Isaías 8:1-22

1 Entonces me dijo el SEÑOR: “Toma una tabla grande y escribe en ella con punzón de hombre, tocante a Maher-salal-jas-bazb”.

2 Llamé a mi lado, como fieles testigos, al sacerdote Urías y a Zacarías hijo de Jeberequías.

3 Me llegué a la profetisa, y ella concibió y dio a luz un hijo. Y el SEÑOR me dijo: “Ponle por nombre Maher-salal-jas-bazb,

4 porque antes que el niño sepa decir ‘mi papá’ y ‘mi mamá’, la riqueza de Damasco y el botín de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria”.

5 Otra vez el SEÑOR volvió a hablarme diciendo:

6 “Por cuanto este pueblo desechó las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se alegró con Rezín y con el hijo de Remalías,

7 he aquí que por ello el Señor hace subir sobre ellos las impetuosas y abundantes aguas del Río, es decir, al rey de Asiria con toda su gloria. Él se desbordará por todos sus cauces y pasará sobre todas sus riberas.

8 Pasará por Judá inundando y creciendo; llegará hasta el cuello. Con sus alas extendidas llenará la amplitud de tu tierra. ¡Oh Emanuel!”.

9 Sépanlo, oh pueblos, y llénense de terror. Presten atención, todos los confines de la tierra: ¡Cíñanse y llénense de terror! ¡Cíñanse y llénense de terror!

10 Tomen consejo, pero será anulado; profieran palabra, pero no se realizará, porque Dios está con nosotros.

11 Pues así me ha hablado el SEÑOR con mano fuerte, y me ha instruido para que no camine por el camino de este pueblo, diciendo:

12 “No llamen conspiración a todo lo que este pueblo llama conspiración. No teman lo que ellos temen ni se aterroricen.

13 ¡Al SEÑOR de los Ejércitos, a él trátenlo como santo! Y si él es el temor de ustedes, y si él es el temblor de ustedes,

14 entonces él será el santuario de ustedes; pero será piedra de tropiezo y roca de escándalo para las dos casas de Israel, red y trampa para los habitantes de Jerusalén.

15 De entre ellos muchos tropezarán y caerán, y serán quebrantados. Quedarán atrapados y apresados.

16 Ata el testimonio y sella la ley entre mis discípulos”.

17 Aguardaré, pues, al SEÑOR, quien ha escondido su rostro de la casa de Jacob. En él esperaré.

18 He aquí, yo y los hijos que el SEÑOR me ha dado somos señales y prodigios en Israel, de parte del SEÑOR de los Ejércitos, quien habita en el monte Sion.

19 Y cuando les digan: “Consulten a los que evocan a los muertos y a los adivinos que susurran y murmuran al hablar”, respondan: “¿Acaso no consultará un pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos a favor de los vivos?

20 ¡A la ley y al testimonio! Si ellos no hablan de acuerdo con esta palabra, es que no les ha amanecido.

21 Y pasarán por la tierra oprimidos y hambrientos. Y acontecerá que teniendo hambre se indignarán y maldecirán a su rey y a su Dios. Alzarán la vista

22 y mirarán a la tierra, y he allí tribulación y oscuridad de angustia. Y serán arrojados a las tinieblas.

CAPITULO 8

Capítulos 8 y 9:7. Los primeros siete versículos del cap. 9 pertenecen a esta sección. En el cap. 8 se continúa el asunto del cap. 7, pero en un período posterior (cf. cap. 8:4 con el cap. 7:16), lo que da a entender que el intervalo hasta el cumplimiento, es ahora más corto que en el cap. 7. El tono del cap. 8:17, 21, 22 expresa una calamidad más inmediata y aflictiva que en el cap. 7:14, 15, 22.

