LIBRO DE MALAQUIAS
INTRODUCCION
MALAQUIAS forma el eslabón de transición entre las dos dispensaciones, la Antigua y la Nueva, "la orilla y límite del cristianismo" (Tertuliano), motivo acaso al que se debe el precipitado celo que caracteriza sus profecías. Su mismo nombre es algo oscuro. Malaquias es el nombre de un oficial, más bien que de una persona, "mi mensajero, " y como tal se halla en el 3:1. La Versión de los Setenta favorece este punto de vista en el 1:1, donde traduce no "por Malaquías," sino "por la mano de su mensajero" (véase Hageo 1:13). Malaquías es el último mensajero inspirado del Antiguo Testamento, y anuncia el advenimiento del Gran Mensajero del Nuevo Testamento. La paráfrasis caldea lo identifica con Esdras equivocadamente, ya que Esdras nunca es llamado profeta sino escriba, y Malaquías nunca escriba sino profeta. Con todo parece que Malaquías no era reconocido por su nombre propio por algunas autoridades antiguas. La analogía de los encabezamientos de otros profetas, sin embargo, favorecen el punto de vista común, de que Malaquías es un nombre propio. Como Hageo y Zacarías, profetas contemporáneos, sostuvieron a Josué y a Zorobabel en la edificación del templo, así él en el período subsecuente sostuvo a Esdras y al gobernador Nehemías. Como aquel gobernante, él presupone que el templo ya había sido casi edificado (1:10; 3:1-10). Ambos igualmente censuran los abusos sin reformarse aún (Nehemías 13:5, Nehemías 13:15, Nehemías 13:23), el carácter profano y mercenario de los sacerdotes, los casamientos contraídos con extranjeros, la retensión de los diezmos, y la falta de simpatía hacia los pobres de parte de los ricos. Nehemías 6:7 infiere que este profeta era apoyado por los profetas en su obra de reformación. La fecha, pues, será alrededor del año 420 a. de J. C., o más tarde. Ambos períodos después de la cautividad (el de Hageo y Zacarías, y el de Malaquías) fueron notables por hombres reales, sacerdotales, y proféticos a la cabeza del pueblo de Dios. El período anterior fué el de edificar el templo; el posterior, el de la restauración del pueblo y la reedificación de la ciudad. Es característico del pueblo de Dios que el primer período después de la restauración fué exclusivamente dedicado a la reedificación del templo; la restauración política fué de orden secundario. Solamente una colonia de 50.000 se estableció con Josué y Zorobabel en Palestina (Esdras 2:64). Aun éstos se entremezclaron con los paganos de alrededor durante los sesenta años pasados en silencio por Esdras (Esdras 9:6; Nehemías 1:3). Es por esto que una segunda restauración fué necesaria para moldear la vida nacional en una forma judía, restableciendo la santa ley y la santa ciudad—obra efectuada por Esdras y Nehemías, con la ayuda de Malaquías, en un período de casi media centuria, que terminó con la muerte de Malaquías y Nehemías en los últimos diez años de la quinta centuria antes de Cristo, eso es, en las "siete semanas" (Daniel 9:25) puestas por ellos mismos en el principio de las "setenta", para señalar la diferencia fundamental entre ellas, el último período de la revelación del Antiguo Testamento, y el período que siguió sin ninguna revelación (las setenta y dos semanas), que precedían a la semana final destacándose con dignidad sin rival por sí misma como el tiempo del aparecimiento del Mesías. Las setenta semanas, siendo así, empiezan con el séptimo año de Artajerjes, quien permitió a Esdras ir a Jerusalén, año 457, de acuerdo con el mandamiento que salió entonces de parte de Dios. Esdras el sacerdote, ejecutó la obra interior de purificar la nación de elementos paganos y reintroducir la ley; mientras que Nehemías hizo la obra esterior de reedificar la ciudad y restaurar el gobierno nacional. (Auberlen.) Vitringa pone la fecha de las profecías de Malaquías cerca de la segunda vuelta de Nehemías de Persia, no posterior al año 424, fecha de la muerte de Artajerjes (Nehemías 13:6). Alrededor de este tiempo Sócrates estaba enseñado le que más se aproximaba a una moral pura que la corrupta Atenas jamás conoció. Moore distingue seis divisiones: (1) La acusación contra Israel por la insensibilidad al amor de Dios, el cual distinguió a Israel por sobre Edom (Nehemías 1:1). (2) Los sacerdotes son reprobados por la negligencia y profanación (Nehemías 1:6; Apocalipsis 2:9). (3) La censura de los casamientos mixtos e injusticias hechas a las esposas (2:10-16). (4) La venida del Mesías y sus precursores (2:17 Apocalipsis 3:6). (5) La reprensión por los diezmos retenidos (3:7-12). (6) Contraste entre los piadosos y los impíos en el tiempo presente y en el juicio futuro: la exhortación, por tanto, a retornar a la ley (3:13 Apocalipsis 4:6).
El estilo es animado, pero menos grandioso, y el ritmo menos marcado que en algunos de los profetas antiguos.
La canonicidad del libro está establecida por las referencias a él en el Nuevo Testamento (Mateo 11:10; Mateo 17:12; Marco 1:2; Marco 9:11; Lucas 1:17; Romanos 9:13).