Se demoró, suplicando al Señor que salvara la ciudad; y reacio, tal vez, a perder todas sus propiedades, por lo que había elegido esa morada. --- Lo perdonó a él, a su esposa y a sus dos hijas, por su bien. Estos cuatro eran todos los que eran incluso tolerablemente justos: porque pronto los encontramos dando señales de su debilidad y del peligro al que incluso los mejores están expuestos por malas comunicaciones. (Haydock)

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