Josué 11:1-23
1 Sucedió que cuando Jabín rey de Hazor oyó esto, envió un mensaje a Jobab rey de Madón, al rey de Simrón, al rey de Acsaf,
2 a los reyes que habitaban en la región montañosa del norte, en la llanura del sur del mar Quinéret, en la Sefela y en Nafot-dor al occidente,
3 a los cananeos que habitaban al oriente y al occidente, a los amorreos, a los heteos, a los ferezeos, a los jebuseos de la región montañosa y a los heveos de las faldas del Hermón, en la tierra de Mizpa.
4 Entonces ellos, y todos sus ejércitos con ellos, un pueblo tan numeroso como la arena que está a la orilla del mar, salieron con gran cantidad de caballos y carros.
5 Todos estos reyes se reunieron, y fueron y acamparon juntos al lado de las aguas de Merom, para combatir contra Israel.
6 Pero el SEÑOR dijo a Josué: — No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré muertos a todos ellos, delante de Israel. Dejarás cojos a sus caballos y quemarás sus carros.
7 Entonces Josué y toda la gente de guerra con él fueron y cayeron de repente sobre ellos al lado de las aguas de Merom.
8 El SEÑOR los entregó en mano de los israelitas, quienes los derrotaron y los persiguieron hasta la gran Sidón, hasta Misrefot-maim y hasta el valle de Mizpa al oriente. Y los mató, hasta no dejarles sobrevivientes.
9 Josué hizo con ellos como el SEÑOR le había mandado: Dejó cojos a sus caballos y quemó sus carros.
10 En aquel tiempo Josué volvió y tomó Hazor, y mató a espada a su rey. Hazor había sido antes la capital de todos estos reinos.
11 Mataron a espada a todo cuanto tenía vida en ella, destruyendo y no dejando nada vivo. E incendió a Hazor.
12 Asimismo, Josué tomó todas las ciudades de estos reyes, y a todos sus reyes. Los mató a espada y los destruyó, como lo había mandado Moisés, siervo del SEÑOR.
13 Pero Israel no incendió ninguna de las ciudades que estaban sobre sus montículos de ruinas, excepto Hazor, la cual Josué sí incendió.
14 Los hijos de Israel tomaron para sí todo el botín de estas ciudades junto con el ganado, pero mataron a espada a todos los hombres hasta destruirlos, sin dejar uno solo vivo.
15 De la manera que el SEÑOR había mandado a su siervo Moisés, así mandó Moisés a Josué, y así lo hizo Josué, sin omitir nada de todo lo que el SEÑOR había mandado a Moisés.
16 Así tomó Josué toda esta tierra: la región montañosa, todo el Néguev, toda la tierra de Gosén, la Sefela, el Arabá, la región montañosa de Israel y sus laderas,
17 desde el monte Halac que sube hasta Seír, hasta Baal-gad, en el valle del Líbano, a las faldas del monte Hermón. Capturó a todos sus reyes, los hirió y los mató.
18 Por mucho tiempo Josué tuvo guerra con todos estos reyes.
19 No hubo ciudad que hiciera la paz con los hijos de Israel, excepto los heveos que moraban en Gabaón. Todo el resto lo tomaron en batalla.
20 Esto provenía del SEÑOR, quien endurecía el corazón de ellos, para que resistieran con la guerra a Israel, a fin de que fueran destruidos sin que se les tuviera misericordia; para que fuerasen desarraigados, como el SEÑOR había mandado a Moisés.
21 Por aquel tiempo Josué fue y destruyó a los anaquitas de la región montañosa de Hebrón, de Debir y de Anab, y de toda la región montañosa de Judá y de toda la de Israel. Josué los destruyó a ellos con sus ciudades.
22 Ninguno de los anaquitas quedó en la tierra de los hijos de Israel. Solo quedaron algunos en Gaza, en Gat y en Asdod.
23 Así tomó Josué toda la tierra, conforme a todo lo que el SEÑOR había dicho a Moisés. Josué la entregó como heredad a Israel, conforme a la distribución de sus tribus. Y la tierra reposó de la guerra.
VARIOS REYES VENCIDOS. Oyendo esto Jabín rey de Hasor—La escena del relato sagrado ahora se cambia para el norte de Canaán, donde se formó una confederación todavía más fuerte entre los gobernantes, para oponerse a otros progresos de los israelitas. Jabín (“el Inteligente”), que parece ser un título hereditario (Jueces 4:2), tomó la iniciativa desde Hasor, capital de la región septentrional (v. 10). Estaba situada en las riberas del lago Merom. Las otras ciudades mencionadas pertenecerían a la misma región, aunque no se conoce su ubicación exacta.
