Dios ha purificado. No es que el Todopoderoso ya hubiera santificado a los gentiles; pero él los había llamado para que así fueran. Había derribado el muro de separación que se había levantado entre judíos y gentiles; había hecho un redil para contener a todas las ovejas bajo un solo pastor. Jesucristo, por su sangre, había reconciliado generalmente a toda la humanidad con su Padre. En este sentido, todos eran puros; es decir, todos tenían derecho, como todos fueron llamados, a participar de los méritos del Hijo de Dios.

Todos tenían derecho a comunicarse en las verdades del Evangelio y en los sacramentos, que eran los canales designados a través de los cuales se aplicaban las gracias y los méritos de Jesucristo. (Calmet) --- Aquí, entonces, Dios le anunció por primera vez a Pedro, que había llegado el momento de predicar a los gentiles para salvación, no menos que a los judíos; con plena libertad para comer todas las carnes, sin respetar la prohibición de algunas que establecía la antigua ley. (Bristow)

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