Isaías 37:1-38
1 Aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y cubierto de cilicio entró en la casa del SEÑOR.
2 Luego envió, cubiertos de cilicio, a Eliaquim el administrador del palacio, a Sebna el escriba y a los ancianos de los sacerdotes a donde estaba el profeta Isaías hijo de Amoz.
3 Y le dijeron: — Así ha dicho Ezequías: “Este día es día de angustia, de reprensión y de vergüenza; porque los hijos están a punto de nacer, pero no hay fuerzas para dar a luz.
4 Quizás el SEÑOR tu Dios habrá escuchado las palabras del Rabsaces, al cual ha enviado su señor, el rey de Asiria, para afrentar al Dios vivo; y le reprenderá a causa de las palabras que el SEÑOR tu Dios ha escuchado. Eleva, pues, una oración por el remanente que aún queda”.
5 Fueron, pues, a Isaías los servidores del rey Ezequías,
6 e Isaías les dijo: — Así dirán a su señor: “Así ha dicho el SEÑOR: ‘No temas por las palabras que has oído, con las que me han injuriado los criados del rey de Asiria.
7 He aquí, yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor y se volverá a su tierra. Y haré que en su tierra caiga a espada’ ”.
8 Cuando el Rabsaces oyó que el rey de Asiria había partido de Laquis, regresó y halló al rey combatiendo contra Libna.
9 Luego el rey oyó hablar acerca de Tirhaca, rey de Etiopía: “He aquí que él ha salido para combatir contra ti”. Cuando lo oyó, envió mensajeros a Ezequías, diciendo:
10 “Así dirán a Ezequías, rey de Judá: ‘No te engañe tu dios, en quien tú confías, al decirte que Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
11 He aquí, tú has oído lo que los reyes de Asiria han hecho a todos los países, destruyéndolos por completo. ¿Y serás librado tú?
12 ¿Acaso los dioses de las naciones, que mis padres destruyeron, libraron a Gozán, a Harán, a Resef y a los hijos de Edén que estaban en Telasar?
13 ¿Dónde están el rey de Hamat, el rey de Arfad y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Ivá?’ ”.
14 Entonces Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros, y la leyó. Luego Ezequías subió a la casa del SEÑOR, y la extendió delante del SEÑOR.
15 Y Ezequías oró al SEÑOR diciendo:
16 “Oh SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel, que tienes tu trono entre los querubines: Solo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra; tú has hecho los cielos y la tierra.
17 Inclina, oh SEÑOR, tu oído y escucha; abre, oh SEÑOR, tus ojos y mira. Escucha todas las palabras que Senaquerib ha mandado decir para afrentar al Dios vivo.
18 Es verdad, oh SEÑOR, que los reyes de Asiria han destruido todos los países y sus tierras,
19 y que han entregado al fuego sus dioses y los destruyeron; porque estos no eran dioses, sino obra de manos de hombre, de madera y de piedra.
20 Ahora pues, oh SEÑOR, Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que solo tú, oh SEÑOR, eres Dios”.
21 Entonces Isaías hijo de Amoz mandó a decir a Ezequías: “Así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel: ‘Con respecto a lo que me has pedido en oración acerca de Senaquerib, rey de Asiria,
22 esta es la palabra que el SEÑOR ha hablado acerca de él: “‘La virgen hija de Sion te menosprecia; hace burla de ti. Mueve su cabeza a tus espaldas la hija de Jerusalén.
23 ¿A quién has afrentado e injuriado? ¿Contra quién has levantado la voz y alzado los ojos con altivez? ¡Contra el Santo de Israel!
24 “‘Por medio de tus siervos has afrentado al Señor y has dicho: Con la multitud de mis carros yo ascendí a las cumbres de los montes, a las regiones más remotas del Líbano. Corté sus más altos cedros y sus cipreses escogidos. Llegué hasta su cumbre, al bosque más exuberante.
25 Yo cavé y bebí aguas extranjeras, y con las plantas de mis pies hice secar todas las corrientes de Egipto.
26 “‘¿Acaso no lo has oído? Hace mucho tiempo que lo determiné; desde los días de la antigüedad lo dispuse. Y ahora he hecho que suceda para hacer de las ciudades fortificadas montones de ruinas.
27 Y sus habitantes, sin poder hacer nada, son aterrorizados y avergonzados. Son como la planta del campo o el verdor del pasto, como la hierba de los terrados que es quemada antes de madurar.
