Los hijos de la resurrección; es decir, de los justos, que resucitarán a una feliz resurrección; no sino que los impíos también resucitarán, sino para su condenación y mayor miseria. (Witham) --- Jesucristo comienza declarando la gran diferencia entre el estado de cosas en esta vida terrenal y en la venidera: ese matrimonio necesario aquí, será innecesario en el futuro. Porque, en esta vida, son hijos de hombres, sujetos a la muerte, y por lo tanto bajo la necesidad de continuar su carrera por generación; pero en la próxima vida, serán hijos de resurrección, vivirán por la eternidad, para no morir nunca, y consecuentemente serán hijos de Dios e inmortales.

La resurrección es una especie de regeneración a la inmortalidad. Por eso San Pablo explica a nuestro Salvador resucitado estas palabras del Salmo II: Mi Hijo eres tú, yo te engendré hoy. (Calmet)

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