Extraño. Quizás el prosélito de la justicia, no simplemente de la puerta, porque a estos últimos se les permitió comer y comprar lo que había muerto por sí mismo, Deuteronomio xiv. 21. --- Limpio, habiendo ofrecido el sacrificio, cap. iv. 27. Pero si comía tales cosas a sabiendas, o descuidaba estas regulaciones, era castigado con mayor severidad. (Haydock)

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