Salmo 19:1-14
1 Al músico principal. Salmo de David.Los cielos cuentan la gloria de Dios,
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Luego de exhibir la revelación armoniosa de las perfecciones de Dios hecha por sus obras y por sus palabras, el salmista ora a fin de poder conformarse a la enseñanza divina.
1. la gloria de Dios—es la suma de sus perfecciones (24:7-10; Romanos 1:20). la expansión—o sea, los cielos (Génesis 1:8).
2. emite—como un torrente—un testimonio perpetuo.
3. Aunque no hay habla articulada ni palabras, con todo se oye su voz.
4. su hilo—o bien, su instrucción—la influencia ejercida por su demostración tácita de las perfecciones de Dios. Pablo (Romanos 10:8), citando la versión de los Setenta, usa sonido, que da el mismo sentido.
5, 6. El sol, por ser el cuerpo celestial más glorioso, se usa en particular para ilustrar el sentimiento; y su alegre, vigorosa carrera diaria y extensa, y su calor vivificante (inclusive la luz), bien patentizan la maravillosa sabiduría de su Hacedor.
7-9. A la ley se la describe con seis palabras, el testimonio de Dios en apoyo de la verdad, su prescripción especial y general del deber, el temor (como su causa), y la decisión judicial. Es clara y cierta, digna de confianza, justa, pura, santa y verdadera. Por tanto reanima a los deprimidos por las dudas, hace sabios a los indoctos (2 Timoteo 3:15), regocija al amante de la verdad, fortalece a los desanimados (2 Timoteo 13:4; 2 Timoteo 34:6), provee principios permanentes de conducta, y por la gracia de Dios trae rica recompensa.
12-14. Cuanto más clara nuestra comprensión de la ley, tanto más manifiestos son nuestros pecados. Sin embargo, para los efectos plenos de la ley, necesitamos la gracia divina que nos enseñe nuestras faltas, que nos encamine, que nos refrene de la práctica del pecado y nos liberte de su poder. Así sólo puede ser nuestra conducta sin tacha, y aceptos a Dios nuestras palabras y pensamientos.