quedaron en Pafo los misioneros, no sabemos.

13-52. EN PERGE LOS ABANDONA MARCOS—PABLO PREDICA CON GLORIOSOS RESULTADOS EN ANTIOQUIA DE PISIDIA—AIRADOS. LOS JUDIOS LO EXPULSAN DE SU TERRITORIO.

13. Arribaron a Perge de Pamphylia—La distancia de Pafo, sobre el golfo de Panfilia (véase nota, cap. 14:25), navegando hacia el noroeste, no es mucho mayor que la de Seleucia a Salamina en el este. Perge, la metrópoli de Panfilia, estaba sobre el río Cestro, como once kilómetros tierra a dentro desde Atalia. Juan, apartándose de ellos, se volvió a Jerusalem—Como Pablo después se negó terminantemente a tomar a Marcos consigo en el segundo viaje misionero, porque “se había apartado (“apostatado”) de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra” (cap. 15:38), no puede haber duda de que se había cansado de la obra, o se había disuadido por los peligros que había en el camino. (Pero véase nota, cap. 15:37, etc.)

14. pasando de Perge—aparentemente sin demorar y sin hacer obra; compárese el lenguaje diferente del cap. 14:25, y véase lo que aquí sigue. llegaron a Antioquía de Pisidia—comúnmente llamada así para distinguirla de la Antioquía de Siria (de donde emprendieron el viaje), aunque en verdad está en Frigia, y al norte de Perge. Fué un viaje largo, y por cuanto estaba casi del todo por ásperos pasos montañosos, donde “los ríos surgian al pie de tamaños peñascos, o se precipitaban ferozmente por angostas quebradas, debió ser un viaje peligroso. Toda la región estaba, como hoy día está, infestada de salteadores, como atestigua la historia así como el moderno viajero; y no puede haber sino poca duda de que a este viaje Pablo alude, muchos años después, cuando dice “en caminos muchas veces”, de sus “peligros de ríos” y “peligros de ladrones” (2 Corintios 11:26). Si este viaje se hubiera hecho en el mes de mayo, pues antes de este mes los caminos hubieran estado cerrados por la nieve, eso explicaría el por qué no demoraron en Perge, cuyas cálidas calles entonces quedaban desiertas; “hombres, mujeres, niños y ganado, camellos y asnos: todos, al comienzo de los calores, ascienden de las llanuras hasta las frescas altiplanicies, marchando en la misma dirección que nuestros misioneros.” [Hows].

15-17. Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio—como era su costumbre en tales ocasiones (cap. 21:40, y véase cap. 26:1). Varones Israelitas, y los que teméis a Dios—por la última frase quería decir los prosélitos religiosos, que se unían a los judíos en todos los actos del culto ordinario. El Dios … de Israel … ensalzó al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto—por interposiciones maravillosas a favor de ellos en su más honda aflicción.

18. cuarenta años soportó sus costumbres—más bien, según los manuscritos mejores, “los alimentó” (como la nodriza al niño sobre su pecho).

20. como por cuatrocientos y cincuenta años, dióles jueces—Como esto parece contradecir 1 Reyes 6:1, varias explicaciones se han propuesto. Una es que el lapso de 450 años data desde el tiempo del pacto hecho con Abrahán hasta el período de los jueces, lo que es históricamente correcto, significando la palabra “como” que no se quería indicar la precisión cronológica. Pero tomando el sentido como parece en nuestra versión, que fué el mismo período de los jueces, que duró 450 años, esto también aparecerá históricamente correcto, si se incluye en él el intervalo en que fueron sojuzgados por naciones extranjeras, que ocurrió durante el período de los jueces, y si se entiende que se trata de todo el tiempo desde el establecimiento de las tribus en Canaán hasta el comienzo del reino. Así que desde el Exodo hasta la construcción del templo fueron 592 años [Josefo, Antigüedades, 8. 3, 1]; réstense los cuarenta años en el desierto; los veinticinco del gobierno de Josué (Antigüedades, 5. 1, 29); cuarenta años del reinado de Saúl (v. 2); cuarenta del de David, y los primeros cuatro del de Salomón (1 Reyes 6:1), y quedan 443 años, o en números redondos, “como 450 años”.

