Jeremias 12:1-17
1 — Justo eres tú, oh SEÑOR, para que yo contienda contigo. Sin embargo, hablaré contigo sobre cuestiones de derecho. ¿Por qué prospera el camino de los impíos? ¿Por qué tienen tranquilidad todos los que hacen traición?
2 Tú los has plantado, y han echado raíces; crecenb y dan fruto. Cercano estás tú de sus bocas, pero lejos de sus conciencias.
3 Sin embargo, oh SEÑOR, tú me conoces. Tú me has visto y has probado cómo es mi corazón para contigo. Sepáralos, como a ovejas destinadas para el matadero; apártalos para el día de la matanza.
4 ¿Hasta cuándo ha de estar de duelo la tierra, y se secará la hierba de todo campo? Por la maldad de los que habitan en ella han perecido los animales y las aves; porque dijeron: “Él no verá nuestro final”.
5 — Si corriste con los de a pie y te cansaron, ¿cómo competirás con los caballos? Y si en tierra de paz te caes al suelo, ¿qué harás en la espesura del Jordán?
6 Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre te han traicionado; aun ellos gritan detrás de ti con fuerte voz. No les creas, aunque te hablen de bondades.
7 He abandonado mi casa, he desamparado mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos.
8 Mi heredad llegó a ser para mí como el león en el bosque. Contra mí levantó su voz; por tanto, la aborrecí.
9 ¿Es para mí mi heredad como ave de rapiña pintada, contra la cual están alrededor otras aves de rapiña? Vayan, reunan a todos los animales del campo; sean traídos para que la devoren.
10 Muchos pastores han arruinado mi viña y han pisoteado mi heredad. Han convertido mi preciosa heredad en un desierto desolado.
11 La han convertido en una desolación. Por mí está de duelo, desolada; toda la tierra ha sido desolada, porque nadie lo toma a pecho.
12 Sobre todos los cerros del desierto han venido los destructores, porque la espada del SEÑOR devora desde un extremo de la tierra hasta el otro. No hay paz para ningún mortal.
13 Sembraron trigo y segaron espinas. Están exhaustos, pero de nada les aprovecha. Se avergonzarán de sus cosechas, a causa del ardor de la ira del SEÑOR.
14 Así ha dicho el SEÑOR: — Con respecto a todos mis malos vecinos que atacan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel, he aquí que yo los arrancaré de su tierra. También arrancaré de en medio de ellos a la casa de Judá.
15 Pero sucederá que después que los haya arrancado, volveré a tener misericordia de ellos y los haré volver cada uno a su heredad, y cada cual a su tierra.
16 Y sucederá que si con diligencia aprenden los caminos de mi pueblo para jurar en mi nombre, diciendo: “¡Vive el SEÑOR!” (tal como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal), entonces ellos serán edificados en medio de mi pueblo.
17 Pero si no escuchan, yo arrancaré a tal nación. La arrancaré y la destruiré, dice el SEÑOR.
CONTINUACION DEL ASUNTO DEL FINAL DEL CAP. 11. Jeremías se aventura a debatir con Jehová tocante a la prosperidad de los malvados que se habían confabulado para quitarle la vida (vv. 1-4), en respuesta, se le dice que tendrá que soportar cosas peores, y eso de sus parientes (vv. 5, 6). Los más graves juicios, sin embargo vendrían sobre el pueblo infiel (vv. 7-13). después, sobre las naciones que habían cooperado con los caldeos en la guerra contra Judá, pero con una promesa de misericordia así que se arrepintiesen (vv. 14-17).
1. ((Salmo 51:4). hablaré—Permíteme tan sólo que razone mi caso ante ti: que te pregunte las causas por las cuales esos malvados que se confabularon para quitarme la vida prosperan (véase Job 12:6; Job 21:7; Salmo 37:1, Salmo 37:35; Salmo 73:3; Malaquías 3:15). Es justo que cuando algunos actos de la Providencia de Dios despierten en nosotros pensamientos atrevidos, confirmemos nuestro entendimiento adelantándonos, como Jeremías, a justificar a Dios aun antes de conocer las razones de sus procederes.