1. gran—adecuado, con letra bastante grande para que todos lo vean. volumen—más bien, una tablilla de madera, de metal o de piedra (cf. 30:8; Habacuc 2:2), cubierta a veces de una capa de cera, sobre la cual se trazaban los caracteres con un instrumento puntiagudo o con el estilo de hierro; también se usaban pieles y papiros (cap. 19:7). en estilo de hombre—esto es, con caracteres ordinarios que la persona más humilde pueda leer (Habacuc 2:2). En hebreo enosh significa un hombre común, por vía de contraste con las clases elevadas (Apocalipsis 21:17; Romanos 3:5). No en jeroglíficos. El objeto era que, después del suceso, todos pudieran ver que ya había sido predicho por Isaías. tocante—al título y asunto de la profecía. Maher-salal-hash-baz—“Ellos (esto es, los asirios) se apresuran al despojo (a saber, de Siria y Samaria); se dan prisa a la presa”. [Gesenius]. En otras palabras, “el despojo (esto es, el despojador) se apresura; la rapiña avanza apresuradamente” [Maurer]

2. junté—más bien, Jehová me dijo que tomase, etc. [Maurer]—Urías—cómplice de Acaz en la idolatría, y por tanto, un testigo que no se prestaría para ayudar al profeta de Dios a construir una profecía después de haberse cumplido. (2 Reyes 16:10). Los testimonios tenían por objeto el comprobar, cuando el hecho ocurriese, que la tablilla que contenía la profecía había sido grabada en el tiempo que ella expresaba. Zacarías—(2 Crónicas 29:13).

3. profetisa—tal vez la misma mujer mencionada como la “virgen” (cap. 7:14), en el ínterin casada con Isaías, en calidad de segunda esposa; esto es, en un sentido primario y temporal. Emmanuel es, en este sentido, distinto de Maher-salal-hash-baz. Es así como transcurren cuando menos diez y ocho meses desde que la profecía fué predicha (7:14): nueve antes del nacimiento de Emmanuel, y diez desde ese tiempo hasta el nacimiento de Maher-salal-hash-baz; si añadimos a éstos once o doce meses antes que este último pudiese decir “Padre mío” (cap. 8:4), tenemos unos tres años en total, lo que concuerda con el cap. 7:15, 16.

4. antes—dentro de un año.

6. las aguas de Siloé … mansamente—Su fuente se halla al sudoeste de Sión y al este de Jerusalén. Ese término significa enviado, debido a que el agua es enviada mediante un acueducto (Juan 9:7). Esto representa figurativamente el suave, aunque débil al presente, dominio de la casa de David. En su más elevado sentido, Siloé expresa el benéfico dominio de Jehová en su reino teocrático, regido mediante la instrumentalidad de David. La fuente de Siloé es contrastada con el violento Eufrates, “el río” que tipifica la Asiria (v. 7; Apocalipsis 17:15). “Este pueblo” se refiere tanto a Israel, que prefirió aliarse con Rezín de Siria más bien que con los reyes de Judá; así como a Judá a causa de un partido que parece haber favorecido las pretensiones del hijo de Tabeel para reinar sobre Judá, en perjuicio del linaje de David (cap. 7:6); también el deseo de Judá de buscar una alianza con Asiria, es incluído en la censura (cap. 7:17). El vers. 14 demuestra que se alude a ambas naciones, ya que una y otra rechazaron igualmente al Divino Siloé. No se refiere a “mi pueblo”, como en otras ocasiones cuando Dios expresa su favor, sino a “este pueblo” (cap. 6:9).

7. por tanto—por la razón dada en el vers. 6, la inundación asiria anegará primeramente a Siria y Samaria y subirá lo bastante alto para alcanzar también a la rebelde Judá (v. 8). ríos—El Eufrates, desbordado en primavera, por el deshielo de las nieves de las montañas de Armenia (cf. v. 6; cap. 7:20). con todo su poder (con toda su gloria V. M.)—Los reyes de Oriente viajan con ostentosa comitiva. todos sus ríos—o canales, naturales y artificiales de la llana región de la Mesopotamia.