2. los reyes que estaban a la parte del norte en las montañas—el distrito del Anti-Líbano. el llano al mediodía de Cinneroth—la parte norte de la Arabah, o valle del Jordán. en los llanos—el país bajo y llano, incluyendo la llanura de Sarón. regiones de Dor al occidente—tierras elevadas de Dor, llegando hasta la ciudad de Dor, sobre la costa del Mediterráneo, bajo el Monte Carmelo.
3. al cananeo que estaba al oriente y al occidente—una rama particular de la población cananea, que ocupaba la costa occidental del Jordán hacia el norte hasta el Mar de Galilea, y también las costas del Mar Mediterráneo, debajo de Hermón—ahora llamado Jebel-esh-Sheik, era la frontera septentrional al este del Jordán. tierra de Mizpa—ahora Coele-Siria, valle entre el Líbano y el Anti-Líbano.
4, 5. Estos salieron … como la arena que está a la orilla del mar—Los jefes de estas tribus fueron llamados por Jabín, siendo probablemente tributarios del reino de Hasor; y sus fuerzas combinadas, según Josefo, llegaron a 300.000 de infantería, 10.000 de caballería y 20.000 carros de guerra. con gran muchedumbre de caballos y carros—Los carros eran probablemente como los de Egipto, hechos de madera, pero clavados y guarnecidos con hierro. Estos aparecen por primera vez en esta guerra cananea, para ayudar en la última contienda decidida contra los invasores; y “fué el uso de éstos lo que parece haber determinado el lugar de concentración al lado del lago Merom (ahora Huleh), sobre cuyas costas planas tendrían amplio lugar para su empuje”. Un ejército tan formidable en número y en equipo militar, seguramente alarmaría a los israelitas. Josué, pues, fué favorecido por la repetición de la promesa divina de victoria (v. 6), y así alentado, completamente confiado, salió contra el enemigo.
6. mañana a esta hora yo entregaré a todos éstos, muertos delante de Israel—Como era imposible haber marchado desde Gilgal a Merom en un día, tenemos que suponer que Josué ya estaba en marcha hacia el norte, y a una distancia de un día del campamento cananeo, cuando el Señor le dió esta seguridad de éxito. Con su energía característica hizo un avance, probablemente en la noche; a la mañana “dió de repente sobre ellos” como un relámpago, cuando estaban esparcidos por las pendientes, antes de que pudiesen formarse para la batalla en la llanura. La derrota fué completa; algunos fueron al oeste, sobre las montañas, sobre el desfiladero del Orontes, a Sidón y Misrefothmaim (casas fundidoras de vidrio), en las inmediaciones, otros hacia el este a la llanura de Mizpa. no les dejaron ninguno—de los que alcanzaron. Todos los que cayeron en sus manos, fueron muertos.
9. Josué hizo con ellos como Jehová (v. 6) le había mandado—El desjarrete de los caballos se hace cortando los tendones de las patas traseras, de modo que no sólo son irremediablemente rengos, sino que mueren de hemorragia. Los motivos para este mandato fueron, que el Señor quería que su pueblo confiara en él y no en los recursos militares (Salmo 20:7); mostrar que en la tierra prometida no había necesidad de caballos, y, finalmente, para desaprobar los viajes, pues ellos habían de ser un pueblo agrícola y no comercial. a Asor pusieron a fuego—con calma y deliberación, sin duda, según las direcciones divinas.
13. todas las ciudades que estaban en sus cabezas—lit., “sobre sus montones”. Fué costumbre fenicia la de edificar ciudades sobre las alturas naturales o artificiales. (Hengstenberg).
16. Tomó pues Josué toda aquella tierra—Aquí sigue una vista general de la conquista. La división del país en cinco partes: las colinas, la tierra de Goshen, es decir, la tierra pastoril cerca de Gabaón (cap. 10:41); el valle, las llanuras, las montañas de Israel, o sea, el Carmelo, descansa sobre una diversidad de posiciones geográficas, lo que es característico de la región.
17. Desde el monte de Halac (hebreo, montaña lisa) que sube hasta Seir—una línea irregular de colinas blancas y desnudas, de unos 26 metros de altura, y Deuteronomio 11 o 12 kilómetros de largo, que cruza todo el Ghor, doce kilómetros al sur del Mar Muerto, probablemente “la subida de Acrabim”. (Robinson). hasta Baal-gad en la llanura del Líbano—la ciudad o templo del Dios del Destino, en Baalbec.
23. Tomó, pues, Josué toda la tierra—La batalla del Lago de Merom fué para el norte lo que la de Beth-oron fué para el sur, contada más brevemente, pero menos completa en sus resultados; sin embargo fué el conflicto decisivo por el cual toda la región septentrional de Canaán cayó en manos de Israel. (Stanley).