2. progresaron—Tú les diste sólidas habitaciones y acrecentaste su prosperidad cercano estás tú en sus bocas … lejos de sus riñones—(Isaías 29:13; Mateo 15:8). Eran hipócritas.
3. me conoces (Salmo 139:1). probaste mi corazón—(Cap. 11:20). para contigo—esto es, que está completamente consagrado a ti: lo que forma un agudo contraste con los hipócritas (v. 2), “cercano en sus bocas, y lejos de sus riñones”. Siendo ello así ¿cómo es que yo lo paso tan mal, y ellos tan bien? arráncalos—Es una metáfora tomada de un bien “arraigado árbol” (v. 2). señálalos—liter, sepáralos o apártalos como consagrados. día de la matanza—(Santiago 5:5).
4. estará desierta—“Llorará la tierra” (Versión Inglesa). Es una personificación (cap. 14:2; 23:10), por la maldad—(Salmo 107:34). los ganados—(Oseas 4:3). no verá él nuestras postrimerías—Jehová no sabe lo que nos va a suceder (cap. 5:12). [Rosenmuller]. Así la Versión de los Setenta (Salmo 10:11; Ezequiel 8:12; Ezequiel 9:9). Más bien, “el profeta (Jeremías, al cual se refiere todo el contexto) es el que no verá nuestro fin.” No necesitamos, por tanto molestarnos por sus ignominiosas predicciones. No seremos exterminados, como él dice (cap. 5:12, 13).
5. Jehová responde a la queja de Jeremías. caballos—esto es, los de a caballo; es argumento a fortiori, una frase proverbial. Los daños que te hicieron tus convecinos de Anatot (“los de a pie”) son pocos comparados con los que te van a infligir los de Jerusalén (“los de a caballo”); si los primeros te causaron, ¿cómo podrás contender con el rey, la corte y los sacerdotes, en Jerusalén donde estabas quieto, y te cansaron?—La Versión Inglesa completa así el pensamiento con palabras en bastardilla para que responda a la cláusula paralela de la primera parte del versículo; sin embargo, el paralelísmo se mantiene suficientemente con una elipsis menor: “Si sólo confías en una tierra de paz”. [Maurer] hinchazón del Jordán—En la época de la cosecha y anteriormente (abril y mayo) se desborda (Josué 3:15) e inunda el valle llamado de Ghor o “el orgullo del Jordán”, a saber, sus arboladas orillas, en las que abundan los leones y otras fieras (cap. 49:19; 50:44; Malaquías 11:3; véase 2 Reyes 6:2). Dice Maundrell que las orillas del Jordán entre el Mar de Tiberias y el lago Merón se hallaban tan densamente cubiertas de árboles que uno no puede ver el río a causa de la espesura de los árboles. Si únicamente te sientes seguro en la campiña, ¿cómo harás cuando caigas en las agrestes guaridas de las fieras?
6. aun tus hermanos—Como en el caso de Cristo (Salmo 69:8; Juan 1:11; Juan 7:5; véase con el cap. 9:4; 11:19, 21; Mateo 10:36). La piedad hasta irritará a los impíos de la misma familia. dieron voces en pos de ti—(Isaías 31:4). Jerónimo traduce: “claman en pos de ti en alta voz”. no los creas, cuando bien te hablaren—(Proverbios 26:25).
7. He dejado mi casa—Jehová abandonará su templo y a su pueblo peculiar. La mención del estrecho lazo que los unía a Dios, como suyos que eran hasta recientemente, aumenta su ingratitud, y demuestra que sus pasados privilegios no impedirán el que Dios los castigue. lo que amaba mi alma—imagen tomada de una mujer casada (cap. 11:15; Isaías 54:5).
8. fué para mí—se ha hecho para mí; se ha comportado conmigo como león que ruge a un hombre, de forma que éste se aleja del sitio desde donde lo oye bramar; así me alejaré de mi pueblo, otrora amado, mas ahora objeto de aborrecimiento a causa de sus rebeldes gritos contra mí.
