Hemos canalizado. Cristo, dice San Jerónimo en este lugar, estaba representado por los niños que tocaban flautas o flautas, y San Juan por los que lloraban; porque Cristo no se negó en ocasiones a comer y conversar con los pecadores. (Witham) --- Jesús muestra a los judíos mediante este símil, que se había esforzado por inducirlos, mediante la vida común que llevaba, a una imitación de sus virtudes; y no habían cumplido su deseo.

--- Nos hemos lamentado. Esta parte debe entenderse de San Juan, que llevó una vida muy austera y, sin embargo, fue despreciado por los judíos. (San Jerónimo en Santo Tomás de Aquino) --- Similar a esta es la queja del Todopoderoso, por boca del profeta Isaías: ¿Qué es lo que yo debí haber hecho a mi viña y no lo hice? Nuestro Redentor y el Bautista imitaron a los hábiles cazadores, que se valieron de diversas y opuestas estratagemas, para que si el ágil animal escapa de una, caiga en otra.

Como los hombres comúnmente están más comprometidos con el ayuno y las austeridades, por lo tanto, el Bautista las practicó en el más alto grado, para que así pudieran convencerlos de que creyeran en sus palabras. Cristo, más condescendiente a su debilidad, no abrazó esta rígida forma de vida, aunque al mismo tiempo la santificó y aprobó con su ayuno de cuarenta días y su extrema pobreza, al no tener dónde reclinar la cabeza.

Era mejor que la doctrina de nuestro Salvador fuera aprobada por alguien que practicaba la austeridad, que que él mismo ayunara y viviera rígidamente. Si los judíos admiraban el ayuno y la penitencia, ¿qué palabras deberían haberlos conducido al Hijo de Dios? Si el ayuno les pareció doloroso y prohibitivo, ¿por qué no se unieron a Jesús, que vino a comer y beber, y compadeció sus debilidades? ¿De qué manera, escogieran, hubieran llegado a la salvación? (San Juan Crisóstomo, hom. Xxxviii.)

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