Debemos recordar que a los fieles observadores de la ley mosaica, no sólo se les dieron bienes presentes, sino que se les prometió la felicidad de una vida futura. Por eso nuestro Señor preguntó con razón si había guardado los mandamientos. La vida inocente de este joven merece nuestra imitación. (Ven. Bede)

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