Nadie ha subido, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. Estas palabras, repetidas varias veces por nuestro Salvador, en su sentido literal y obvio, muestran que Cristo estaba en el cielo, y tenía un ser antes de nacer de la Virgen María, contra los cerintios, etc. Que descendió del cielo; que cuando se hizo hombre y conversó con los hombres en la tierra, estaba al mismo tiempo en el cielo.

Algunos socinianos nos dan aquí su fantasía infundada de que Jesús, después de su bautismo, hizo un viaje al cielo y regresó antes de su muerte. Ni tampoco esto lo haría estar en el cielo, cuando habló esto a sus discípulos. (Witham)

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