8. Y pasando hasta—la inundación no se detendrá en Siria y Samaria, sino que penetrará en Judea. garganta—Cuando a un náufrago le llega el agua a la garganta, está próximo a ahogarse; pero mientras que el agua no cubra la cabeza hay esperanzas de salvación. Jerusalén, que se yergue por sobre las colinas, es la cabeza que estará en peligro inminente con la invasión de Senaquerib, durante el reinado de Ezequías; pero será perdonada. (cap. 30:28). alas—las tropas del ejército asirio; lo que se cumplió (cap. 36:1; 37:25). tu tierra, oh Emmanuel—Aunque esto es aplicable temporalmente al hijo de Isaías, en el sentido más completo sólo es aplicable al Mesías: que Judea, siendo suya, fué, y aun es, una prenda de que, por muy lamentable que sea su abatimiento, al fin será salvada; la “cabeza” al presente está ilesa y aguarda el momento de la restauración (Hechos 1:6); estas palabras quieren decir al mismo tiempo que no obstante la liberación temporaria de Siria y de Israel, implícita en el nombre “Emmanuel”, han de seguirse para Judá las más grandes calamidades.

9. Juntaos—Más bien: Suscitad tumultos o enfureceos, esto es, haced lo peor de todo [Maurer]. Quizás se refiera al ataque de Rezín y de Peca contra Jerusalén. y seréis quebrantados—más bíen, no obstante seréis presa de la consternación. En hebreo está en imperativo, de conformidad con un modismo en virtud del cual el segundo de dos imperativos sugiere el futuro, esto es, el resultado de la acción contenida en el primero (así el cap. 6:9). El nombre “Emmanuel” en el v. 8 (cf. v. 10) sugiere el pensamiento de que la última protección de Judá por parte de Emmanuel, lo será de sus dos invasores actuales así como de los asirios mismos, no obstante la desoladora inundación predicha en los versículos anteriores. La sucesión de la casa de David no puede dejarse a un lado en Judá, porque el Mesías ha de nacer en ella, como heredero de David, de quien el hijo de Isaías es sólo un tipo (cap. 9:4, 6). oíd todos los que … de … tierras—presenciad la derrota de los enemigos de Judá. La profecía también columbra la final conspiración del Anticristo y sus partidarios, contra el heredero del trono de David en los últimos días, y su completa derrota [Horsley]. poneos a punto … apercibíos—la repetición expresa con vehemencia la certidumbre de que serán presa de la consternación (y no, como dice la Versión inglesa, “despedazados”).

10. palabra—La palabra de orden para el asalto de Jerusalén. Dios con nosotros—Emmanuel quiere decir esto (Números 14:9; (Salmo 46:7). con mano fuerte—o de otra manera, cuando trabó de mí con su mano [Horsley]. Maurer, según la Versión Inglesa: “Con el ímpetu de su mano”, esto es, el impulso que sentí de su inspiración en mi mente (Jeremias 15:17; Ezequiel 1:3; Ezequiel 3:14, Ezequiel 3:22; Ezequiel 37:1). por el camino de este pueblo—su desconfianza en Jehová y el pánico que los indujo a ellos y a Acaz a buscar la ayuda de Asiria.

12-16. Las palabras de Jehová.

12. Conjuración—o más bien una conspiración; un término apropiado para designar la alianza antinatural de Israel con la estranjera Siria, en contra de Judea y la teocracia, con las cuales estaba la primera vinculada por lazos de sangre y de religión [Maurer]. a todas las cosas—más bien, a todo lo que este pueblo llama conspiración [G. V. Smith]. lo que temen—a saber, el objeto de su temor: la conspiración de los enemigos. ni tengáis miedo—más bien [Maurer], “ni hagáis que otros lo tengan”.

13. santificad—Honrad su santo Nombre, considerándolo como la única esperanza de vuestra protección (cap. 29:23; Números 20:12). él sea vuestro miedo—temor de no provocar su ira, por temer al hombre, y desconfiar de él.

