Y Jesús se acercó y tocó. Los aterrorizados discípulos seguían postrados en el suelo e incapaces de levantarse, cuando Jesús, con su habitual benevolencia, se acerca, los toca, les expulsa el miedo y les devuelve el uso de sus miembros. (San Jerónimo)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad