Levítico 19:1-37

1 El SEÑOR habló a Moisés diciendo:

2 “Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: ‘Sean santos, porque yo, el SEÑOR su Dios, soy santo.

3 “‘Cada uno de ustedes respete a su madre y a su padre. “‘Guarden mis sábados. Yo, el SEÑOR, su Dios.

4 “‘No recurran a los ídolos, ni los hagan dioses de fundición. Yo, el SEÑOR, su Dios.

5 “‘Cuando ofrezcan sacrificios de paz al SEÑOR, háganlo de tal manera que sean aceptados.

6 Será comido el día que lo sacrifiquen y al día siguiente. Lo que quede para el tercer día será quemado en el fuego.

7 Si se come algo de ello en el tercer día, eso será considerado inmundo y no será aceptado.

8 El que lo coma cargará con su culpa, porque profanó lo que ha sido consagrado al SEÑOR. Tal persona será excluida de su pueblo.

9 “‘Cuando sieguen la mies de su tierra, no segarás hasta el último rincón de tu campo ni recogerás las espigas en tu campo segado.

10 Tampoco rebuscarás tu viña ni recogerás las uvas caídas de tu viña. Las dejarás para el pobre y para el extranjero. Yo, el SEÑOR, su Dios.

11 “‘No robarán ni mentirán ni se engañarán el uno al otro.

12 “‘No jurarán falsamente por mi nombre, profanando el nombre de tu Dios. Yo, el SEÑOR.

13 “‘No oprimirás a tu prójimo ni le robarás. El salario del jornalero no será retenido contigo en tu casa hasta la mañana siguiente.

14 “‘No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezo delante del ciego; sino que tendrás temor de tu Dios. Yo, el SEÑOR.

15 “‘No harás injusticia en el juicio. No favorecerás al pobre ni tratarás con deferencia al poderoso. Juzgarás a tu prójimo con justicia.

16 “‘No andarás calumniando en medio de tu pueblo. “‘No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo, el SEÑOR.

17 “‘No aborrecerás en tu corazón a tu hermano. Ciertamente amonestarás a tu prójimo, para que no cargues con pecado a causa de él.

18 “‘No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Más bien, amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, el SEÑOR.

19 “‘Guardarán mis estatutos. “‘No harás copular dos animales de especies diferentes. No sembrarás tu campo con una mezcla de dos clases de semillas. Tampoco te pondrás un vestido tejido con hilos de dos materiales distintos.

20 “‘Cuando un hombre tenga relaciones sexuales con una mujer, y ella sea una esclava comprometida con otro pero no rescatada ni se le haya dado libertad, habrá una severa reprensión; pero no se les dará muerte, por no ser ella libre.

21 Él traerá al SEÑOR su ofrenda por la culpa a la entrada del tabernáculo de reunión: un carnero como sacrificio por la culpa.

22 El sacerdote hará expiación por él delante del SEÑOR, con el carnero del sacrificio por la culpa, por el pecado que cometió; y el pecado cometido le será perdonado.

23 “‘Cuando hayan entrado en la tierra y plantado toda clase de árboles frutales, dejarán sus primeros frutos sin cosechar. Por tres años no serán cosechados, y su fruto no se comerá.

24 El cuarto año todo su fruto será santo, una ofrenda de alabanza al SEÑOR.

25 El quinto año podrán comer de su fruto, para que les aumente su producción. Yo, el SEÑOR, su Dios.

26 “‘No comerán cosa alguna con sangre. “‘No practicarán la adivinación ni la brujería.

27 “‘No cortarán los extremos de su cabello, y no estropearán la punta de su barba.

28 No harán incisiones en sus cuerpos a causa de algún difunto ni grabarán tatuajes sobre ustedes. Yo, el SEÑOR.

29 “‘No profanarás a tu hija, haciendo que ella se prostituya, para que no se prostituya la tierra y se llene de maldad.

30 “‘Guardarán mis sábados y tendrán en reverencia mi santuario. Yo, el SEÑOR.

31 “‘No recurran a los que evocan a los muertos ni busquen a los adivinos para contaminarse con ellos. Yo, el SEÑOR, su Dios.

32 “‘Ante las canas te pondrás de pie. Darás honor al anciano y tendrás temor de tu Dios. Yo, el SEÑOR.

33 “‘Cuando un extranjero resida con ustedes en la tierra de ustedes, no lo oprimirán.

34 Como a un natural de ustedes considerarán al extranjero que resida entre ustedes. Lo amarás como a ti mismo, porque extranjeros fueron ustedes en la tierra de Egipto. Yo, el SEÑOR, su Dios.

35 “‘No harán injusticia en el juicio, ni en la medida de longitud, ni en la de peso, ni en la de capacidad.

36 Tendrán balanzas justas, pesas justas y medidas justas. Yo, el SEÑOR, su Dios que los saqué de la tierra de Egipto.

37 “‘Guarden, pues, todos mis estatutos y todos mis decretos, y pónganlos por obra. Yo, el SEÑOR’ ”.

UNA REPETICION DE VARIAS LEYES.

2. Habla a la congregación de los hijos de Israel—Muchas de las leyes enumeradas en este capítulo habían sido anunciadas anteriormente. Como eran, sin embargo, de una aplicación general, no adaptadas a clases especiales, sino a la nación entera, así parece que Moisés, por orden divina, las había repetido, tal vez en diferentes ocasiones y a divisiones sucesivas del pueblo, hasta que “toda la congregación de los hijos de Israel” fué enseñada a concerlas. La voluntad de Dios tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo no estaba encerrada en los archivos de una lengua desconocida, sino comunicada clara y abiertamente al pueblo. Santos seréis, porque santo soy yo—Separado del mundo, el pueblo de Dios necesitaba ser santo, porque eran santos el carácter, las leyes y el servicio de él. (Véase 1 Pedro 1:15).

3. Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis sábados guardaréis—La obediencia a los padres está puesta en conexión con la debida observancia de los sábados, porque los dos deberes son el fundamento de la religión práctica.

5-8. cuando sacrificareis sacrificio de paces a Jehová, de vuestra voluntad lo sacrificaréis—Estos que incluían ofrendas de agradecimiento, u ofrendas hechas por votos, siempre eran ofrendas voluntarias. Excepto las porciones que, siendo agitadas, venían a ser propiedad de los sacerdotes (véase cap. 3), lo demás de la víctima era comido por el ofrendante y sus amigos, bajo los reglamentos siguientes, sin embargo, de que, siendo ofrendas de agradecimiento, habían de ser comidas el mismo día de su presentación; y si eran ofrendas voluntarias, aunque podrían ser comidas el segundo día, sin embargo, si algo de ella quedaba hasta el tercer día, había de ser quemado, o si no, la persona que se atreviera a comer de ello, incurría en un gran pecado. La razón de estas prohibiciones estrictas parece haber sido la de avitar que alguna virtud misteriosa fuese atribuída supersticiosamente a la carne dejada sobre el altar.

9, 10. Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no acabarás de segar el rincón de tu haza—Fué asegurado por un estatuto positivo el derecho de los pobres de espigar tras los segadores como también en los rincones no segados en los campos, y éste, de otros decretos relacionados con la ley ceremonial, formaba una disposición benéfica para el sostén de ellos. Al mismo tiempo, los dueños no estaban obligados a darles entrada, mientras el grano no fuese sacado del campo; y parece también que habían sido dejados con libertad de elegir los pobres que ellos creyesen los más merecedores y necesitados (Rut 2:2, Rut 2:8). Esta es la primera ley a favor de los pobres que leemos en el código de cualquier pueblo; la ley combinaba en unión admirable la obligación de un deber público con el ejercicio de la benevolencia privada y voluntaria en un tiempo cuando los ricos estarían fuertemente inclinados a la liberalidad.

11-16. No hurtaréis—Varios deberes sociales están enseñados en este pasaje, principalmente con referencia a vicios comunes no considerados como tales, a los cuales el ser humano es propenso: tales como cometer pequeños fraudes; no tener escrúpulo en violar la verdad en transacciones de negocio; ridiculizar los defectos corporales o hacer circular cuentos para el perjuicio de otros. En contraste con estos hábitos feos, se insiste poderosamente en un espíritu de humanidad y bondad fraternal.

