Josué 19:1-51
1 La segunda suerte tocó a Simeón, a la tribu de los hijos de Simeón, según sus clanes. Y su heredad estaba dentro del territorio de los hijos de Judá.
2 Y les tocó como heredad: Beerseba, Seba, Molada,
3 Hazar-sual, Bala, Ezem,
4 Eltolad, Betul, Horma,
5 Siclag, Bet-hamarcabot, Hazar-susa,
6 Bet-lebaot y Sarujen; trece ciudades con sus aldeas.
7 También Ayin, Rimón, Eter y Asán; cuatro ciudades con sus aldeas.
8 También todas las aldeas que estaban alrededor de estas ciudades hasta Baalat-beer, que es Ramat-néguev. Esta era la heredad de la tribu de los hijos de Simeón, según sus clanes.
9 La heredad de los hijos de Simeón fue tomada de la parte de los hijos de Judá, porque la parte de los hijos de Judá era excesiva para ellos. Así, los hijos de Simeón tuvieron su heredad dentro del territorio de aquellos.
10 La tercera suerte tocó a los hijos de Zabulón, según sus clanes. La frontera de su heredad llegaba hasta Sarid.
11 Y por el oeste su frontera subía hacia Marala, y limitaba con Dabeset y con el río que está frente a Jocneam.
12 De Sarid doblaba hacia el este, donde nace el sol, hasta el territorio de Quislot-tabor; luego seguía hacia Daberat y subía a Jafía.
13 De allí seguía hacia el este, a Gat-jefer e Ita-cazín, continuaba hacia Rimón y rodeaba Nea.
14 Después la frontera torcía por el norte hacia Hanatón y terminaba en el valle de Jefteel.
15 Y también Catat, Nahalal, Simrón, Idala y Belén; doce ciudades con sus aldeas.
16 Estas ciudades con sus aldeas eran la heredad de los hijos de Zabulón, según sus clanes.
17 La cuarta suerte tocó a Isacar, a los hijos de Isacar, según sus clanes.
18 Su territorio abarcaba: Jezreel, Quesulot, Sunem,
19 Hafaraim, Sihón, Anajarat,
20 Rabit, Quisión, Abez,
21 Remet, En-ganim, En-jada y Bet-pases.
22 La frontera llegaba hasta Tabor, Sajazaim y Bet-semes, y terminaba la frontera en el Jordán; dieciséis ciudades con sus aldeas.
23 Estas ciudades con sus aldeas eran la heredad de la tribu de los hijos de Isacar, según sus clanes.
24 La quinta suerte tocó a la tribu de los hijos de Aser, según sus clanes.
25 Su territorio abarcaba: Helcat, Halí, Betén, Acsaf,
26 Alamelec, Amad y Miseal; y por el lado occidental llegaba hasta el Carmelo y Sijor-libnat.
27 Volvía después hacia donde nace el sol, a Bet-dagón y limitaba con Zabulón y con el valle de Jefteel, al norte; seguía a Bet-haémec y a Neiel; luego continuaba al norte hasta Cabul,
28 Abdón, Rejob, Hamón, Caná, hasta la gran Sidón.
29 De allí la frontera volvía hacia Ramá y seguía hasta la ciudad fortificada de Tiro. Después torcía hacia Hosa y terminaba en el mar. También Majaleb, Aczib,
30 Aco, Afec y Rejob; veintidós ciudades con sus aldeas.
31 Estas ciudades con sus aldeas eran la heredad de la tribu de los hijos de Aser, según sus clanes.
32 La sexta suerte tocó a los hijos de Neftalí; a los hijos de Neftalí, según sus clanes.
33 Su frontera partía desde Helef y desde la encina de Zaananim, y desde Adami-nequeb y Jabneel hasta Lacum, y terminaba en el Jordán.
34 Luego la frontera volvía al oeste hasta Aznot-tabor. De allí pasaba a Hucoc, y limitaba con Zabulón por el sur, con Aser por el oeste, y con el Jordán, por donde nace el sol.
