Números 18:1-32
1 El SEÑOR dijo a Aarón: “Tú, tus hijos y tu casa paterna contigo cargarán con las ofensas contra el santuario. Y tú y tus hijos contigo cargarán con las ofensas contra el sacerdocio de ustedes.
2 Haz también que se acerquen a ti tus hermanos, la tribu de Leví, la tribu de tu padre. Ellos te acompañarán y te servirán, mientras tú y tus hijos contigo sirven delante del tabernáculo del testimonio.
3 Ellos cumplirán lo que tú ordenes y lo que ha sido ordenado con respecto a todo el tabernáculo, pero no se acercarán a los utensilios del santuario ni al altar, para que no mueran ellos y ustedes.
4 Ellos te acompañarán y tendrán el cuidado del tabernáculo de reunión en todo el servicio del tabernáculo. Ningún extraño se ha de acercar a ustedes.
5 “Ustedes tendrán el cuidado del santuario y el cuidado del altar, para que no haya más ira contra los hijos de Israel.
6 He aquí, yo he tomado a sus hermanos, los levitas, de entre los hijos de Israel, y se los he dado como un donativo; son dados al SEÑOR, para llevar a cabo el servicio del tabernáculo de reunión.
7 Pero tú y tus hijos contigo cumplirán con su sacerdocio en todo asunto relacionado con el altar, y servirán del velo adentro. Yo les entrego su sacerdocio como servicio y obsequio, pero el extraño que se acerque será muerto”.
8 El SEÑOR dijo además a Aarón: “He aquí, yo te he dado el cuidado de mis ofrendas alzadas. Todas las cosas que los hijos de Israel consagran te las he dado a ti como porción, y a tus hijos como provisión perpetua.
9 “Esto te corresponderá de las cosas más sagradas reservadas del fuego. Toda ofrenda suya: cada ofrenda vegetal, cada sacrificio por el pecado o cada sacrificio por la culpa, que ellos me han de presentar, será cosa muy sagrada para ti y para tus hijos.
10 La comerás como cosa muy sagrada. Todo varón podrá comer de ella; será para ti algo sagrado.
11 “Esto también será para ti: la ofrenda alzada de los donativos y todas las ofrendas mecidas de los hijos de Israel las he dado a ti, a tus hijos y a tus hijas contigo, como provisión perpetua. Todo el que esté puro en tu casa podrá comer de ellas.
12 “También será para ti lo mejor del aceite nuevo, lo mejor del vino nuevo y del grano, y las primicias que sean presentadas al SEÑOR.
13 Las primicias de todos los productos de su tierra, las cuales ellos traerán al SEÑOR, serán para ti. Todo el que esté puro en tu casa podrá comer de ellas.
14 “Todo lo que en Israel es dedicado por completo será para ti.
15 “Todo el que abre la matriz de todo ser, ya sea de hombre o de animal, que se ofrece al SEÑOR, será para ti. Pero sin falta rescatarás al primogénito del hombre; también rescatarás el primogénito del animal inmundo.
16 En cuanto al rescate, efectuarás el rescate de ellos al mes de nacidos, mediante el precio de cincuenta y cinco gramos de plata, según la moneda del santuario, la cual tiene once gramos.
17 Pero no rescatarás el primogénito de la vaca, el primogénito de la oveja o el primogénito de la cabra, pues están consagrados. Rociarás su sangre sobre el altar, y quemarás su sebo como ofrenda quemada de grato olor al SEÑOR.
18 Su carne será para ti, así como el pecho de la ofrenda mecida y el muslo derecho serán para ti.
19 “Todas las ofrendas alzadas de las cosas sagradas que los hijos de Israel presenten al SEÑOR, las he dado para ti, para tus hijos y para tus hijas contigo, como provisión perpetua. Constituye un perpetuo pacto de sal delante del SEÑOR, para ti y para tus descendientes contigo”.
20 El SEÑOR dijo también a Aarón: “No recibirás heredad en su tierra ni parte entre ellos. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel”.
21 “He aquí, he dado a los hijos de Leví todos los diezmos de Israel, como heredad, a cambio del servicio que llevan a cabo en el tabernáculo de reunión.
22 De aquí en adelante, los hijos de Israel no se acercarán al tabernáculo de reunión, para que no carguen con el pecado y mueran.
23 Solo los levitas llevarán a cabo el servicio del tabernáculo de reunión y cargarán con las ofensas de ellos. Este es un estatuto perpetuo, a través de sus generaciones. “Ellos no poseerán heredad entre los hijos de Israel,
24 porque he dado a los levitas por heredad los diezmos, lo que los hijos de Israel presenten al SEÑOR como ofrenda alzada. Por eso les he dicho: ‘No recibirán heredad entre los hijos de Israel’ ”.
25 El SEÑOR también habló a Moisés diciendo:
26 “Habla a los levitas y diles: ‘Cuando tomen de los hijos de Israel los diezmos que les he dado de ellos como la heredad de ustedes, ustedes presentarán, como ofrenda alzada al SEÑOR, el diezmo del diezmo.
27 Y su ofrenda alzada será considerada como el grano de la era o como el producto del lagar.
28 Así también ustedes presentarán al SEÑOR una ofrenda alzada de todos sus diezmos que hayan recibido de los hijos de Israel. Darán de ello la ofrenda alzada del SEÑOR al sacerdote Aarón.
