Toca su manto. Dios Todopoderoso se complace en dar de vez en cuando a las reliquias y ropas de sus piadosos y fieles servidores, un grado de virtud. Ver Hechos v, y xix, donde la sombra misma de San Pedro, y los pañuelos y delantales que habían tocado el cuerpo de San Pablo y fueron llevados a los enfermos, curaron sus enfermedades y desterraron a los espíritus malignos. Véase San Juan Crisóstomo, T. 5. contra Gent. en vit. Babyl \ '9c. San Basilio dice: "el que toca el hueso de un mártir, recibe en cierto grado la santidad de la gracia o virtud que hay en él" (San Basilio en el Salmo cxv.)

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