28 “‘Yo conozco tu sentarte, tu salir y tu entrar, y también tu furor contra mí.
29 Porque te has enfurecido contra mí, y tu arrogancia ha subido a mis oídos, pondré mi gancho en tu nariz y mi freno en tus labios. Y te haré regresar por el camino por donde has venido’.
30 “Y esto te servirá de señal, oh Ezequías: Este año comerán de lo que brota de por sí, y el segundo año de lo que crezca de aquello. Pero en el tercer año siembren y sieguen; planten viñas y coman de su fruto.
31 Y los sobrevivientes de la casa de Judá, los que habrán quedado, volverán a echar raíces por debajo y a dar fruto por arriba.
32 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte Sion los sobrevivientes. ¡El celo del SEÑOR de los Ejércitos hará esto!
33 “Por tanto, así ha dicho el SEÑOR acerca del rey de Asiria: ‘No entrará en esta ciudad; no tirará en ella ni una sola flecha. No vendrá frente a ella con escudo ni construirá contra ella terraplén.
34 Por el camino por donde vino, por él se volverá; y no entrará en esta ciudad, dice el SEÑOR.
35 Pues defenderé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David’ ”.
36 Entonces salió el ángel del SEÑOR e hirió a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios. Se levantaron por la mañana, y he aquí que todos ellos eran cadáveres.
37 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió y regresó, y permaneció en Nínive.
38 Pero sucedió que mientras adoraba en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat. Y su hijo Esarjadón reinó en su lugar.
CONTINUACION DE LA NARRACION DEL CAP. 36.
1. saco—(Nota, cap. 20:2). casa de Jehová—Punto de reunión del pueblo de Dios en tiempo de angustia (Salmo 73:16; Salmo 77:13).
2. a Isaías—lo que indica la importancia de la posición del profeta en ese tiempo; los enviados eran funcionarios principales de la corte (cf. 2 Reyes 22:12).
3. reprensión—esto es, la reprensión de Jehová por los pecados de su pueblo (Salmo 149:7; Oseas 5:9). blasfemia—el blasfemo escarnio de Rabsaces. los hijos, etc.—expresión proverbial, por: Nos encontramos en el mayor de los peligros y carecemos de medios para conjurarlo (cf. Oseas 13:13).
4. oirá—Tomará conocimiento (2 Samuel 16:12). y a reprender—y lo castigará por las palabras, etc., (Salmo 50:21). reliquias—las dos tribus del reino de Judá, pues Israel ya había sido deportado. Isaías es invitado a actuar como intercesor ante Dios.
6. los siervos—liter. jóvenes, meros muchachos, lo que indica menosprecio, no una embajada de ancianos venerables. La voz hebrea es diferente de la de “siervos” del v. 5. blasfemado—(cap. 36:20).
7. un espíritu—(cap. 28:6; 1 Reyes 22:23), que ejercerá tal influencia en su juicio que cuando oiga el informe (v. 9 acerca de Tirhakah) regresará [Gesenius]; el informe de la destrucción del ejército en Jerusalén, que llegó a conocimiento de Senaquerib cuando estaba en el suroeste de Palestina, en la frontera de Egipto, lo indujo a retirarse. cuchillo—(v. 38).
8. Vuelto—al campamento de su amo. Libna—que significa blancura, la Blanche-garde de los cruzados [Stanley]. Eusebio y Jerónimo la sitúan más al sur, en el distrito de Eleuterópolis, diez y ocho kilómetros al noroeste de Laquis, que Senaquerib había capturado (Nota, cap. 36:2). Libna quedaba en Judea, la que había sido dada a los sacerdotes (1 Crónicas 6:54, 1 Crónicas 6:57).
9. Tirhakah—(Véanse Notas, cap. 17:12; 18:6). Egipto fué gobernado en parte por tres sucesivos monarcas etíopes, durante cuarenta o cincuenta años: Sabaco, Seveco y Tirhacah. Seveco se retiró del Bajo Egipto, debido a la resistencia de los sacerdotes, con lo cual Setos, sumo sacerdote, obtuvo el poder supremo, teniendo como capital a Tanis (en la Escritura “Zoán”) o Memfis. Los etíopes se mantuvieron en el Alto Egipto, a las órdenes de Tirhacah, teniendo como capital a Tebas. La fama de Tirhacah, como conquistador, rivalizó con la de Sesostris; él y uno cuando menos de los Faraones del Bajo Egipto, fueron aliados de Ezequías contra Asiria. La noticia de su acercamiento hizo que Senaquerib se mostrase más ansioso de posesionarse de Jerusalén antes que su rival. envió—2 Reyes 19:9. expresa más ampliamente la avidez de Senaquerib, al añadir la palabra “volvió”.
