Lavado, etc. No había nada ordenado por la ley con respecto a este lavado de manos, que los fariseos observaban antes de comer carne. Cristo y sus apóstoles se lavaron las manos cuando quisieron, sin buscar misterio alguno en tales cosas, ni hacerse vanas obligaciones en cosas frívolas e indiferentes. No descuidaron lo ordenado por la ley en ciertos casos para la purificación; pero además de eso, no observaron nada más. (Calmet)

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