En palabras y en hechos. Moisés fue persuasivo y poderoso en el razonamiento; pero tenía un impedimento en su habla, como sabemos por Éxodo IV. 10. y iv. 12. Poseía, además, fuerza, energía y grandeza en su discurso. De esto tenemos abundantes pruebas en sus libros. Es inimitable en la narración, tan a menudo como escribe leyes, compone cánticos o hace arengas. Es simple, claro, sublime, vehemente, conciso, prolijo y rápido, por turnos, según lo requiera la naturaleza de su tema.

También era poderoso en el trabajo. Toda su conducta fue sabia, virtuosa, ilustrada, tanto en asuntos de política como en la guerra. Era un capitán capaz, antes de ponerse a la cabeza de los israelitas. (Calmet) --- Josefo nos asegura que se convirtió en un gran conquistador.

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