En el primer reloj está la infancia, el comienzo de nuestra existencia, y en el segundo se entiende la virilidad, y en el tercero se entiende la vejez. Por tanto, el que no cumpla los mandatos de nuestro divino Maestro en la primera o segunda vigilia, tenga cuidado de no perder el alma por descuidar la conversión a Dios en su vejez. (San Gregorio en Santo Tomás de Aquino)

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