35 Y las ciudades fortificadas eran: Sidim, Zer, Hamat, Racat, Quinéret,
36 Adama, Ramá, Hazor,
37 Quedes, Edrei, En-hazor,
38 Irón, Migdalel, Horem, Bet-anat y Bet-semes; diecinueve ciudades con sus aldeas.
39 Estas ciudades con sus aldeas eran la heredad de la tribu de los hijos de Neftalí, según sus clanes.
40 La séptima suerte tocó a la tribu de los hijos de Dan, según sus clanes.
41 El territorio de su heredad abarcaba Zora, Estaol, Ir-semes,
42 Saalbín, Ajalón, Jetla,
43 Elón, Timnat, Ecrón,
44 Elteque, Gibetón, Baalat,
45 Jehud, Benei-berac, Gat-rimón.
46 Mei-hayarcón y Racón, con la región que está enfrente de Jope.
47 Pero faltó territorio a los hijos de Dan. Por eso, los hijos de Dan subieron y combatieron contra Lesem. Ellos la ocuparon e hirieron a filo de espada; tomaron posesión de ella y habitaron allí. Y a Lesem la llamaron Dan, según el nombre de su padre Dan.
48 Estas ciudades con sus aldeas eran la heredad de la tribu de los hijos de Dan, según sus clanes.
49 Después que acabaron de distribuir los territorios de la tierra como heredad, los hijos de Israel dieron una heredad, en medio de ellos, a Josué hijo de Nun.
50 Según el mandato del SEÑOR, le dieron la ciudad que pidió, Timnat-séraj, en la región montañosa de Efraín. Y él reedificó la ciudad y habitó en ella.
51 Estas son las heredades que el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun y los jefes de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel distribuyeron por sorteo en Silo, delante del SEÑOR, a la entrada del tabernáculo de reunión. Y así acabaron de distribuir la tierra.
LA SUERTE DE SIMEON.
1. La segunda suerte salió por Simeón—La próxima suerte que se sacó en Silo, daba a la tribu de Simeón su herencia dentro del territorio que se había destinado a Judá. El conocimiento de Canaán poseído por los israelitas, cuando se dió comienzo a la división de la tierra, era muy general, formado en un rápido recorrido hecho en el curso de la conquista; y fué sobre la base de este reconocimiento parcial que se procedió a la distribución, por la cual Judá recibió su parte. El tiempo demostró que este territorio era demasiado grande (v. 9) para el número de ellos, para ocuparlo y defenderlo por las armas, o demasiado grande en proporción a las partes destinadas a las otras tribus. La justicia, pues, exigía, lo que el sentimiento bondadoso y fraternal fácilmente dictaba, una modificación de su posesión, y una parte de ella fué adjudicada a Simeón. Al establecerse dentro de los límites de otra tribu, se cumplió la profecía de Jacob acerca de Simeón (Génesis 49:7); y como no se trazan sus fronteras, hay motivo para creer que su pueblo fué dividido y esparcido entre los de Judá; aunque se nombra un grupo de ciudades (2-6), hay la idea de un distrito compacto, así como los cartógrafos generalmente lo representan, y el otro grupo de ciudades (7, 8) se hallaban, dos en el sur, y dos en otras partes, con extensiones de tierra a su derredor.
10-16. LA SUERTE DE ZABULON.
10-14. La tercera suerte salió por los hijos de Zabulón—Los límites de la posesión de ellos se extendían desde el Lago de Cinnereth (Mar de Galilea) por el este, y el Mediterráneo al oeste; aunque según parece, ellos en el principio no tocaban las costas occidentales, porque una parte de Manasés se extendía al norte hasta Aser (cap. 17:10)—más tarde, sí llegaron, según la predicción de Moisés (Deuteronomio 33:19). La extensión de norte a sur no puede trazarse exactamente, muchos lugares por donde pasaba la línea divisoria eran desconocidos. Algunas de las ciudades eran notables.
17-23. DE ISSACAR.
17-20. la cuarta suerte salió por Issachar—en vez de describir los límites de esta tribu, el historiador inspirado da una lista de sus ciudades principales. Estas ciudades están todas en la parte oriental de la llanura de Esdraelón.
