Déjalos solos. Por tanto, no debe inferirse que no deseaba la conversión de los escribas y fariseos. Sólo dice: si, por su propia perversidad, optan por aceptar el escándalo, que lo hagan; no debemos descuidar la enseñanza de la verdad, aunque desagrade a los hombres. (San Jerónimo) --- Cuando, dice San Gregorio, vemos surgir un escándalo de nuestra predicación de la verdad, debemos más bien permitir que suceda que abandonar la verdad.

Nuestro Señor dice que son ciegos, dejémoslos. Porque la tierra que a menudo ha sido regada con el rocío del cielo, y que todavía sigue siendo estéril, está desierta. He aquí, tu casa quedará desolada. (Lucas xiii. 35) E Isaías (v. 6) dice: No será podada ni cavada, sino que le sobrevendrán cardos y espinos; y ordenaré a las nubes que no lluevan más sobre ella. Porque, aunque Dios nunca niega al hombre la gracia suficiente para permitirle levantarse, si le place, a veces niega la asistencia que facilitaría su ascenso.

El estado de un pecador es entonces verdaderamente desesperado, cuando Cristo les dice a sus discípulos que lo dejen. Porque así como los sodomitas fueron destruidos, tan pronto como Lot, que era justo y bueno ante los ojos de Dios, se apartó de ellos, y como Jerusalén fue devastada cuando Jesús salió de ella (porque padeció fuera de las puertas), así el pecador se encuentra en un estado muy peligroso, cuando los ministros de la religión lo dejan como infectado con una enfermedad mortal. (Paulus de Palacio)

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