Ver 1. Este conocimiento que tenían los fariseos de que nuestro Salvador había hecho tantos discípulos y bautizado a tales miembros, no pudo persuadirlos de que lo siguieran para su salvación; de lo contrario, Cristo no se habría apartado de Judea. Jesús sabía muy bien que esto, su conocimiento, no produciría su conversión, sino que sólo despertaría su envidia y los animaría a perseguirlo; y por eso se retiró. De hecho, podría haber permanecido entre ellos en seguridad, si hubiera elegido ejercer su poder; pero no quiso: para dejar un ejemplo a sus fieles siervos, enseñándoles a huir de la ira de sus crueles perseguidores. (San Agustín)

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