10. El procura influir a Ezequías, del mismo modo que lo había hecho Rabsaces con el pueblo, dirigiéndose a él. No te engañe tu Dios—(cf. Números 23:19).
11. todas las tierras—(cap. 14:17). Menos a Egipto, que no se atreve a ponerlo en la lista.
12. Gozán—en la Mesopotamia, sobre el Chebar (2 Reyes 17:6; 2 Reyes 18:11). Gozán es el nombre del distrito, Crebar, del río. Harán—más al oeste. Abrahán se trasladó a ella al salir de Ur (Génesis 11:31); es la “Carrae” de los Romanos. Rezeph—más al oeste, en la Siria. Edén—Hay una antigua aldea, Adna, al Norte de Bagdad. Algunos creen que Edén es el nombre de una región (de Mesopotamia o su vecindad) en la cual estuvo el Paraíso. El Paraíso no era el mismo Edén (Génesis 2:8). “Un jardín en Edén”. Thelasar—Ahora se llama Telafer, al oeste de Mosul [Layard]. Tel significa colina, en árabe y asirio.
13. Henah … Hivah—en Babilonia. Los colonos de Ava fueron llevados a Samaria (2 Reyes 17:24).
14. las extendió—desenvolvió el rollo del escrito. Dios “conoce nuestras necesidades antes que le pidamos”; pero él se deleita en que las declaremos delante de él con filial confianza (2 Crónicas 20:3, 2 Crónicas 20:11).
16. moras—el Shequinah, ígneo símbolo de la presencia de Dios, que habita en el templo con su pueblo, procede de Shachan, habitar (Éxodo 25:22; Salmo 80:1; Salmo 99:1). querubines—voz derivada, por transposición, ya sea de la raíz hebrea: “Rachab”, cabalgar; o mejor de “Barac,” bendecir. Estaban formados de oro puro, lo mismo que el propiciatorio (Éxodo 25:19, margen de la Versión Inglesa). La frase “habitas entre los querubines” surgió de la posición que cada uno de ellos ocupaba en uno de los extremos del propiciatorio, en tanto que el Shechinah y el sacrosanto nombre de JEHOVA, grabado en letras, estaban en el espacio intermedio. Tan inseparablemente asociados estaban los querubines a la manifestación de la gloria de Dios, que ya sea que el Señor estuviese en quietud o en actividad, siempre son mencionados con él (Números 7:89; Salmo 18:10). (1) Se les menciona por vez primera (Génesis 3:24) “en el extremo” (que es como podría traducirse la frase “al Oriente” de Edén; la voz hebrea para “colocar” significa propiamente “colocar en el tabernáculo”, lo que da a entender que éste era un tabernáculo local, en el que los símbolos de la presencia de Dios estaban adecuadamente expuestos, de acuerdo con las alteradas circunstancias en que el hombre, después de su caída, solía presentarse ante Dios. Fué aquí donde Caín y Abel y los patriarcas, hasta el diluvio, presentaron sus ofrendas. Por esto se le llama “la presencia del Señor” (Génesis 4:16). A fines de la dispensación patriarcal, cuando se suprimieron esos símbolos, se hicieron pequeños modelos de los mismos para uso doméstico, llamados en caldeo Serafines o Terafines. (2) Los querubines del tabernáculo mosaico y del templo de Salomón eran, en cuanto a la forma, como los de las cercanías del Edén: figuras compuestas, en que se combinaban las propiedades que distinguían a las diversas criaturas: el buey, como el primero entre los animales mansos y útiles; el león, entre las fieras; el águila, entre las aves; el hombre, la cabeza de todos (el señorío original que tenía sobre el reino animal, que está por ser restaurado en la persona de Jesucristo, Salmo 8:4, también está inferido en esta combinación). Estos son, al través de la Escritura, representados como distintos de Dios; ni podrían ser semejantes a él, puesto que él había prohibido en absoluto hacer imágenes. (3) Han sido introducidos en la tercera dispensación, o sea la evangélica (Apocalipsis 4:6), como seres vivientes; éstos no son ángeles, sino seres estrechamente vinculados con la redimida Iglesia. Así ocurre también en Ezequiel 1 y 10. Es así como a través de las tres dispensaciones, parecen ser símbolos de aquellos que en todas las edades estudiarían y proclamarían oficialmente la multiforme sabiduría de Dios. sólo tú—liter. “Tú eres el solo Dios de todos los reinos”; mientras Senaquerib había clasificado a Jehová entre los dioses paganos, Ezequías afirma la nadería de éstos y el exclusivo señorío de Aquél.