21. les dió Dios a Saúl … de Benjamín—Que el que hablaba tenía el mismo nombre y era de la misma tribu, se han observado muchas veces, y con toda probabilidad esto estaba en la mente del apóstol cuando hablaba. por cuarenta años—con esta duración del reinado de Saúl (no mencionado en el Antiguo Testamento), coincide Josefo (Antigüedades, 6. 14, 9).

22. He hallado a David, etc.—Esta cita es la substancia del Salmo 89:20; 1 Samuel 13:14; y tal vez también del Salmo 78:70.

23. De la simiente de éste, Dios, conforme a la promesa, levantó a Jesús por Salvador a Israel—El énfasis de este dicho recae (1) en la simiente de donde surgió Cristo, de David, y en la promesa a tal efecto, ya cumplida; (2) en el carácter, en el cual el Cristo prometido fué enviado, como Salvador. Su nombre personal “Jesús” se agrega enfáticamente para expresar dicho carácter (véase nota, Mateo 1:21).

26. hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros temen a Dios [prosélitos gentiles] a vosotros es enviada la palabra de esta salud—Los dos grupos se consideran aquí como una sola clase, como “los judíos primero”, a los cuales el evangelio fué dirigido en la primera instancia.

27. Porque los que habitaban en Jerusalem, y sus príncipes, no conociendo a éste, etc.—El apóstol aquí habla como si la culpa más inmediata de la muerte del Señor la tuvieran los gobernantes y habitantes de Jerusalén, a la cual culpa él encarecidamente esperaba que los residentes de la distante Antioquía no pondrían su sello.

28. sin hallar en él causa de muerte—aunque procuraron hallarla (Mateo 26:59).

29. quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro—Aunque el entierro fué un acto de honor y de amor de parte de los discípulos, a quienes el cuerpo fué entregado, sin embargo, por cuanto sus enemigos tomaron cartas en el asunto, y obtuvieron una guardia de soldados que vigilasen la tumba que guardaba el cuerpo de su víctima, el apóstol lo considera como la última manifestación de la enemistad de parte de ellos contra el Salvador, a fin de que viesen cómo Dios se burló de todas las insolentes precauciones de ellos, “levantándole de los muertos”. fué visto por muchos días de los que habían subido de Galilea a Jerusalem, etc.—es decir, de los que habiendo entrado y salido con él con la mayor intimidad durante su ministerio público, el que fué principalmente en Galilea, y habiéndole acompañado en su último viaje a Jerusalén, no era posible que se equivocasen en cuanto a la identidad del Señor resucitado, y eran, por lo tanto, testigos competentes.

33. La cual [promesa] Dios ha cumplido—completamente. resucitando a Jesús—El sentido es (pese a la opinión contraria de muchos intérpretes excelentes) “de entre los muertos”, como el contexto claramente demuestra. en el salmo segundo está escrito—en muchos manuscritos se dice “el primer Salmo”; el que llamamos el primero era tenido por los judíos antiguos sólo como la introducción al Salterio, el que principiaba con el segundo Salmo. yo te he engendrado hoy—Como el apóstol en Romanos 1:4 considera que la resurrección de Jesús es meramente la manifestación de su anterior estado de hijo de Dios (filiación eterna), el que después (Romanos 8:32) representa como esencial, está claro que tal es el sentido aquí. (Tal sentido declarativo del verbo “ser” lo conoce bien todo lector de la Biblia). Véase, por ejemplo, Juan 15:8 : “Así seréis mis discípulos” (en el original, pero no en la traducción de nuestra versión española. Nota del Trad.) es decir, seréis vistos como tales. Está en contra de todo el sentido del Nuevo Testamento atribuir el origen de la filiación de Cristo a su resurrección.

34. para nunca más volver a corrupción—esto es, al sepulcro, donde reina la muerte; y comp. Romanos 6:9 : “Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ya no muere: la muerte no se enseñoreará más de él”. Os daré las misericordias fieles de David—(Isaías 55:3). La palabra traducida “misericordias” es peculiar, denotando la santidad de ellas, como que comprendieran todas las riquezas del nuevo pacto, mientras que la otra palabra, “fieles”, señala la certidumbre de que ellas, por medio de la Simiente de David, serían al fin realizadas. Véase comentario sobre Juan 1:14. Pero ¿cómo comprueban estas palabras la resurrección de Cristo? “La presuponen, por cuanto le fué prometido a David un reino eterno, el Gobernador de este reino no podía permanecer bajo el poder de la muerte. Pero para fortificar la predicción indefinida por una más definida el apóstol aduce el Salmo 16:10, del que Pedro había dado la misma explicación (véase nota, cap. 2:27, 30, 31), negando ambos apóstoles la posibilidad de su verdadera referencia a David en persona”. [Olshausen].

36. Porque … David, habiendo servido en su edad a la voluntad de Dios—Sirvió en su generación a la voluntad (o “consejo”) de Dios, entregándose como instrumento para la realización de los altos designios de Dios, siendo en este respecto enfáticamente “varón conforme al corazón de Dios”. Una vez hecho esto, él “durmió, y fué juntado a sus padres, y vió corrupción”. David, pues, arguye el apóstol, no podía ser el sujeto de su propia predicción, la que tuvo su debido cumplimiento sólo en la resurrección del cuerpo del Hijo de Dios, enfáticamente del “Santo” de Dios.

38. por éste os es anunciada remisión de pecados—Esta es la primera necesidad del pecador, y viene a ser la primera bendición que se siente en el evangelio.

39. de todo lo que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados—Esta cláusula no es excepcional, sino explicativa. El sentido no es: “Aunque la ley justifica de muchas cosas, no puede justificar de todas las cosas, pero que Cristo se encarga de las demás cosas”; sino que quiere decir: “Por Cristo el creyente es justificado de todas las cosas, mientras que la ley no justifica de ninguna cosa”. en éste es justificado todo aquel que creyere—El sentido es: “En Cristo el creyente es justificado de todas las penas de la ley”. (Nótese: El más profundo sentido de la justitificación, su lado positivo, está reservado para las Epístolas, dirigidas a los justificados mismos; mientras que es la resurrección de Cristo aquí, y al través de todo el libro de Los Hechos principalmente, lo que se puntualiza, porque la primera cosa necesaria para llevar la paz por medio de Cristo a los culpables, era que se estableciera su mesianidad por medio de la resurrección, en las Epístolas dirigidas a los creyentes que su muerte está ampliamente interpretada como el medio para la reconciliación.)

40. Mirad, pues, etc.—Con esta terrible amonestación del Antiguo Testamento, el apóstol hubiera deseado “encerrarlos para aquella fe”.

41. no creeréis, si alguien os la contare—es decir, aun cuando fuera por testimonio no excepcional. Las palabras de Habacuc 1:5 fueron primero amonestaciones misericordiosas, aunque en vano, de la inminente destrucción de Jerusalén por los caldeos, y del cautiverio babilónico. Nada como esta advertencia podría describir más aptamente la terrible calamidad que iba a sobrevenir a aquella generación a la que se dirigía el apóstol.

42, 43. Y saliendo ellos de la sinagoga de los Judíos, los Gentiles les rogaron que el sábado siguiente les hablasen estas palabras—Más bien (según lo que es sin duda el texto verdadero), “al salir (de la sinagoga), ellos les rogaron”—esto es, no los gentiles, cuya causa se tratará más tarde, v. 46, sino la congregación mixta de judíos y prosélitos que le había escuchado, pidieron otra oportunidad para escuchar las verdades, es decir, los que entre ellos habían recibido buena impresión. “Y despedida la congregación (de la sinagoga), muchos de (ambas clases) los judíos y … prosélitos siguieron a Pablo y Bernabé” (nótese de aquí en adelante el orden invertido de los nombres, salvo en cap. 14:14; 13:7; 12:25). Estos evidentemente habían sido ganados para el evangelio por lo que oyeron, y sentían el deseo de allegarse a sus benefactores espirituales. hablándoles—palabras adicionales de animación después del discurso en la sinagoga. que permaneciesen en la gracia de Dios—la cual habían experimentado al recibir el evangelio (comp. cap. 11:23).

44. el sábado siguiente se juntó casi toda la ciudad a oir la palabra de Dios—Los días transcurridos entre los dos sábados eran empleados en más investigaciones e instrucción y el entusiasmo iba llegando a los gentiles, los que ahora por primera vez llenaron la sinagoga junto con los adoradores usuales.

45. Mas los Judíos—los celosos del judaísmo exclusivista—visto el gentío, llenáronse de celo—más bien, “de indignación”, con el resultado de siempre, el alboroto. contradiciendo y blasfemando—No hay nada más terrible que la furia de los judios y su execración del nombre de Jesús de Nazaret, cuando están muy incitados.

46. Entonces Pablo y Bernabé, usando de libertad, dijeron, etc.—Hacen una última y solemne protesta en estilo de lenguaje más sublime. era menester que se os hablase la palabra [primero]—Cumpliéndose la orden del Señor (Lucas 24:47; Romanos 1:16). pues que la desecháis, y os juzgáis indignos de la vida eterna—Pronunciáis la sentencia en contra de vosotros mismos.

47. Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo, etc.—Estas y otras predicciones desde hacía mucho habían impresionado profundamente a Pablo en relación con su misión especial a favor de los gentiles. Te he puesto para luz de los Gentiles—esto es, el Mesías lo había puesto; de lo que Pablo infirió que no hacía sino seguir la orientación que el Señor le había propuesto, al transferir a los gentiles aquellas “inescrutables riquezas” que ahora eran rechazadas y despreciadas por los judíos.

48. Y los Gentiles oyendo esto, fueron gozosos—al percibir que su accesión a Cristo era asunto de ordenación divina así como de esfuerzo apostólico. y glorificaban la palabra del Señor—por una cordial recepción de la misma. y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna—una declaración notabilísima, que no puede, sin ser forzada, interpretarse en otro sentido inferior a éste: que una ordenación divina a la vida eterna es la causa, no el efecto, de que cualquier persona crea.

49. Y la palabra del Señor era sembrada por toda aquella provincia—dando a entender alguna permanencia en Antioquía y actividad misionera en sus alrededores. mujeres pías y honestas—Mujeres distinguidas, convertidas al judaísmo, que habían sido envenenadas en contra de los nuevos predicadores por los eclesiásticos judíos, a los que respetaban. La influencia potente del carácter femenino tanto a favor como en contra de la verdad se ve en toda era de la historia eclesiástica. los echaron de sus términos—lo que era más fácil que refutarles su doctrina. sacudiendo en ellos el polvo de sus pies—como les fué mandado en Mateo 10:14. vinieron a Iconio—ciudad populosa, distante como 72 kilómetros al sudeste de Antioquía de Pisidia, al pie del monte Tauro, sobre los límites de Licaonia, Frigia y Pisidia: en tiempos posteriores contribuyó a la consolidación del imperio turco. los discípulos—éstos, aunque no fueron expulsados de la ciudad, tuvieron que sobrellevar los padecimientos por el evangelio, como aprendemos en cap. 14:22. estaban llenos de gozo, y del Espíritu Santo—quien no sólo los libró de la ignominia y del temor, como discípulos que eran del Señor, sino que también los llenó de santas y elevadas emociones.

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