La raíz de todos los males es la codicia, [6] o el amor al dinero, como en el griego; un hombre codicioso que está dispuesto a sacrificar su alma por dinero. (Witham) --- Esta verdad es verificada e ilustrada por el ejemplo de Judas, en el evangelio; de Ananías y Saphira, en los Hechos; de Demas, mencionado por San Pablo en su segunda epístola a Timoteo; y muchos otros, que han hecho naufragio de su fe por su afán de obtener riquezas.

Quien busca con gran avidez los bienes visibles y terrestres, no se puede suponer que tenga mucha fe en las cosas celestiales e invisibles. Abandona un bien futuro real y sustancial para buscar una felicidad engañosa que se presenta, pero que será fuente de males presentes y futuros.

[BIBLIOGRAFÍA]

Cupiditas, griego: philarguria, amor pecuniæ.

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