Los herejes y los malhechores sufren ocasionalmente, pero no son por eso bendecidos, porque no sufren por la justicia. Porque, dice San Agustín, no pueden sufrir por la justicia, quienes han dividido a la Iglesia; y donde falta una fe sana o caridad, no puede haber justicia. (Cont. Epis. Parm. Lib. I. Cap. 9. ep. 50. ps. 4. conc. 2.) (Bristow) --- Por justicia entendemos aquí la virtud, la piedad y la defensa del prójimo.

A todos los que sufren por este motivo, les promete un asiento en su reino celestial. No debemos pensar que sólo sufrir persecución, será suficiente para darnos derecho a las mayores promesas. Las persecuciones que sufrimos deben sernos infligidas por él, y los males que se hablan de nosotros deben ser falsos y contradecirse con nuestras vidas. Si estas no son las causas de nuestros sufrimientos, lejos de ser felices, seremos verdaderamente miserables, porque entonces nuestra vida irregular sería motivo de las persecuciones que sufrimos. (San Juan Crisóstomo, hom. XV.)

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