17. ingenuamente reprenderás a tu prójimo—En lugar de criar sentimientos latentes de malicia o meditar propósitos de venganza contra la persona que hubiera cometido un insulto o daño contra ellos, se enseñaba al pueblo de Dios a razonar con el ofensor, y a procurar, por medio de un razonamiento tranquilo y benigno, traerle al conocimiento de su falta. no consentirás sobre él pecado—literalmente, “que no participes en su pecado”.

18. amarás a tu prójimo como a ti mismo—La palabra “prójimo” se usa como sinónimo de ser humano. Los israelitas de un tiempo posterior limitaban su significado como aplicable sólo a sus compatriotas. Esta interpretación estrecha fué refutada por nuestro Señor en una hermosa parábola (Lucas 10:30).

19. A tu animal no harás ayuntar para misturas—Esta prohibición probablemente tenía por fin reprimir una práctica que parecía contravenir la economía que Dios había establecido en el reino animal. tu haza no sembrarás con mistura de semillas—Esto también era dirigido contra una práctica idolátrica, la de los antiguos zabianos, o adoradores del fuego, quienes sembraban una mezcla de semillas, acompañando el acto con ritos mágicos e invocaciones; y los comentadores en general han pensado que el propósito de esto era el poner fin a concupiscencias antinaturales y supersticiones insensatas, que prevalecían entre los paganos. Pero los motivos de la prohibición eran tal vez más hondos: porque los que han estudiado las enfermedades de la tierra y las vegetales, nos dicen que la práctica de mezclar semillas es dañina tanto a las flores como a los granos. “Si los diferentes géneros del orden natural Gramineae, que incluye los granos y pastos, son sembrados en el mismo campo, y florecen al mismo tiempo de modo que el polen de dos flores se mezcle, una simiente espúrea sería el resultado, que es siempre inferior y diferente de los dos granos que la produjeron, en tamaño, sabor y principios nutritivos. Independientemente de contribuir a enfermar el suelo, nunca dejan de producir lo mismo en los animales y los hombres que de ellos se alimentan.” (Whitlaw.) no te pondrás vestidos con mezcla de diversas cosas—Aunque este precepto, como los otros dos con él asociados, estaba designado probablemente para desarraigar alguna superstición, parece haber tenido un significado adicional. La ley, ha de notarse, no prohibía que los israelitas llevaran diferentes clases de tela juntas, sino sólo las dos especificadas; y las observaciones y averiguaciones de la ciencia moderna han probado que la “lana”, cuando está combinada con el “lino”, aumenta su poder de conducir fuera la electricidad del cuerpo; en climas cálidos, produce fiebres malignas, y agota las fuerzas, y cuando pasando desde el cuerpo, se encuentra con el aire caliente, inflama y escorea como una ampolla”. (Whitlaw.)

23-25. tres años os será incircunciso … su fruto no se comerá—“La sabiduría de esta ley es sorprendente. Todo jardinero nos enseñará a no dejar que las plantas produzcan fruto en sus primeros años, sino a quitar las flores: y la razón es ésta: Que crecerán mejor, y llevarán más fruto más tarde. La misma expresión, “os será incircunciso” sugiere la conveniencia de quitar las flores. No digo que sean cortadas, porque es generalmente la mano y no el cuchillo la que se emplea en esta operación”. (Michaelis.)

26. No comeréis cosa alguna con sangre—(Véase cap. 17:10). No seréis agoreros, ni adivinaréis—La primera frase se refiere a adivinación por serpientes, una de las formas más antiguas de encantamiento, y la otra quiere decir la observación, literalmente, de nubes, porque el estudio de la apariencia y movimientos de las nubes, era una manera común de predecir la fortuna buena o mala. Tales supersticiones absurdas y muy arraigadas, frecuentemente detenían el curso de transacciones serias e importantes, pero fueron prohibidas especialmente porque revelaban una falta de fe en la existencia de Dios, y falta de confianza en su providencia.

