Con estas palabras les reprocha que sabían bastante bien cómo juzgar el tiempo por la apariencia de los cielos; pero ignoraban cómo distinguir los tiempos: es decir, no podían discernir que el tiempo marcado por los profetas, para la venida del Mesías, se había cumplido. En Palestina, el mar Mediterráneo, que estaba al oeste, estaba acostumbrado a enviar nubes y lluvia; y los vientos del sur, que venían de Arabia y Egipto, países muy cálidos, provocaban sequedad y calor. (Calmet)

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