El sol. Este segundo sueño confirmó la verdad del primero. José lo relata con sencillez, sin sospechar la mala voluntad de sus hermanos: pero su padre percibe fácilmente el efecto que tendría la narración y desea que sea más cauteloso. Incluso señala la aparente incoherencia del sueño, ya que Rachel, que parecía intencionada por la luna, ya estaba muerta; a menos que este sueño sucediera antes de ese evento.

San Agustín (q. 123) observa que esto nunca se verificó literalmente en José, sino en Jesucristo, a quien prefiguró. (Calmet) --- Algunos piensan que Bala, la nodriza de José, estaba destinada a la luna. (Tirino)

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