27. No cortaréis en redondo las extremidades de vuestras cabezas, etc.—Parece probable que esta moda había sido aprendida por los israelitas en Egipto, porque los egipcios tenían sus guedejas negras cortaditas y afeitadas con mucha precisión, de modo que lo que quedaba parecía en forma de un círculo que rodeaba la cabeza, mientras que la barba era arreglada en forma cuadrada. Esta clase de tocado tenía un significado grandemente idolátrico; y era adoptado, con pequeñas variaciones, por casi todos los idólatras en tiempos antiguos. (Jeremias 9:25; Jeremias 25:23, donde “en el postrer rincón” quiere decir tener los rincones del pelo cortados.) Frecuentemente se dejaba un guedeja de pelo en la parte trasera de la cabeza, estando recortado lo demás en forma de círculo, como hacen los turcos, chinos e hindúes hoy día. ni dañarás la punta de tu barba—Los egipcios solían cortar o afeitar su barba, como se puede ver en los ataúdes de momias, y las representaciones de divinidades en los monumentos. Pero a los hebreos, a fin de separarlos de las naciones vecinas, o tal vez poner fin a alguna superstición existente, les fué prohibido imitar esta práctica. Podrá parecer sorprendente que Moisés condescendiera a tales detalles como el de reglamentar la moda del pelo y la barba—asuntos que no suelen ocupar la atención de un legislador—y que parecen muy alejados de la competencia del gobierno o de la religión. Surge, pues, una fuerte presunción de que él trataba de combatir por estos reglamentos algunas prácticas supersticiosas de los egipcios.

28. no haréis rasguños en vuestra carne por un muerto—La práctica de hacer hondas incisiones en el rostro, brazos y piernas, en tiempo de luto, era universal entre los paganos, y era considerada una conveniente señal de respeto por los muertos, como también una especie de ofrenda propiciatoria a las deidades que presidían la muerte y el sepulcro. Los judíos aprendieron esta costumbre en Egipto, y aunque desarraigados de ella, recayeron en época posterior y degenerada en esta vieja superstición. (Isaías 15:2; Jeremias 16:6; Jeremias 41:5). ni imprimiréis en vosotros señal alguna—por tatuaje imprimiendo figuras de flores, hojas, estrellas y otros dibujos fantásticos en diferentes partes del cuerpo. La impresión era hecha a veces con hierros candentes, a veces por medio de pinturas o tintas, como lo hacen las mujeres árabes y ciertas clases de hindúes hoy día. Es probable que la propensión a adoptar tales señales en honor a algún ídolo, diera ocasión para la prohibición contenida en este versículo; y fueron sabiamente prohibidas, porque eran señales de apostasía, y, cuando se las hacían una vez, eran obstáculos insuperables para un retorno. (Véase alusiones a la práctica, Isaías 44:5; Apocalipsis 13:17; Apocalipsis 14:1).

30. Mis sábados guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia—Este precepto es repetido frecuentemente, junto con la prohibición de prácticas idolátricas, y aquí está estrechamente unido con las supersticiones prohibidas en los versículos anteriores.

31. No os volváis a los encantadores—La palabra hebrea, traducida “encantadores”, significa el vientre, y a veces una botella de cuero por su semejanza al vientre. En el sentido de este pasaje se aplicaba a los ventrílocuos, que fingían tener comunicación con el mundo invisible; y a los hebreos les fué prohibido consultar con ellos; porque las pretensiones vanas de aquellos impostores eran detractoras del honor de Dios, y subversivas de sus relaciones pactadas con él como pueblo suyo. ni a los adivinos—hombres que fingían predecir el porvenir por medio de las líneas en la palma de la mano.

33, 34. cuando el extranjero morare contigo en vuestra tierra, no le oprimiréis—Los israelitas habían de animar a los extranjeros a que se establecieran entre ellos, a fin de que fuesen traídos al conocimiento y a la adoración del verdadero Dios; y con tales miras, se les mandó que no los tratasen como a extraños, sino como a amigos, peusto que ellos mismos, que eran extranjeros en Egipto, al principio fueron recibidos bondadosa y hospitalariamente en aquel país.

37. Yo Jehová—Esta admonición solemne, por la cual estos diferentes preceptos son repetidamente sancionados, es equivalente a “Yo, vuestro Creador, vuestro Libertador de la esclavitud, y vuestro Soberano, que tengo sabiduría para establecer leyes, tengo poder también para castigar la violación de ellas”. Estaba bien adecuado para impresionar las mentes de los israelitas con un sentido de su deber y de los derechos de Dios a la obediencia.

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