EL LIBRO DE OSEAS
INTRODUCCION
El primero de los doce profetas menores en el orden del canon (llamados "menores", no como menores desde el punto de vista de la autoridad de su inspiración, sino simplemente por la extensión de sus escritos). Los doce son mencionados primeramente por Jesús, el hijo de Sirac (Sir 49:10). San Esteban, en Hechos 7:42 (con referencia a Amós 5:27), los cita como que formaban un cuerpo colectivo de escrituras, "el libro de los profetas". Asimismo Jerónimo, y Melito, el primer padre griego que nos ha dejado un catálogo de estos libros. La colección de los libros sagrados se atribuye por tradición judía, a la gran sinagoga de sabios escribas formada por Esdras. Muchos piensan que Nehemías completó esta colección, agregando a los libros ya en el canon, aquellos de su propio tiempo. Malaquías, el último de la serie, probablemente, le ayudó a determinar con autoridad infalible, sobre qué libros tenían título para ser colocados en el inspirado canon. El orden cronológico difiere del canónico: Joel, cerca del año 810 a. de J. C.; Jonás, cerca de 810 (o según otros, fué el primero, año 862); Amós cerca del 790; Oseas, cerca del 784, a. de J. C. Oseas, el contemporáneo de Isaías, Miqueas y Amós, parece haber entrado en su oficio profético en los últimos años de Jeroboam (contemporáneo en parte de Uzías), y haberlo terminado en el principio del reinado de Ezequías, año 722 a. de J. C., es decir cerca de 60 años en total, desde el año 784 hasta el 722. Sin embargo, los profetas no estuvieron obligados a profetizar continuamente. Intervalos considerables hubo, aunque, como divinamente comisionados para ser maestros del pueblo, su oficio nunca fué totalmente puesto a un lado. El libro de Oseas que tenemos, constituye solamente aquella parte de sus enseñanzas públicas que al Espíritu Santo plugo reservar para beneficio de la iglesia. El motivo de hallarlo colocado como el primero de los doce fué, probablemente, la extensión, el celo ardiente, y el patriotismo de sus profecías; así como también su estrecha semejanza con aquella de los profetas más grandes. Su estilo es abrupto, conciso y sin rodeos; las partículas de enlace son pocas; hay cambios de persona, y anomalías de género, número y construcción. Su nombre significa Salvación. Fué hijo de Beeri, de la tribu de Isacar, nacido en Betsemes. (Jerónimo.) La mención que en el principio del libro hace de Ozías, Joatán, Acaz, y Ezequías, reyes de Judá, no es prueba de que él perteneciera a Judá; porque los profetas de Israel consideraban su separación de Judá, tanto civil como religiosamente, como una apostasía de Dios, quien prometió el dominio de la teocracia a la línea de David. Por esto Elías en Israel, tomó doce piedras para representar a Judáa como a Israel (1 Reyes 18:31). Por lo mismo, Oseas data desde los reyes de Judá, tanto como desde Jeroboam de Israel, aunque él pertenecía a Israel, y se ocupa principalmente de sus pecados y destino. El, sin embargo, hace referencias incidentales a Judá. Su primera profecía predice la destrucción de la casa de Jehú, cumplida a la muerte de Jeroboam, biznieto de Jehú (2 Reyes 15:12), en Zacarías, hijo de Jeroboam, el cuarto y último desde Jehúa, contra quien conspiró Sallum. Esta primer predicción fué sin duda en vida de Jeroboam, como Zacarías, su hijo, reinó solamente seis meses; de este modo la introducción es verificada que "la palabra del Señor vino a él en los días de Jeroboam." Otra vez, en el cap. 10:14, se hace referencia a la expedición de Salmanasar, como evento del pasado, eso es, la primera incursión contra el rey Oseas, quien empezó a reinar en el décimosegundo año de Acaz; así que como el reinado de Acaz duró dieciséis años, la profecía parece haber sido dada cerca del principio del reinado de Ezequías. Así la introducción está confirmada, como que el ejercicio de sus funciones proféticas, fué de una duración tan prolongada.
La profecía de Oseas (11:1) es citada por Mateo 2:15; también 6:6 por Mateo 9:13; Mateo 12:7; véase Romanos 9:25, que cita 1:10; 2:1, 23; 1 Corintios 15:55, que cita 13:14; 1 Pedro 2:10, que cita 1:9, 10; 2:23. Las referencias mesiánicas no son frecuentes; pero las predicciones de la futura conversión de Israel al Señor, su Dios, y a David su rey, y del cumplimiento de la promesa hecha a Abrahán de que su simiente espiritual sería como la arena de la mar (1:10; 3:5), claramente se refieren a la dispensación del Nuevo Testamento.
El primero y el tercer capítulos están en prosa; el resto del libro es rítmico.