Los exorcistas judíos. Entre los judíos había algunos que, al invocar el nombre del Dios verdadero, a veces echaban fuera los espíritus malignos. Pero estos hijos de Esceva, al ver que San Pablo echaba fuera demonios, invocando el nombre de Jesús, creyeron conveniente hacer lo mismo, aunque no creían en Jesucristo. Y Dios los castigó de esta manera, como aquí se relata, al menos a dos de ellos. (Witham) --- No se sabe si los judíos realmente poseían el poder de exorcizar a los demonios.

Desde el capítulo 12 de San Mateo, uno se inclinaría a la opinión afirmativa, ya que nuestro Salvador parece mencionarlo como algo bien atestiguado. Los judíos fingieron haber recibido sus exorcismos de Salomón. Por otro lado, ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento aprobaron este poder en ellos ni se menciona en ninguna parte de las Escrituras que Salomón fue el autor de tales cosas. La antigua ley era particularmente severa al condenar todo tipo de encantamiento.

Es cierto que, en el tiempo aquí mencionado, agregaron mucha superstición y magia a estos ritos. (Tirino y otros.) --- Josefo menciona casos notables de su poder en exorcismos realizados en su propia presencia, y en la del emperador Vespasiano, y todo su ejército. (Lib. Ii. Cap. 25. La guerra judía) --- Posiblemente se podrían realizar cosas extraordinarias por medio de la magia y la connivencia entre estos impostores y los demonios.

Que este poder de expulsar demonios reside en la Iglesia, cada página de la historia eclesiástica primitiva, testifica. Las Escrituras también son igualmente explícitas sobre este tema. Los exorcismos, dice San Cipriano, son los tormentos espirituales y los azotes de los demonios. (Ep. Ad Demetrium.) --- Fue por eso que los judíos, en esta ocasión, usaron el nombre de Jesús; un nombre terrible para los espíritus infernales, para añadir poder a sus imprecaciones.

Tertuliano insiste en hechos de este poder en los cristianos, con mucha energía y elocuencia, en su Apología. Prudencio ha registrado lo mismo, con igual elegancia, en su verso --- -Torquetur Apolo

Nomine percussus Christi, nec fulmina verbi

Ferre potest. Agitante miserum verbera linguæ.

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