San Pedro sabía que los judíos eran muy dados a la venganza; por tanto, pensó que era una gran prueba de virtud superior poder perdonar siete veces. Por eso propuso esta pregunta a nuestro Señor; quien, para mostrar cuánto estimaba la caridad, respondió inmediatamente, no sólo siete veces, sino setenta veces siete veces. No quiere decir que este número deba ser el límite de nuestro perdón; debemos perdonar hasta el final y nunca vengarnos, por muy a menudo que nuestro hermano nos ofenda.

No debe haber fin de perdonar a los pobres culpables que se arrepientan sinceramente, ya sea en el sacramento de la penitencia, o de un hombre a otro por sus ofensas. (Bristow) --- Para recomendar con más fuerza esta gran virtud, se une a la parábola del rey tomando sus cuentas: y, por la gran severidad allí ejercida, insinúa cuán rígido será su Padre celestial con aquellos que no perdonan a sus enemigos. . (Denis el Cartujo)

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