29 De todos los obsequios que reciban, presentarán cada ofrenda alzada al SEÑOR; de todo lo mejor de ellos ofrecerán la porción que ha de ser consagrada’.
30 “Además les dirás: ‘Después de haber presentado lo mejor de ellos como ofrenda alzada, el diezmo les será contado a los levitas como el fruto de la era o como el fruto del lagar.
31 Lo podrán comer en cualquier lugar, ustedes y sus familias, pues es su remuneración por su trabajo en el tabernáculo de reunión.
32 Y después de que hayan presentado lo mejor de ello como ofrenda alzada, no cargarán por ello pecado. Así no profanarán las cosas consagradas por los hijos de Israel, y no morirán’ ”.
EL CARGO DE LOS SACERDOTES Y LEVITAS.
1. Jehová dijo a Aarón: Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, llevaréis el pecado del santuario—Aquí se da seguridad al pueblo acerca de todos los temores expresados (cap. 17:12), porque recaía sobre el sacerdocio la responsabilidad de atender todas las cosas sagradas, junto con las penalidades merecidas por negligencia; y asi las responsabilidades añadidas a su alta dignidad, de tener que responder no sólo por sus propios pecados sino también por los del pueblo eran estimadas en gran medida para quitar todo sentimiento de envidia por la elevación de la familia de Aarón, cuando en la balanza se pesaba el honor de sus cargos y peligros.
2-7. a tus hermanos también, la tribu de Leví—Los departamentos del sagrado oficio, que debían ser llevados por los sacerdotes y levitas, aquí se señalaban a cada uno. A los sacerdotes fué encomendado el cuidado del santuario y el altar, mientras que los levitas habían de cuidar todo lo demás relacionado con el tabernáculo. Los levitas habían de atender a los sacerdotes como siervos, otorgados a ellos como “dones”, para ayudar en el servicio del tabernáculo; mientras que el oficio alto y digno del sacerdocio era un “servicio de don”. Un “extraño”, i. e., alguno, ni sacerdote ni levita, que se inmiscuyera en alguno de los departamentos del sagrado oficio, merecería la pena de muerte.
8-20. LA PORCION DE LOS SACERDOTES.
8-13. Dijo más Jehová a Aarón: He aquí yo te he dado tamién la guarda de mis ofrendas—Un resumen es hecho en este capítulo, de ciertos emolumentos especialmente destinados al mantenimiento de los sacerdotes. Eran partes de las ofrendas votives y voluntarias, incluyendo carne y pan, vino y aceite. y las primicias, que formaban un renglón grande y valioso.
14. Todo lo consagrado por voto en Israel será tuyo—con tal que fuera apropiado para alimento o consumible para el uso; porque los vasos de oro y plata, que eran dedicados como despojos de victoria, no eran dados a los sacerdotes, sino para el uso y adorno del edificio sagrado.
19. pacto de sal—i. e., ordenanza perpetua. Esta forma figurative de expresión evidentemente se fundaba en las propiedades conservadoras de la sal, que protegía las carnes de la corrupción, y por esto vino a ser emblema de inviolabilidad y permanencia. Es frase común entre los orientales, quienes consideran el acto de comer sal como una promesa de fidelidad, que los obliga a un pacto de amistad; y por lo tanto el participar de las carnes del altar, que eran destinadas a los sacerdotes bajo condición de sus sevicios, y de las cuales la sal formamba un acompañamiento necesario, naturalmente se llamaba “pacto de sal” (Levítico 2:13).
21-32. LA PORCION DE LOS LEVITAS.
21, 22. he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio—Ni los sacerdotes ni los levitas debían poseer una porción de tierras, sino que dependerían enteramente de Aquel quien proveería para ellos liberalmente de entre su propia porción; y esta ley era útil para muchos fines importantes, como por ejemplos, que estando eximidos de los cuidados y trabajos de negocios terrenales, pudiesen dedicarse exclusivamente al servicio de Dios; que un vínculo de amor y afecto fuese formado entre el pueblo y los levitas, quienes, efectuando servicios religiosos a favor del pueblo, recibiesen del pueblo su subsistencia; y además, que siendo más fácilmente distribuídos entre las diferentes tribus, fuesen más útiles en instruir y dirigir al pueblo.
23. los levitas harán el servicio del tabernáculo del testimonío, y ellos llevarán su iniquidad—Ellos serían responsables del correcto desempeño de aquellos deberes a ellos encomendados, y por consiguiente llevarían el castigo que mereciera la negligencia o el descuido en el ejercicio de las cosas santas.
26. vosotros presentaréis … el diezmo de los diezmos—De entre sus propios diezmos recibidos ellos tenían que pagar diezmos a los sacerdotes así como el pueblo les daba a ellos. Lo mejor de sus diezmos había de ser destinado a los sacerdotes, y después gozaban de la misma libertad de hacer uso del resto que tenían los demás israelitas, del producto de sus eras y lagares.
32. no llevaréis por ello pecado, etc.—La negligencia en tener lo mejor, causaba pecado en el uso de tal comida no santificada y las cosas santas serían contaminadas por la reservación para sí de aquello que debería ser ofrecido a Dios y a los sacerdotes.