LAS LAMENTACIONES DE JEREMIAS

INTRODUCCION

En la Biblia hebrea, estas elegías de Jeremías, en número de cinco, se encuentran entre los Quetuvim, o Hagiógrafos (los Salmos, Proverbios, etc., Lucas 24:44), entre Rut y el Ecclesiastés. Pero aunque en la clasificación de composiciones pertenece a los Quetuvim, es probable que en su origen estuviesen a continuación de las profecías de Jeremías. Pues sólo así podemos dar razón de los libros proféticos enumerados por Josefo (contra Apión), que son trece; es que él debió haber computado a Jeremías y las Lamentaciones como un solo libro, lo mismo que los Jueces y Rut, los dos libros de Samuel, etc., Esdras y Nehemías. Las Lamentaciones naturalmente siguen al libro que exponen las circunstancias que constituyen el asunto de las Elegías. Lamentaciones semejantes ocurren en 2 Samuel 1:19, etc.,2 Samuel 3:33. Los judíos las leían en las sinagogas el 9 del mes de Ab, en el que se ayunaba por la destrucción de la ciudad santa. Como en 2 Crónicas 35:25 se dice que Jeremías escribió unas "lamentaciones" con motivo de la muerte de Josías, aparte de haberse establecido como "ordenanza en Israel" que las "cantoras" hablarían de aquel rey en lamentaciones, Josefo (Antigüedades, 1. 6), Jerónimo, etc., creyeron que estaban contenidas en la actual colección. Pero evidentemente el asunto de este libro es la ruina de la ciudad y el pueblo de los judíos, como la Versión de los Setenta lo afirma expresamente en un versículo inicial a su versión. Lo más probable es que esté incorporada en estas Lamentaciones buena parte del lenguaje de su elegía original tocante a Josías, según lo expresa 2 Crónicas 35:25; pero ahora se aplica a la calamidad más grande de toda la nación, de la cual fué precursora la deplorable muerte de Josías. Es así como el v. 20 del cap. 4, aplicado originalmente a Josías, se "escribió" con una alusión subsiguiente no tanto a él, cuanto al trono de Judá en general, cuyo último representante, Sedequías, acababa de ser desterrado. El lenguaje, que se ajusta al buen Josías, es demasiado fuerte en favor de Sedequías, excepto cuando se lo contempla como representante general de la corona. Era, pues, natural que el lenguaje de la Elegía tocante a Josías se incorporase en las lamentaciones más generales, pues su muerte fué el presagio del último desastre que trastornó el trono y el Estado.

El título más frecuentemente dado a estas Elegías es: "Cómo" (hebreo, "Eija"), que es la primera palabra con que comienzan, al modo que el Pentateuco se designa semejantemente con la primera palabra del cap. 10. del Génesis. La Versión de los Setenta las llaman Trenos, que significan lamentaciones, que es el nombre con que nosotros las conocemos. No alude en ellas meramente a los sucesos ocurridos en la toma de Jerusalén, sino a los sufrimientos de los ciudadanos (la pena del pecado nacional) desde el comienzo del sitio; y quizás desde antes, en el reinado de Manasés y de Josías (2 Crónicas 33:11; 2 Crónicas 35:20); en el de Joacaz, Joacim y Sedequías (2 Crónicas 36:3, 2 Crónicas 36:6, 2 Crónicas 36:10 etc.) Lowth expresa: "Cada letra fue escrita con una lágrima, y cada palabra espresa el sonido de un corazón quebrantado". El estilo figura entre la simple elevación de los escritos proféticos y el más elevado ritmo de Moisés, de David y Habacuc. Una tersa concisión caracteriza al original hebreo, pese a lo difuso del estilo de Jeremías en sus demás escritos. Las Elegías se agrupan en estrofas a medida que surgen en su pensamiento, sin ningún arreglo artificial de los pensamientos. Las cinco Elegías son acrósticas; cada una se divide en veintidós estrofas o versículos. En las tres primeras, aquéllas constan de tercetos (excepto la Elegía 1:7, y 2:19, que contienen cuatro líneas cada una), comenzando cada una con las letras del alfabeto hebraico, según el orden regular (de veintidós letras). Dos letras fueron traspuestas en tres casos (en las Elegías 2:16, 17; 3:46-51; 4:16, 17). En la tercera Elegía, cada línea de las tres que forman las estrofas, comienza con la misma letra. Las estrofas de la cuarta y quinta Elegías constan de dos líneas cada una. La quinta Elegía, aunque consta de veintidós estrofas, que es el número de las letras del alfabeto hebraico, como ya se ha dicho, a semejanza de las cuatro primeras, no es, sin embargo, alfabética; sus líneas son más cortas que las de los otros poemas hebraicos, y contienen doce sílabas, señaladas por una cesura hacia la mitad, que las divide en dos partes desiguales. El arreglo alfabético se adoptó originalmente para auxiliar la memoria. Grocio cree que la razón de la inversión de las dos letras hebraicas en la Elegía 2:16, 17; 3:46-51; 4:16, 17, es que los caldeos, a semejanza de los árabes, empleaban distinto orden que los hebreos; en la primera Elegía, Jeremías habla como hebreo, es las siguientes, como súbdito de los caldeos. Pero esto es dudoso.

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