14. santuario—asilo inviolable, semejante al altar del templo (1 Reyes 1:50; 1 Reyes 2:28; Ezequiel 11:16; cf. Proverbios 18:10); a saber, para aquellos que le temen y confían en él. mas a las dos casas—Israel y Judá. Aquí la profecía vuelve a extenderse más allá de la temporal aplicación al tiempo de Acaz. por piedra para tropezar—esto es, una roca contra la cual tropezarían para daño suyo; es decir, de aquellos que no quisieran creer. La misma piedra, Emmanuel, que hubiera sido un santuario por medio de la fe, se convierte en un fatal estorbo a causa de la incredulidad. Jesucristo se refiere a esto en Mateo 21:44. (Cf. Deuteronomio 32:4, Deuteronomio 32:15, Deuteronomio 32:18, Deuteronomio 32:30, Deuteronomio 32:37; Daniel 2:34; Romanos 9:33; 1 Pedro 2:8). lazo—trampa con que se cazan pájaros inadvertidamente (Lucas 21:35; 1 Tesalonicenses 5:2). Así fué en la destrucción de Jerusalén por Tito.

15. tropezarán.… y serán presos—imágenes tomadas de los medios empleados para cazar animales salvajes.

16. Ata … sella—Lo que Isaías había anotado antes brevemente, al grabar el nombre Mahersalal-hash-baz en una tobilla fijada en un lugar público, lo escribió después más detalladamente en un rollo de pergamino (cap. 30:8); esto es lo que tiene ahora que sellar, no meramente para que nada sea añadido ni quitado, por estar completo, sino para denotar que se relaciona con sucesos todavía lejanos, y que, por lo tanto, es un testimonio sellado y no entendido (cap. 6:9, 10), excepto en parte entre “los discípulos de Dios”; es decir, aquellos que “santifican al Señor” mediante obediente confianza. (Salmo 25:14). Las revelaciones subsiguientes aclararían posteriormente lo que ahora era oscuro. Es así como el Apocalipsis explica lo que en Daniel fué dejado sin explicar (cf. Daniel 8:26; Daniel 12:9). Estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del cumplimiento; pero en el Apocalipsis 22:10, dice: “No selles las palabras de la profecía … porque el tiempo está cerca” (cf. Apocalipsis 5:1, Apocalipsis 5:5, Apocalipsis 5:9). testimonio—confirmado por Urías y Zacarías (v. 2). ley—la revelación que acaba de hacerse, la que tiene fuerza de ley. discípulos—No como afirma Maurer: Urías y Zacarías (cf. Juan 7:17; Juan 15:15).

17. Esperaré—sea cual fuere lo que el resto de la nación haga, yo miraré a Jehová únicamente. el cual escondió su rostro—aunque ahora parece que ha apartado su rostro de Judá (que entonces representaba la “casa de Jacob”). Esperemos y confiemos en él, aun cuando no lo podamos ver (cap. 50:10; 54:8; Habacuc 2:3; Lucas 2:25, Lucas 2:38).

18. yo y los hijos—Isaías significa salvación de Jehová; los nombres de sus hijos también eran “señales” sugestivas de la venidera y final liberación (caps. 7:3; 7:14; 8:3). prodigios—esto es, símbolos de lo futuro (cap. 20:3; Malaquías 3:8). “He aquí yo, y los hijos que me dió Dios”, se halla citado en Hebreos 2:13 para probar la humanidad del Mesías. Este es el principal y último cumplimiento de la profecía, pues en su sentido temporal se aplica al tiempo de Acaz. Isaías, en los versículos 17 y 18, representa típicamente al Mesías, a la vez como “Padre” e “Hijo”, Isaías y Emmanuel, Niño y Dios Fuerte y es, de consiguiente, llamado aquí un “prodigio”, como en el cap. 9:6, “Admirable”; de ahí que en Hebreos 2:13, los creyentes sean llamados “hijos”; pero en los vv. 11, 12, sus “hermanos”. Con referencia a “los hijos que me dió Jehová” véase Juan 6:37, Juan 6:39; Juan 10:29; Juan 17:12. que mora en … Sión—y protegerá por lo tanto a Jerusalén.

