Con voz fuerte. En esto nuestro Redentor confirma lo que le había dicho a Pilato; Tengo el poder de dar mi vida, y tengo el poder de retomarla: porque lloró a gran voz, y en la misma hora del sacrificio vespertino, para mostrar que fue por el efecto de su propio será que murió. (San Juan Crisóstomo, hom. Lxxxix.)

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