Cualquier cosa que pidamos que sea necesaria para la salvación con humildad, fervor, perseverancia y otras circunstancias debidas, podemos estar seguros de que Dios nos lo concederá cuando sea mejor para nosotros. Si no obtenemos lo que pedimos, debemos suponer que no conduce a nuestra salvación, en comparación con lo cual todo lo demás es de poca importancia. (Haydock)

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