19. PreguntadConsultad en vuestras dificultades nacionales. a los pythones—los nigromantes, los hechiceros. Así lo hizo Saúl, luego que hubo abandonado a Dios (1 Samuel 28:7, etc.), consultando a la adivina de Endor en sus dificultades. Estos siguieron la estela de la idolatría que prevalecía en el reinado de Acaz (2 Reyes 16:3, 2 Reyes 16:10), el cual imitó la adivinación de los damascenos, como lo había hecho antes con el altar que éstos tenían (cf. Levítico 20:6, que prohibe estas cosas, cap. 19:3). adivinos—personas que presumen tener conocimientos sobrenaturales. susurran—mejor: chirrían débílmente, como los pajarillos muy pequeños; este sonido era atribuído generalmente a los espíritus de los que habían partido de este mundo; mediante la ventriloquia, los adivinos producían un sonido bajo, como si procediese de un sepulcro o de un muerto. De aquí que, en la Versión de los Setenta la palabra hebrea que significa nigromantes en este pasaje está traducida por “ventrílocuos” (cap. 29:4). ¿No consultará … a su Dios? Es la respuesta que Isaías recomienda se dé a los que aconsejan que se recurra a los nigromantes. por los vivos, etc.,—“¿debería uno para la protección de los vivos recurrir (o consultar) a los muertos?” [Gesenius]. Lowth traduce: “En lugar de (consultar a) los vivos, “¿debería uno consultar a los muertos?”

20. A la leya la revelación de Dios dada a su profeta, a la cual manda que recurran los que aconsejaban apelar a la nigromancia. si no dijeren … es porque—La Versión Inglesa explica que el término “dijeren” se refiere a los nigrománticos. Pero la palabra hebrea traducida porque, no significa esto, sino quienes; y en lugar de si no dijeren, debe más bien decir verdaderamente dirán así aquellos a quienes no les ha alboreado la luz matinal (en el hebreo se entiende que se refiere a aquellos que no disfrutan de prosperidad después de una noche de tristezas) [Maurer y G. V. Smith]. Los que se hallan en la oscura noche de la prueba, sin la aurora de la esperanza, de seguro que dirán: No recurráis, como lo hicimos nosotros, a la nigromancia, sino “a la ley”, etc. Aquí la ley, acaso incluya la ley de Moisés, que era la “Carta Magna” que el profetismo comentaba [Kitto].

21, 22. Aquí tenemos una descripción más detallada de la desesperación en que caerán los que recurrieron a la nigromancia más bien que a Dios. El v. 20 sugiere que se darán cuenta demasiado tarde de cuánto mejor les hubiera sido haber recurrido a la ley, etc. (Deuteronomio 32:31); pero ahora están entregados a la desesperación. Por lo tanto, aunque ven la verdad de Dios, no hacen sino “maldecir a su Rey y Dios”, lo cual es presagio de la misma conducta que observarán en lo futuro aquellos que pertenezcan al “reino de la bestia” cuando sean visitados por las plagas divinas (Apocalipsis 16:11; cf. con Jeremias 18:12). pasarán—a saber, por la tierra; fatigados—deprimidos por la ansiedad. hambrientos—con hambre más aflictiva que la temporal del tiempo de Acaz, por causa de Asiria; entonces había algún alimento; mas ahora no hay nada (cap. 7:15, 22; Levítico 26:3, Levítico 26:14, Levítico 26:20. su rey … Dios—Jehová, Rey de los judíos (Salmo 5:2; Salmo 68:24). levantando el rostro … a la tierra—sea que miren hacia el cielo, o hacia la tierra de Judea, no habrá nada más que desesperación. oscuridad y angustia—las tinieblas causadas por la tribulación (Proverbios 1:27). Sumidos en las tinieblas—más bien, densas tinieblas (Jeremias 23:12). Serán arrojados hacia adelante como por una arrasadora tormenta. El rechazamiento por los judíos de “su Rey y Dios”, el Mesías, fué seguido por estas espantosas calamidades.

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