Salmo 73:1-28
1 Salmo de Asaf.
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De Asaf—(cf. la Introducción). Dios es bueno a su pueblo. Pues aunque el salmista fué tentado por la prosperidad de los malos y las aflicciones de los justos a dudar del gobierno de Dios, sin embargo la terrible ruina repentina de los impíos, a la luz de la revelación de Dios, le reasegura el corazón, y reprochándose su locura, renueva su confianza en Dios, y celebra su bondad y amor.
1. El anuncio abrupto del tema indica que es la conclusión de un perplejo conflicto mental, luego detallado (cf. Jeremias 12:1). Ciertamente—o, de cierto, es así, los limpios de corazón—describe el verdadero Israel.
2. Las figuras empresan la fe fluctuante del salmista, en términos que denotan bamboleo y debilidad (cf. el Salmo 22:5; Salmo 62:3).
3-9. Los malvados prósperos son insolentes y arrogantes (cf. el Salmo 5:5). Mueren, así como viven libres de las perplejidades; el orgullo los adorna, y la violencia es su ropaje; en efecto, se inflan por su éxito inaudito. soltáronse—lit., se burlan (presente), hablan maliciosa y arrogantemente, y hasta invaden el cielo con la blasfemia (Apocalipsis 13:6), y cubren la tierra con calumnias (Job 21:7).
10-12. Por tanto el pueblo de Dios se confunde; dan vuelta acá y acullá, perplejos, dudando del conocimiento y cuidado de Dios, y tristes. sin ser turbados—siempre seguros.
13, 14. El salmista, compartiendo dichas perturbaciones, se preocupa especialmente por su propio caso, pues a pesar de lo diligentes que fuesen sus esfuerzos por llevar una vida santa, se hallaba aún duramente probado.
15. Libre de figuras de dicción, este versiculo expresa una suposición, “Si yo hubiese dicho …” dando a entender que había callado sus dudas. nación de tus hijos—tu pueblo (1 Juan 3:1, Joel 3:1). habría negado—lit., engañado, o desviado.
16, 17. Con todo pensaré—lit., estudió (pretérito), ponderó este enigma; pero en vano; siguió siendo impenetrable, hasta que él vino—al santuario—para inquirir (cf. Éxodo 25:22; Salmo 5:7; Salmo 27:4).
18-20. El fin, o futuro de ellos (Salmo 37:37), que es lúgubre, terrible, y súbito (Proverbios 1:27; Proverbios 29:1), agravado y apresurado por el terror. Como uno desprecia un sueño fantástico, así Dios, levantándose para juicio (Proverbios 7:6; Proverbios 44:23), desprecia la vana sombra de felicidad de ellos (Proverbios 39:6; Isaías 29:7). Su ruina es como una casa que se desploma (Isaías 74:3).
21, 22. Confiesa cuán ignorante y falto de entendimiento había sido su modo de pensar. acerca de ti—para con Dios.
23. Con todo—quedaba con Dios, como beneficiario dependiente, y Dios le guardó de caer (v. 2).
24. Se acallan todas sus dudas en la confianza de la divina dirección y la gloria futura. me recibirás en gloria—(cf. el Salmo 68:18; Efesios 4:8).
25, 26. Dios es el único bien que le satisface. la roca—(Efesios 18:2). porción—(Efesios 16:5; Lamentaciones 3:24).
27, 28. La suerte de los apóstatas, descrita en una figura de frecuente uso (Jeremias 3:1, Jeremias 3:3; Ezequiel 23:35), se contrasta con la felicidad del salmista en su intimidad con Dios (Santiago 4:8) y con su goza de declarar sus alabanzas.