Los maldijo. Esta maldición, que fue seguida por un juicio de Dios tan visible, no fue efecto de la pasión, ni del deseo de vengarse; sino de celo por la religión, que fue insultado por estos muchachos, en la persona del profeta, y de una inspiración divina; Dios estaba resuelto a castigar de esta manera a los habitantes de Betel (la sede principal del culto al becerro) que habían educado a sus hijos en un prejuicio contra la religión verdadera y sus ministros.

(Challoner) --- Los mismos muchachos no eran tan pequeños como para no darse cuenta del insulto que estaban ofreciendo a un ministro del Dios de Judá; y probablemente actuaron así por odio a él, por instigación de sus padres idólatras. (Sanctius) (Calmet) --- Señor. Llamó a él (Menochius) para vengar su propia causa, (Haydock) "para que la gente aprenda a cuidar sus almas, por el miedo a la muerte". (San Agustín) (Du Hamel)

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