Tú eres mi Hijo, hoy te he engendrado. Estas palabras, aunque comúnmente se exponen de la generación eterna del Hijo de Dios en el día o el momento de la eternidad, sin embargo, pueden aplicarse verdaderamente a Cristo hecho hombre por su encarnación, o a Cristo resucitado de entre los muertos, como las usan. San Pablo, (Hechos xiii. 33.) porque el mismo Cristo en ambos sentidos es el Hijo de Dios. Fue el único Hijo verdadero y natural de Dios, que se hizo carne, que se hizo hombre, que se levantó de entre los muertos; y el Padre eterno manifestó a su Hijo eterno por su encarnación, y lo mostró triunfante sobre la muerte por su resurrección.

--- Seré para él un padre, etc. Aunque estas palabras podrían ser literalmente dichas de Salomón, sin embargo, en el sentido místico (principalmente intencionado por el Espíritu Santo) deben ser entendidas por Cristo, quien en un sentido mucho más apropiado es el Hijo de Dios. (Witham)

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