24-31. DE ASER. salió la quinta suerte por la tribu de los hijos de Aser—El límite occidental se traza de norte a sur por las ciudades mencionadas, el sitio de las cuales es desconocido. hasta Carmel al occidente, y a Sihor-libnath—es decir, el río turbio o barroso; probablemente el Nahr Belka, más abajo de Dor (Tantura); porque esa ciudad pertenecía a Aser (cap. 17:10). De allí la frontera se dobló hacia el este a Beth-dagón, ciudad en el punto de unión de Zabulón y Neftalí, y seguía hacia el norte hasta Cabul, con otras ciudades, entre las cuales se menciona (v. 28) “gran Sidón”, así llamada por ser aun en aquel entonces la floreciente metrópoli de los fenicios. Aunque incluída en la heredad de Aser, esta ciudad nunca fué poseída por ellos (Jueces 1:31).
29. torna de allí este términe a Horma (Heb. Rama)—ahora el Hamra, que estaba donde el Orontes (Litanio) termina su curso hacia el sur, y fué hacia el oeste. y hasta la fuerte ciudad de Tiro—parece que la ciudad original estaba en tierra firme y estaba bien fortificada. Desde Tiro la frontera pasó hasta Hosa, ciudad de tierra adentro; y de allí por el distrito de Aczib, todavía sin conquistar (Jueces 1:31), terminando en la costa del mar.
32-39. DE NEFTALI. La sexta suerte salió por los hijos de Nephtalí—Aunque las ciudades mencionadas no habían sido descubiertas, es evidente, desde Saananim, que está cerca de Cedes, es decir, al noroeste del Lago Merom (Jueces 4:11), que el límite descrito (v. 34) pasó desde el suroeste hacia el nordeste, hasta las fuentes del Jordán.
34. Aznottabor—al este de Tabor hacia el Jordán, porque el límite corre desde allí a Hucuca, hasta tocar el de Zabulón; y como el territorio de Zabulón no se extendía hasta el Jordán, Aznoth-tabor y Hucuca deben haber sido ciudades fronterizas sobre la línea que separaba la tierra de Neftalí y la de Issacar. con Judá al Jordán hacia donde nace el sel—Las sesenta ciudades, Havoth-jair, que estaban al este del Jordán, frente a Neftalí, se contaban como pertenecientes a Judá, porque Jair, su poseedor, era descendiente de Judá (1 Crónicas 2:4). (Keil).
40-48. DE DAN.
40-46. La séptima suerte salió por la tribu de los hijos de Dan—Estaba al oeste de Benjamín, y consistía de porciones cedidas por Judá y Efraim. Sus límites no se expresan, pues son fáciles de distinguir por la posición relativa de Dan a las tres tribus vecinas.
47. subieron los hijos de Dan y combatieron a Lesem—Los danitas, hallando demasiado pequeña su heredad, resolvieron extender sus fronteras por la espada; y habiendo conquistado a Lesem (Laish), fundaron allí una colonia, llamándola por el nombre de Dan (véase Jueces 18).
49-51. LOS HIJOS DE ISRAEL DAN UNA HEREDAD A JOSUE. Según la palabra de Jehová, le dieron la ciudad que él pidió—Era propio que el gran capitán recibiera una heredad de acuerdo con su dignidad, y como recompensa por sus servicios públicos. Pero el obsequio no dependía de los sentimientos espontáneos de un pueblo agradecido. Fué conferido “según la palabra de Jehová”—probablemente una promesa no anotada en escritos públicos, como la que había sido hecha a Caleb. (cap. 14:9). Timnath-sera—o Heres sobre el Monte Gaash (Jueces 2:9). Josué la fundó, y finalmente fué sepultado allí (cap. 24:30).
51. Estas son las heredades—Este versículo es la conclusión formal de la sección que relata la historia de la distribución de la tierra; y para estamparla con la debida importancia, los nombres de los funcionarios se repiten, como también el lugar donde sucedió tan memorable transacción.