Si yo, con quien ustedes están en deuda por la predicación del evangelio, he renunciado a mis derechos, sin querer recibir nada de ustedes, y aun trabajando con mis propias manos para las necesidades de la vida, ¿cómo van a soportar los que lo hacen? nada y, sin embargo, se mantendrá a expensas de otro? porque San Pablo había sido testigo entre ellos de algo de esta disposición ociosa. (Estius)

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