17. oído … ojos—singular, plural. Cuando queremos oir una cosa acercamos un oído; cuando queremos ver algo abrimos ambos ojos.
18. destruyeron—con lo que admite la verdad de lo alegado por el asirio (cap. 36:18-20), pero añade la razón: “Porque ellos no eran dioses”.
19. entregaron los dioses … al fuego—La política de los asirios para enajenar a los pueblos conquistados de su propio país era llevarlos a otras partes y destruir los ídolos tutelares de su nación, por ser el lazo más fuerte que los ligaba a su país natal. La política de los Romanos era precisamente lo contrario.
20. El argumento más fuerte que puede usarse al hacer una súplica a Dios, es el de su honor (Éxodo 32:12; Salmo 83:18; Daniel 9:18).
21. Acerca de lo que me rogaste—esto es, por cuanto no has confiado en tus propias fuerzas, sino en mí (cf. 2 Reyes 19:20). “Lo que me has rogado en contra de Senaquerib, etc., te he oído” (Salmo 65:2).
22. Una transición poética en el paralelismo. virgen hija—Términos honrosos. “Virgen” da a entender que la ciudad es todavía incorrupta. “Hija” es una personificación colectiva femenina abstracta de la población, que denota a los hijos del lugar (Nota, cap. 23:10; 1:8). Sión y sus habitantes. Meneó su cabeza—en señal de escarnio (Salmo 22:7; Salmo 109:25; Mateo 27:39). Entre nosotros, mover la cabeza es señal de negativa o de desagrado; pero los gestos tienen diferentes significados en cada país (cap. 58:9; Ezequiel 25:6; Sofonías 2:15).
23. ¿A quién injuriaste …?—No a un ídolo.
24. dijiste—virtualmente: ¿Has dicho dentro de ti mismo? alturas—Figura tomada del derribo de árboles en el Líbano (cap. 14:8; 33:9); sentido figurado, por “Yo he conducido mi victorioso ejército al través de las regiones más inaccesibles, a las tierras remotas”. laderas—mejor, epresiones [G. V. Smith]. sus hayas escogidas—no cipreses, como han traducido algunos; todavía hay pinos y cedros en el noroeste del Líbano [Stanley]. alto de su límite—En 2 Reyes 19:23, “los alojamientos de sus límites”. En el ascenso de la cumbre, quizás había algún lugar de descanso, o el límite hasta donde llegaban los que frecuentemente querían subir a la cima [Barnes]. Aquí se habla simplemente de “lo alto de su límite”. monte de su Carmel—más bien, “su denso bosque”. Carmel expresa su gran exuberancia (Nota, cap. 10:18; 29:17).
25. cavé, y bebí las aguas—En 2 Reyes 19:24, dice “aguas ajenas”. He penetrado en tierras extranjeras donde tuve que abrir pozos para abastecer de agua a mis ejércitos; pero la carencia natural de agua no me ha impedido avanzar. ríos de lugares atrincherados—más bien, las corrientes (canales del Nilo) de Egipto. “Con la planta de mi pie”, expresa que no bien sus ejércitos penetraban en una región, las corrientes quedaban agotadas por ellos; o mejor, que los ríos no eran obstáculo para el avance de sus ejércitos. Así el cap. 19:4-6, que se refiere a Egipto, “el río canales de defensa, se secarán”. Horsley traduce el hebreo “los lugares sitiados”, las rocas.
26. Respuesta de Dios a Senaquerib. de mucho tiempo—Tú te jactas de que todo se debe a tu consejo y poder; pero soy yo quien de mucho tiempo ha, lo he ordenado así (cap. 22:11); tú sólo fuiste el instrumento en mis manos (cap. 10:5, 15). Tal fué la razón por la cual “los habitantes tuvieron escasas fuerzas delante de ti” (v. 27), a saber, que yo lo había así dispuesto. Sin embargo, tú estás en mis manos y conozco tus caminos (v. 28), y por lo mismo te reprimiré (v. 29). Conéctese también: Yo lo he dispuesto desde tiempos antiguos (o “formado”). La versión Reina-Valera está respaldada por el cap. 33:13; 45:6, 21; 48:5.