9. ave de muchos colores—Muchos traducen “una fiera, la hiena”; la correspondiente palabra árabe significa hiena; así la Versión de los Setenta Pero el hebreo, en otros pasajes, siempre significa “un ave de rapiña”. El hebreo “de muchos colores” procede de una raíz que significa “colorear”, que corresponde a la expresión judía mezclar con el paganismo el ritual mosaico, enteramente distinto de aquél. Las naciones vecinas de la Judea, aves de rapiña como ella, (ya que se asemejó pecaminosamente a ellas), estaban prontas a darle el zarpazo, reuníos … bestias del campo—Se dice que los caldeos reunieron a todos los pueblos paganos como aliados contra Judá (Isaías 56:9); Ezequiel 34:5).
10. pastores—los jefes de Babilonia (Véase v. 12; cap. 6:3). mi viña—(Isaías 5:1, Isaías 5:5). hollaron mi heredad—(Isaías 63:18).
11. lloró sobre mi—esto es, delante de mi. Eichorn traduce “a causa de mí”, porque yo la entregué a la desolación (v. 7). no hubo hombre que mirase—ninguno hubo que, mediante el arrepentimiento y la oración, tratase de aplacar la ira de Dios. O: “sin embargo, nadie lo toma a pecho”; como en el cap. 5:3. [Calvino].
12. lugares altos—antes había amenazado a las llanuras; ahora, a las colinas. desierto—no un despoblado desierto, sino las tierras altas de pastores, situadas entre la Judea y la Caldea (cap. 4:11).
13. Descripción detallada de la devastación del país (Miqueas 6:15). se avergonzarán de vuestros frutos—El cambio de personas, al pasar del discurso indirecto al directo, es frecuente en los profetas. Equivale a: “Seréis avergonzados ante el desengaño experimentado por lo exiguo de vuestra cosecha”
14-17. Profecía referente a las naciones limítrofes: los sirios, los ammonitas, etc., quienes cooperaron a la ruina de Judá; esos compartirán su ruina; y cuando los judíos se conviertan, ellos tendrán parte en la futura restauración. Esta es una breve anticipación de las predicciones de los caps. 47, 48 y 49.
14. tocan—(Malaquías 2:8). los arrancaré … de Judá—(Véase el fin del v. 16). Durante los trece años que los babilonios sitiaron a Tiro, Nabucodonosor, luego que hubo sometido la Celesiria o Coele Siria, subyugó a Ammón, Moab, etc., y, finalmente, a Egipto (Josefo, Antigüedades, 10, 9, sec. 7). En la restauración de estas naciones hubieron de cambiar lugares con los judíos, con lo cual éstos vinieron a quedar en medio de aquéllos, lo cuales estarán, al ser restaurados, en medio de los judíos en carácter de prosélitos del verdadero Dios (véase Miqueas 5:7; Malaquías 14:16). “Arrancarlos” a saber, las naciones gentiles, en mal sentido. “Arrancar a Judá”, en buen sentido, se usa para expresar la fuerza que se necesitaba para sacar a Judá de la tiranía de esas naciones por las que habían sido hechos cautivos, o a las que habían huído; de otra manera, nunca habrían dejado a Judá que se fuese. Anteriormente se le había prohibido que rogase por la masa del pueblo judío; pero aquí consuela al resto de los elegidos que estaban entre ellos. Hagan los judíos lo que hicieren, Dios se mantiene fiel a su pacto.
15. Es ésta una promesa aplicable a Judá lo mismo que a las naciones especificadas (Amós 9:14). En cuanto a Moab véase cap. 48:47; y en lo que toca a Ammón, cap. 49:6;
16. jurar en mi nombre—(Cap. 4:2; Isaías 19:18; Isaías 65:16); esto es, confesar solemnemente al verdadero Dios. prosperados—espiritual y temporalmente; establecidos en seguras habitaciones (véase cap. 24:6; 42:10; 45:4; Salmo 87:4; Efesios 2:20,21; 1 Pedro 2:5).
17. (Isaías 60:12).