Salmo 42:1-11
1 Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré.
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Masquil—(cf. el título del Salmo 32). Para, o de (cf. Introducción) los hijos de Coré. El escritor, acaso uno de la familia levítica de cantores que acompañaban a David en el destierro, llora su ausencia del santuario, a causa de la tristeza agravada por la injuria de los enemigos, y es consolado en la esperanza del alivio. Esta línea de pensamiento se repite con alguna variedad de detalle, y se repite la misma terminación en cada caso.
1, 2. (Cf. el Salmo 63:1). brama—anhela en un estado de agotamiento. pareceré—en actos de adoración; estos términos aparecen en la ley que ordena la aparición personal prescrita de los judíos en el santuario.
3. ¿Dónde está tu Dios?—Insinúa que le había desamparado Dios (Salmo 3:2; Salmo 22:8; 2 Samuel 16:7).
4. Acordaréme—La memoria de este tiempo de aflicción dará mayor fervor a los privilegios del culto, cuando sean recobrados.
5. Por tanto reprende su alma desalentada, y se reconforta en la seguridad de su esperanza. saludes—socorro. presencia—rostro (cf. el Salmo 4:6; el 16:11; Números 6:25).
6. El abatimiento expresado de nuevo por tanto—es decir, no hallando consuelo en mí mismo, torno a ti, aunque estoy en esta distante “tierra del Jordán y de los (montes) Hermonitas”, la región al este del Jordán. monte de Mizhar—nombre de una pequeña colina en contraste con las montañas que rodean a Jerusalén, acaso expresa el desprecio con que se miraba el lugar del destierro.
7. El ruido de las ondas sucesivas, correspondientes a las inundaciones por las lluvias, representa las amarguras que le oprimían.
8. Aun cuenta con un río igualmente constante de misericordia divina que motivará su alabanza e inspirará su oración a Dios;
9, 10. en vista de lo cual dicta para sí mismo una oración basada en su aflicción, agraviada como estaba por los gestos crueles y sugestiones pérfidas de sus enemigos.
11. Renueva la reprensión propia y vuelve a alentar sus esperanzas. salvamento—salud, o socorro. delante de mí—salud de mi rostro, que me alienta, que ahuyenta las nubes de tristeza de delante de mi rostro. Dios mío—De su existencia y de su favor mis enemigos quieren hacerme dudar.