27. Y sus moradores, cortos de manos—no a causa de tu poder, sino porque los hice incapaces de resistirte. hierba—que fácilmente se marchita (cap. 40:6; Salmo 37:2). de los tejados—la cual, por tener poca tierra para nutrirse, se seca rápidamente (Salmo 129:6). antes de sazón—“El campo de trigo (frágil y tierno) antes que el grano madure” [Smith].
28. tu estado—mejor, tu sentarte (Salmo 139:2). Estas expresiones describen todo el curso de la vida de un hombre (Deuteronomio 6:7; Deuteronomio 28:6; 1 Reyes 3:7; Salmo 121:8). Aquí hay también una alusión especial al primer estado de Senaquerib en su país, luego a su salida contra Judá y Egipto, así como a su furor contra Jehová (v. 4).
29. tu estruendo—insolencia. anzuelo en tu nariz—como a una fiera conducida con anilla en la nariz, se le obligará a regresar a su país (cf. Job 41:1; Ezequiel 19:4; Ezequiel 29:4; Ezequiel 38:4). En un bajo relieve de Korsabad, los cautivos son conducidos ante el rey sujetados por una cuerda atada a un gancho o argolla pendiente del labio inferior o superior, y de la nariz.
30. Estas palabras están dirigidas a Ezequías. señal—la cual, una vez cumpilda, confirmaría la verdad de toda la profecía tocante a la derrota del enemigo. Los dos años durante los cuales serían alimentados con lo que la tierra produjese espontáneamente se refieren al tiempo cuando Judea fué arrasada por Senaquerib (cap. 32:10). Tradúzcase: “Vosotros comisteis (el primer año) lo que crece de suyo; y el segundo año lo que crece de suyo, pero en este tercer año sembraréis”, etc., porque en este año la tierra será liberada de su enemigo. El hecho de que Senaquerib levantase inmediatamente después su campamento y se fuese, demuestra que los dos primeros años se refieren al pasado, no al futuro [Rosenmuller]. Otros que remiten los primeros dos años al futuro, salen de la dificultad con respecto a la urgente salida de Senaquerib al suponer que ese año era sabático; el segundo, el jubileo; pero el contexto no contiene ninguna indicación al respecto.
31. el residuo—Judá permaneció después de que las diez tribus fueron llevadas en cautiverio; también se alude a los que sobrevivirían a la invasión de Senaquerib.
33. escudo—se acercó a ella, pero en realidad, no le fué permitido sitiarla. baluarte—una defensa para los agresores al atacar los muros.
34. (Véase v. 29, 37; cap. 29:5-8.)
35. yo ampararé—No obstante las medidas de defensa tomadas por Ezequías (2 Crónicas 32:3). Jehová fué su verdadero defensor. por amor de mí—por cuanto el Nombre de Jehová fué blasfemado por Senaquerib (v. 23). y por amor de David—a causa de la promesa que le había hecho a David (Salmo 132:17), y al Mesías, el heredero del trono de David (cap. 9:7; 11:1).
