No juzguéis, [1] ni condenéis a otros precipitadamente, para que no seáis juzgados ni condenados. (Witham) --- San Jerónimo observa, Cristo no prohíbe del todo juzgar, pero nos indica cómo juzgar. Donde la cosa no nos mira, no debemos emprender a juzgar. Donde bien tenga una interpretación favorable, no debemos condenar. Los magistrados y superiores, cuyo oficio y deber les obliga a juzgar las faltas, y para su prevención condenarlas y sancionarlas, deben guiarse por la prueba, y siempre inclinarse hacia el lado de la misericordia, donde concurren atenuantes.

El vicio desnudo y los pecadores notorios deben ser condenados y reprobados por todos. (Haydock) --- En este lugar, nada más se quiere decir que siempre debemos interpretar las acciones de nuestro vecino de la manera más favorable. Dios nos permite juzgar acciones que no se pueden hacer con la intención correcta, como el asesinato. En cuanto a las acciones indiferentes, siempre debemos juzgar en el sentido más favorable. Hay dos cosas en las que debemos estar particularmente en guardia: 1. Con qué intención se realizó tal acción. 2. Si la persona que parece malvada no se volverá buena. (San Jerónimo)

[BIBLIOGRAFÍA]

Nolite judicare, griego: krinein, que significa juzgar o condenar.

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