36. Algunos creen que la destrucción fué motivada por la pestilencia (Nota, cap. 33:24), la cual pudo haber causado la enfermedad de Ezequías, narrada a continuación; pero el cap. 33:1, 4, prueba que los judíos despojaron los cadáveres, cosa que no se habrían atrevido a hacer si hubiese habido en ellos alguna infección pestífera. El segundo agente, según el cap. 29:6; 30:30, fué una tormenta de granizo, de truenos y relámpagos (cf. Éxodo 9:22). El simún pertenece más bien al Africa y a la Arabia que a la Palestina, aparte de que de ordinario no produce esos destructivos efectos. Algunos elementos del ejército, según 2 Crónicas 32:21, parece que sobrevivieron a la catástrofe y acompañaron a Senaquerib hasta su tierra. Heródoto (2 Crónicas 2:141) nos ha trasmitido un relato que confirma la Escritura tocante al repentino descalabro del ejército asirio. Añade que los sacerdotes egipcios le dijeron que Senaquerib se vió forzado a retirarse de Pelussio debido a una plaga de ratones de campo, enviados por uno de sus dioses, los cuales royeron las cuerdas de los arcos y las correas de los escudos de los asirios. Cf. el lenguaje del v. 33: “No echará saeta en ella ni delante de ella vendrá con escudo”, que los egipcios corrompieron en su versión del relato. Por ese entonces Senaquerib estaba con una parte de su ejército, no en Jerusalén, sino en la frontera de Egipto, al suroeste de Palestina. La repentina destrucción de sus fuerzas, cerca de Jerusalén, que formaban una parte considerable de su ejército, así como el avance del etíope Tirhacah, lo indujeron a retirarse, suceso que los egipcios refirieron en una forma que redundaba en honor de sus dioses. El ratón era el emblema egipcio de la destrucción. El Apolo griego, el dios protector de la agricultura, era llamado Smintheús, de una palabra cretense que significa ratón, y se le representaba con un pie sobre un ratón, ya que el ratón campesino dañaba el grano. Las inscripciones asirias suprimen, por supuesto, su derrota, pero en ninguna parte se halla que se jactasen de haber tomado a Jerusalén, y la única razón que puede darse de que Senaquerib no haya retornado a Judea, en medio de tantas expediciones subsiguientes consignadas en sus monumentos, fué la terrible calamidad que allí había sufrido, que lo convenció de que Ezequías estaba bajo la protección divina. Rawlinson dice: “En el relato que Senaquerib hace de sus guerras con Ezequías, escrito en caracteres cuneiformes en la sala del palacio de Koyunjik, construído por él (de 42 metros de largo por 33 de ancho) en el que hasta están retratadas las fisonomías de los cautivos judíos, aparece un notable pasaje: después de referir la captura de doscientos mil prisioneros judíos, añade: “Luego oré a Dios”; único ejemplo de una inscripción en que aparece el nombre de Dios sin ningún aditamento pagano. Es probable que el Salmo 46 conmemore la liberación de Judá. Esta ocurrió durante una “noche”, según 2 Reyes 19:35, con cuyo pasaje coinciden involuntariamente las palabras de Isaías: “cuando se levantaron por la mañana, etc.”. y cuando se levantaron—los judíos. cuerpos de muertos—asirios.
37. hizo su morada en Nínive—unos veinte años después del desastre, según las inscripciones. La palabra “moró” es compatible con cualquier extensión indefinida de tiempo. Nínive, llamada así, proviene de Ninus, esto es, de Nimrod, su fundador. Su nombre significa impío sumamente rebelde; pues subvirtió el existente orden patriarcal de la sociedad, introduciendo el caudillaje, fundado en la conquista; la caza fué su escuela preparatoria para la guerra. Era de la raza de Cam; traspasó los límites señalados por Dios (Génesis 10:8, Génesis 10:25); traspasó asimismo los límites de la posesión de Sem; abandonó a Babel por un tiempo, después de la milagrosa confusión de lenguas, y fundó a Nínive. Después de su muerte, fué adorado como Orión, la constelación de ese nombre (Nota, Job 9:9; Job 38:31).
38. Nisroch—Nisr, en lengua semítica, significa águila; la terminación och significa grande. El águila con cabeza humana en las esculturas asirías es sin duda Nisroch, o sea el mismo Asur, el principal dios asirio. La diosa que correspondía a éste era Ashera o Astarte. Este nombre significa “bosque” o árbol sagrado, hallado frecuentemente como el símbolo de los ejércitos celestes (Saba) en las esculturas; así como Asur el Epónimo héroe de Asiria (Génesis 10:11) correspondía al sol o Baal, Belo; que describe su oficio de Señor. Esto explica el término “entalladura del bosque” (2 Reyes 21:7). El águila era adorada por los persas y los árabes de la antigüedad. Esarhadón—En Esdras 4:2, se halla mencionado por haber llevado colonos a Samaria. También se cree que fué éste el rey que se llevó a Manasés cautivo a Babilonia (2 Crónicas 33:11). Este mismo rey construyó el palacio levantado en el montículo de Nebiyunus, y lo llamó palacio del Suroeste de Nimroud, el cual fué destruído por el fuego, pero su nombre y las guerras que hizo están consignadas en los edictos encontrados en ese edificio. Los materiales de construcción fueron sacados de los palacios del noroeste, pertenecientes a la antigua dinastía, la que se extinguió con Pul.